Mukosei ~ Shinsō Hitoshi

Capitulo II

El año que conocí a Midoriya Izuku, fue algo bastante complicado. Mi padre tenía dificultades para controlar su kosei por lo que fue a I-island llevando a su hermano consigo. Ella no podía ir pues era una estadía de un año, su hermano estaba por sobre ella al ser un lugar donde podía usar con libertad su kosei.

Mi madre no era una opción, mi contacto con ella era el mínimo y no soportaría pasar todo un año con ella. También porqué era una heroína activa en otro país, del cuál yo no manejaba el idioma.

Llegué a la casa de mis tios y mi primo, un chico malhumorado de actitud bastante grosera, que por cierto consideraba a las personas que yo un total desperdicio y una peste. Fantástico.

Había luchado desde pequeña con personas como el, aquéllos que creían que era inferior de alguna forma unos me trataban como la cosa más delicada del mundo y otros... me humillaban lo más que podían, recordaba cada insulto o golpe que me daban.

Un vago recuerdo de cuando tenía ocho años se cruzó por mi mente, llegaba a una escuela nueva y por ende me hicieron presentarme.

- Mi nombre es Hanabi, Bakugō Hanabi y mi sueño es ser la más grande heroína de todo Japón -. Tenía la sonrisa más grande en mi cara, iba a conocer gente nueva y les probaría que no era necesario ser poseedora de un kosei para lograr mi meta.

Los niños se acercaron a mi y simplemente les hablé, algo natural. Llegó el momento del recreó y me invitaron a jugar, usarían sus kosei para aquéllo. No me importaba en lo absoluto pues era un simple juego.

- ¿Cómo que no tienes kosei? Eres realmente inútil.

Inútil, esa palabra me acompaña desde que tengo memoria. Algunos la decían a la ligera pero no podía evitar sentirme mal. Creaba un profundo hueco en mi interior que no sabía cómo cerrar.

- Al menos tenemos alguien al que rescatar. - Una niña de cabellos azules me sonrió, al menos era algo positivo.

Al parecer eso no era suficiente, poco a poco todos me veía excluida de cualquier actividad grupal. Como erq una epoca en donde nadie controlba al cien sus particularidades resultaban clase para hacerlo, observaba desee lejos. Nunca participaba en ellas, era apenas un simple expectador.

Todo empeoró poco a poco, tenía la necesidad de destacar. Si no podía tener un kosei sería la mejor en la clase, les demostraría que no soy una inútil. Aún ostentaba a que algún día me llamarían héroe, quizás eso irritaba a todos. No era consiente de que era un sueño de lo más estúpido.

Poco a poco trataban de hacerme aterrizar, despertar de aquel mundo de ilusiones que me había creado con el apoyo de mi padre, mi único apoyo.

Primero fue un jalón de pelos, nada importante pero a medida que escalaba en el ránking de la clase peor era. Hasta que llegó el día que un grupo de niños se me acercó, estaban furiosos porqué los había superado en una actividad de educación física. Al parecer creían que había hecho trampa porqué ; -Una mukosei cómo tú no puede hacer éso sin trampas.

Estaba acorralada en una esquina de la escuela cin unos cinco niños que me observaban con ira y odio en sus rostros ¿Cómo se puede odiar a alguien que no te hizo nada?

Yo obviamente en desventaja, lo único que me quedaban eran los entrenamientos de defensa personal que me había dado mi padre, aún así no me salve.

Me empezaron a escupir y jalar el pelo. Mi única escapatoria era gritar lo más fuerte que podía, con solo intenarlo sentía mi garganta pesada, como si estuviera cerrándose de a poco. Ningún ruido podía salir, estaba ahogada en la desesperación sin poder hacer absolutamente nada. Impotente, débil y realmente inútil, deseando con todo mi ser que de milagro despertara mi kosei y así poder defenderme.