Capitulo 1.-

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Me despierto por el fuerte dolor de espalda. Me cuesta abrir los ojos y me duele la cabeza a causa de la resaca. Me desperezo y me incorporo. ¿Qué? Estoy en el suelo de la cocina. Juraría que anoche cuando llegue subí a la habitación. Voy vestido con la misma ropa que anoche. El olor a alcohol que desprende mi ropa es insoportable. Me desnudo en la cocina y meto toda la ropa en la lavadora. Ir desnudo por la casa me resultaba bastante cómodo.  Total ¿Quién me va a ver? Me dirijo al baño y me doy una ducha. Cualquier ruido me molesta. Me visto y bajo otra vez a la cocina. Me preparo un café y unas tostadas. Mientras desayuno se escucha un gran estruendo proveniente de la calle. Más concretamente de la acera de enfrente.  Me asomo a la ventana y veo a una de las nuevas vecinas. Ayer me pareció ver a dos. No tardaría mucho en averiguar si había más. La echo un vistazo de arriba a abajo. No está mal, nada mal. ¿Salgo? ¿Por qué no? En el espejo de la entrada me sacudo con los dedos el pelo y me remango las mangas de la camiseta hasta los hombros para que se vea que paso tiempo en el gimnasio. Al abrir la puerta de la calle el aire fresco me golpea la cara. En el ambiente se notaba que dentro de poco llegaría el verano. Aunque de vez en cuando las temperaturas bajaran. Me quedo durante un instante en el porche. Dudo si ir o no. La chica se gira. Su larga melena rubia parece tener vida propia a causa del aire. La mirada que me dedica es la señal. A simple vista la he gustado. Lo sé. Abre sutilmente la boca. ¿Asombro o provocación? ¿Me ha guiñado un ojo? Eso creo. Tiene ganas de jugar. Me gusta. “Espera a ver lo que tengo debajo de los pantalones” pienso. Cruzo la calle con una gran sonrisa seductora en mi cara.

-Hola. Soy Logan.- digo dándola dos besos. Intento sonar provocador.

Esto normalmente las incomoda pero esta parece ser de las mías. Demasiado fácil para mí. Aun así quiero enseñarla lo que soy capaz de hacer en la cama.

-Sam.- dice guiñándome un ojo. ¿Otra vez? Parece que eso la suele funcionar. De virgen no tiene ni  un pelo.

-Ya tengo plan para esta noche –  Mierda. ¿Lo he dicho en alto? Me río internamente

Ella ríe.

-Justamente estaba pensando lo mismo-

-¿Te ayudo?-

-Si por favor.-

La puerta de su garaje está atascada. Ha intentado subirla desde fuera pero no ha habido resultado. Entramos a su casa. Ella va delante me coge de la mano y me conduce hasta el garaje. Se mueve muy lentamente  estoy más que seguro de que lo está haciendo aposta. Niego con la cabeza pero no consigo reprimir una pequeña sonrisa. Creo que estás perdiendo puntos conmigo guapa. Echo un rápido vistazo a la casa antes de entrar en el garaje. Hay un coche negro aparcado. Sam me ha soltado la mano. Yo aprovecho y observo el coche más de cerca. Lo acaricio mientras silbo. No parece ser de ella simplemente porque es negro. Estoy seguro de que el suyo es rosa o rojo. ¿Tendrá pareja? No creo o eso espero. No quiero verme envuelto en problemas.  La chica rubia me saca de mis pensamientos cuando se agacha delante de mí. Wow. No voy a tener que utilizar mis encantos para llevarla a mi casa esta noche. Está haciendo todo el trabajo ella. Me agacho a su lado y observo la puerta. La verdad es que nunca he hecho esto. Cojo una fina tubería de algún material resistente que Sam me está ofreciendo.  Desde dentro consigo apalancar la puerta y subirla unos centímetros. No creo que el apaño este dure mucho. Sam hace como que se esfuerza pero sé que lo único que pretende es que me fije en ella. No para de moverse por el garaje en busca de algo que ni siquiera sabe ella lo que es. “Familia rica” supuse al instante.

-Tengo esto- dice después de un silencio bastante incómodo.

Levanto la vista y lleva en las manos una caja de herramientas.

-Ven.- la digo

Ella hace lo que la digo. Se agacha para quedar a mi nivel. La cojo de la cintura y la coloco delante de mí. Suelta una risita tonta.

-Agarra esto mientras busco algo más resistente.-

Me levanto para buscar en la caja de herramientas. No sé por qué razón Sam suelta la tubería. La puerta baja chirriando. El fuerte ruido que hace me está matando. El dolor de cabeza solo aumenta. Me asusto al escuchar la puerta detrás de mí. Una chica de ojos marrones y pelo castaño entra en el garaje y parece enfadada. Oh, tu eres más guapa que la rubia. Se está conteniendo por no ser borde. Me gusta.

-Buenos días – dice Sam y se incorpora.

La dedico una sonrisa y me acerco más a ella.

-Hola. Soy Logan. El vecino de enfrente.- le tiendo la mano.

-Enma.-  dice y me la estrecha. Por unos instantes me mira pero enseguida corta el contacto visual. La incómodo.

-Vístete que nos vamos- la ordena la rubia.

Ella finge una sonrisa y se va. Antes de hacerlo da un portazo. La cabeza me retumba y creo que me voy a caer. Decidimos que ya arreglaría la  puerta otro día.

-¿El baño?-

Supongo que la casa es como la mía. No tengo ninguna intención de ir al baño solo quiero volver a ver a Enma. “Bonito nombre” pienso.

-Arriba a la izquierda al fondo del pasillo.

Como supuse. Dejo a la rubia en la planta baja y subo las escaleras de dos en dos. Me asomo por la barandilla para tener una vista más amplia de la planta baja. Sam ya no estaba allí. Seguramente estuviera en la cocina. Tengo vía libre. La puerta de la que creo que es la habitación de Enma está entreabierta. Veo su figura semidesnuda moviéndose por el cuarto en busca de ropa limpia. No me ve. Tampoco quiero arriesgarme y que lo haga. Bajo las escaleras. Sam viene a mi encuentro y prácticamente a empujones me echa de su casa. Eso sí, ella también viene. “No voy a besarte ahora” pienso. Ella se apoya en la barandilla. Los dos nos asustamos al escuchar la puerta del garaje. Unos instantes después el coche negro sale de él. La tía esta me acaba de dejar fatal. Enma coloca el coche en la calle y toca el claxon para que la rubia vaya.

Antes de que se suba al coche me despido de Sam. Quiero ver la reacción de Enma asique me acerco a su ventanilla. Esta está bajada y ella distraída.

-Un placer conocerte.- La digo casi gritando.

Ella se sobresalta. Aprovecho a darla un beso en la mejilla. Sin darme cuenta inspiro su perfume. Huele genial. Interiormente no puedo parar de reír. No se lo esperaba y su cara me lo ha confirmado. Me alejo del coche y después de unos segundos lo escucho arrancar.  Sonrío al recordar su cara pero en seguida me desahogo de ese pensamiento.

Entro a casa. Escucho ruidos por la cocina.

-¿Quién eres?- digo al verla.

-¿No te acuerdas de mí?- la chica parece decepcionada.

-No. Podrías vestirte.- sugiero.

La chica agacha la cabeza y sale de la cocina. Parece que ya ha desayunado. ¿Me acosté con ella anoche? Me cuesta recordar lo que sucedió. El dolor de cabeza persiste. La última vez que bebo tanto. Busco entre los cajones algún tipo de pastilla que pueda solucionar esto. La chica vuelve a aparecer en la cocina.

-¿Te llevo a casa?-

Ella asiente. Parece que tiene más resaca que yo asique le ofrezco una pastilla. Ella la acepta. Salimos de casa, nos montamos en mi coche y me indica el camino hacia la suya. No sé porque no puedo parar de pensar en Enma. Cuando llegamos la chica me da un bofetón antes de bajar.

-¿A sí es como me agradeces que te haya traído?- río.

-Gilipollas.- gruñe.

Shades.[Dead or alive?]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora