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JAMES HAMMER

Estaba solo en casa después de que nada en la oficina saliera bien. Tenía una jaqueca de la que un par de aspirinas no se habían encargado y una cita en los juzgados el día de mañana con los agentes de FBI, por un supuesto fraude en el que me involucraba le había dado el día libre a David y Steve se llevo a casa la otra mitad del papeleo y solo quería descansar pero antes debía terminar este papeleo. Ahí fue cuando tocaron a la puerta.

Normalmente no abriría de una recordando lo que pasó a John Lennon pero al ver la cara de quien no conocía me entró la curiosidad.

Por el interfón me dice un extraño:

—Oiga amigo su novia se quedó dormida en mi taxi.

—¿Mi novia? —pregunté curioso, seguro se trataba de una equivocación.

—Pues si, me dio esta dirección y de camino no dejaba de decir que iba a casa de su novio.

—Ya voy—dije presionando el interfon, al salir empezó a chispear un poco, se avecinaba una tormenta, pensé que solo se trataba de un error pero al ver a Elizabeth dormida en la parte de atrás del taxi me apresuré a abrir la puerta.

En cuanto la tomé en brazos se acurrucó contra mi pecho y me sujeto del cuello.

—¿Que te pasó? —dije—¡Elizabeth! —le grité pero no me escuchaba al parecer.

—Creo que ya se durmió amigo, —dijo el taxista— por cierto, amigo mi paga. —dijo ese tipo.

—Ahhh si si, solo déjeme ponerla en la cama y le pago, —puso mala cara pero creo que al fin le había causado una molestia, por no hablar de la lluvia inminente.

—Ahhhh —suspiro Liz en mi cuello re acomodándose, pareciera una sirena en este vestido de coctel blanco con apliques grises y verdes que dejaban sus brazos y piernas a la vista, al verla no pude más que sonreír.

La deje en el sillón pues era lo más cercano posible y no planeaba al parecer dejarme ir o soltarme traté hasta que rompí un poco el abrazo mortal del que me tenía atrapado y salí pronto a la puerta y en la entrada el taxista tenía cara de molestia.

Busqué en el asiento y vi su bolso, celular y una botella que parecía agua, pero al olerla casi imperceptible daba el tono de algo afrutado pero potente.

Le pague al chofer y le di una propina con la que a lo mejor pensó que todos sus esfuerzos quedarían resueltos, la cara de molestia si desapareció al menos.

—Gracias, —dije al verlo irse, la lluvia era fina pero empezaba a arreciar, entre rápido a la casa mis ojos no mentían ahí estaba Elizabeth Master's en mi sofá borracha o mareada y al parecer por alguna razón cuando me acerque a ella no olía a alcohol.

De pronto se dio la vuelta y se cayó contra la mesita de centro y se dio un golpazo en la alfombra, me apresuré a recojerla del piso fui rápido a tratar de agarrarla y murmuró algo

—Mmmm auuuu mmmm. —dijo reacomodándose.

—Ya ya, dije en búsqueda de que se parara o al menos que se sentara pero seguía retorciéndose en mis brazos la tome de la cintura y le dije:

—Siéntate lizzi, despierta, ayúdame...

—No me digas lizzi—trata de balbucear.

—Ok lizzi—dije al acomodarla en el sillón, después me agarró por los pantalones y me jaló termine con los brazos al lado de su cabeza para no aplastarla y los pantalones a media pierna ella seguía jalándome que fuerza tenia esta mujer.

ESE DEMONIO ES MI...NOVIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora