Capítulo 4

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Recitaba una y otra vez en su mente aquel
poema que escuchó brotar suavemente de la boca ajena. Las palabras, el sentimiento, eran todas una caricia ardiente. Por eso, cuando él dijo que ya no habría más poemas, que ya no habría más ese poema, su poema, el corazón frágil y tierno comenzó a doler, poco a poco los latidos fueron más lentos; el muchacho había muerto. Asesinado por la crueldad de sus propios actos, de los juegos retorcidos, los golpes placenteros y dolorosos provocados al joven amante terminaron matándole.

Dean y Castiel. Negro ébano y rubio sol. Cielo azul, la tierra verde y viva. A la orilla de la carretera el enamorado y perturbado chico le quitó la vida.

On the highway of regret » Destiel AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora