¿Que pasaría si un simple proxie se enamorara de un chico con el que convive?
No puede ser posible que sienta esto hacía un chico.
Mi hermana me dijo que encontraría a una buena chica, no un buen chico.
No, no... Esto no me puede estar pasando.
Anduve por el castillo puerta por puerta encontrando todo tipo de gente, dos demonios haciendo un trio con Homer Simpson, otros dos demonios pinchandole el cuerpo a un bebé.
Llegué a una puerta enorme enorme hecha de oro con dos antorchas gigantes a los lados, sé que es el lugar donde Zalgo está pero a la vez se que la lucha será muy dura. Todo por Toby...
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Cogí aire y abrí la puerta con dificultad la cual se abría emitiendo un chirrido algo molesto. Una vez abrí del todo allí se encontraba él, pero en su forma decente, un hombre pelirrojo, de piel perfecta, pelo largo y ropa casual.
Nada más puse un pie en el salón, se giró hacia mí con un semblante apaciguado.
-Hola Ben Drowned, que predecible visita.- sonrió cínicamente mientras caminaba hacia mí por el enorme salón. - No te veía desde que te moriste y te mandé con Slender ¿qué te trae aquí.? Déjame adivinar.- Hizo un gesto como que pensaba.
-¿Viniste quizás por la muerte de tu queridísimo Toby?- caminó rodeandome. -Puede ser, tuvo una muerte tan triste... Esperándote, esperando a que pudieras salvarlo de Slender. Pero en fin.-
-Vine porque quería pedirte que lo revivas.- se comenzó a decir estruendosamente.
-Ay Ben, que gracioso eres, ya sabes lo que pasa cuando morimos.- se cruzó de brazos -Y además, sabes que si su alma no está en mi poder no podré darle vida aunque quiera.-
-¡Sé que lo está!- le grite desafiante apretando mis puños.
-Puede ser, pero no lo reviviré, ¡y ni te atrevas a volver a gritarme a mí! - me apretó la cara. -Al Dios de todos los creepypastas!-
-¡Me da igual!- lo empujé hacia atrás. Él solo asintió con enfado.
-Con que esas tenemos ¿eh? Bien...- desapareció en un rápido movimiento y el cuarto se llenó de gente, todos con una expresión aterradora. (MULTIMEDIA)
Detrás de todos ellos estaba Zalgo sentado en su trono con ambas manos al aire. Chasqueó los dedos y todo quedó en una oscuridad con una única iluminación, su vela.
Traté de pelear con todos a pesar de mi pierna pero eran demasiados y cada vez salían más, cada vez me agotaba más rápido, estaba apunto de rendirme hasta que vi la punta de una espada clavada en la cabeza de uno de ellos.
-¡De lleno!- me giré rápido al oír esa voz de repente, no lo podía creer.
-¡Ben!- muchas voces se me iban acercando, mientras los ojos se me cristalizaban.
-Chicos... Bloody... Dina... Lazary... Hoodie... Eyeless Jack...- esos dos últimos estaban peleando contra los engendros.
-No pensarías que te abandonariamos a tu suerte ¿Cierto?- me abrazó Dina.
