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Haberme presentado a León el día anterior había abierto en la posibilidad que ante mí no- respuesta se había vuelto a cerrar. A veces es mínima la brecha para hacer algo a tiempo. El perfecto timing. No le contestas a la una, no le contestas a las dos y a las tres ya es tarde. Es tarde. ¿Qué se contesta cuando ya es tarde?

Y hoy a la mañana, apenas no cruzamos la mirada con León al entrar al curso, me di cuenta de que era tarde. Se había sentado en el último banco del lado de la pared y yo estoy del otro lado, en el segundo del lado de la ventana mi gente. Hizo una especie de gesto con la cabeza para saludarme que respondí como me salió. Pero seguro que fue un movimiento torpe y raro. Y me dejé caer en mi banco. No hacía falta escribir una gran respuesta pero por lo menos algo con un toque de humor. Tampoco tanto. Pero no. Silencio.

Y así transcurrió el día. El pibe obviamente tampoco me iba a venir a hablar. Vi cómo se acercaron los chicos a hablar con él en el primer recreo. Algunos. Otros lo miraban de lejos. Para el tercer recreo me había enterado de que León venía de Buenos Aires. Y supe que eso no le iba a sumar. Ya sé cómo piensan muchos. Buenos Aires = Se la cree. Él no parecía nada de eso. Por lo poco que lo había podido observar entre clase y clase, disimuladamente, me pareció que todo le seguía importando muy poco, que estaba ahí porque no había otro lugar donde estar. Al final casi como nos pasa a todos.

Las chicas me gastaron un poco cuando Rosario les contó que me había visto hablando con él. Se reía mientras les decía que seguro que yo lo conocía de antes y que al final hay que hacer lo que uno siente. Yo todavía no entiendo sí fui obediente siguiendo el pedido de la preceptora de que nos fuéramos presentando o sí hice lo que había sentido hacer. Seguramente un poco de ambas. Pero también está nuevo que me atraviesa y me lleva a cortarme el pelo sin previo aviso, de la nada, desnuda en medio del baño aunque tenga que terminar la peluquería para que me lo emparejen. Lo mismo me lleva hablarle a León y después no contestarle.

Péndulo, yo

Intermitente RafaelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora