Cap.3

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Estoy tumbada cómodamente en mi cama aún medio dormida, es sábado y tengo el día libre. A penas son las ocho de la mañana pero alguien está llamando a mi teléfono. Lo atiendo:

-¿Diga?

-¿Acaso no reconoces el número de tu mejor amigo?

-¿Yunho? -me asombro- ¿Qué haces llamando tan pronto?

-Mira por la ventana.

-¿Cómo?

-Levántate de la cama, vaga. Y mira por la ventana. -me levanto perezosamente y abro las cortinas. La luz del sol me ciega. Finalmente consigo ver bien y observo a mi mejor amigo con el teléfono en la oreja y parado en la acera. Cuelgo e inmediatamente corro a abrirle la puerta. Me da igual estar con pijama y sin maquillaje. Corro a abrazarle.

-¡Yunho! Te eché tanto de menos.

-¡Venga ya! Si solo han sido unas semanitas. -dice mientras lo suelto de mis brazos.

-Lo que tu digas... Vamos a dentro.

Lo dejé en el salón y corrí a cambiarme. Luego volví a hacerle compañía.

-¿Cómo es que has venido? -pregunto.

-Me apetecía visitarte.

-¿Hasta cuándo te quedas?

-Bueno... Digamos que me he mudado. -anucia con una gran sonrisa.

-¿En serio? ¡Bien! -celebro- ¿Pero qué pasa con Lee?

-He roto con él. -dice serio.

-Oh, vaya. Lo siento. ¿Cómo no me lo has dicho antes?

-Estabas lejos, es difícil hablar de esto por teléfono. -se rasca la nuca.

-Tranquilo, te entiendo. Pero a partir de ahora nos lo contamos todo, sin excepciones.

-Por supuesto, Suni. -sonríe y me levanto del sillón para abrazarle.

Nos soltamos y me siento a su lado en el sofá. -Y bueno... ¿Cuándo me presentarás al chico que baila contigo y será tu futuro novio? -le pego cariñosamente en el brazo.

-¡Yunho! -nos echamos a reír. Y así nos pasamos horas hablando.

(...)

Yunho se ha ido hace dos horas, no tengo nada que hacer, así que me pongo a estudiar. Es horrible, pero hay que hacerlo.
Sin darme cuenta ya casi es hora de comer, me percato de eso por el sonido que emiten mis tripas. Bajaré a ver que hay en la cocina. Antes de que pueda salir por la puerta de mi habitación, alguien llama por mi teléfono. Lo miro y veo que es J-hope.

-¡Hola, J-hope!

-¡Hola! Te llamo para preguntar si estás libre ahora.

-Justo iba a comer, pero dentro de un rato sí, ¿por?

-¿Te vienes a comer a mi casa? Es que mi compañero de piso no está, y pues... Me aburro.

-Claro, yo también estoy sola. Tardo 20 minutos. Hasta luego.

-Ok, hasta luego. -me arreglo y salgo de mi casa.

(...)

Llego, toco el timbre y tras poco tiempo abren la puerta de madera. Veo a J-hope con ropa cómoda y gafas. Que bien le quedan las gafas, lo envidio.

-¡Hola! Pasa, la comida ya está casi hecha. -saluda.

-Hola. -entro en su casa.

-¿Quieres ver una película mientras comemos? -pregunta- Hice pizza.

-¡Si! ¿Qué pelicula vamos a ver?

-No sé, escójela tu. Eres la invitada. -le ayudo a llevar la vandeja al salón y ponerla en la mesa baja en frente de su sofá gris.

-¿Podemos ver It?

-Vale, pero si tienes pesadillas no me hago cargo. -levanta las manos sonriendo levemente.

-Está bien.-le sigo la broma. Empezamos a ver la película tumbados en el sofá tapándonos con una única manta a los dos. Vino una escena de susto y me pegué más a J-hope por la impresión

-Oh, perdona. -intenté separarme un poco de él. J-hope, al contrario que yo, pasó su brazo por mis hombros y me acercó a él.

-Tranquila, no molestas. -seguimos viendo la película, yo con la cabeza apoyada en su pecho prácticamente encima de él. Y J-jope rodeándome los hombros con sus fuertes y cómodos brazos, su calmada respiración me tranquilizaba tanto que me quedé dormida en esa posición.
Empecé a escuchar un ruido algo molesto, mientras volvía a la realidad y me despertaba. Sentí algo vibrar en el bolsillo de la sudadera que traía puesta, era mi móbil.

-¿Hola?

-Suni, ¿dónde estás? -era mi madre.

-Ah, estoy en casa de una amiga, viendo una película.

-¿Y quién es esa amiga?

-Es de las clases de baile, no la conoces.

-Dime su nombre.

-Mamá, nunca te has preocupado de con quien estoy, casi tengo 18 años. ¿Y te empieza a importar ahora?

-Claro que me importa quienes sean tus amigos.

-Cuando sea verdad me llamas, mamá.

-No tardes en llegar a ca... -le colgué el teléfono a mi madre. No entiendo qué le pasa. En ningún momento de mi vida se ha preocupado de con quien estoy, soy casi mayor de edad y empieza a hacerlo. No lo comprendo. Noto algo, o mejor dicho alguien moverse a mi lado, en ese momento recuerdo que me había quedado dormida junto a J-hope. 

-¿Quién era? -pregunta con voz somnolienta, por lo que puedo deducir, él también se había quedado dormido. 

-Mi madre. Dice que no llegue tarde a casa. -miro la hora en mi teléfono para informarme. Son las tres. Se lo enseño a J-hope.

-Aún es pronto. ¿Quieres ir a dar una vuelta por la ciudad? -propone él levantándose mientras se estira.

-Está bien. -copio su acción de levantarme, me dirijo a la puerta.

-Espera, no vas a salir así. -me detiene.

-¿Por qué no?

-Hace mucho frío y seguro que te enfermas, Suni. -se quedó pensando un par de segundos- Ahora vuelvo, no te muevas de ahí. -Se marchó por una puerta y al poco tiempo regresó con una chaqueta roja puesta y otra vaquera con forro de lana en la mano. Me la tendió.

-Toma, para que no tengas frío.

-Pero no hace falta. -niego.

-Hazme caso, con una sudadera sola tendrás frío. -me coloca encima la chaqueta. Suspiro.

-Supongo que no tengo otra opción. -me pongo bien la chaqueta, que me queda algo grande.

-Si aún pareces más pequeña y cute con la chaqueta tan grande. -se acerca a mí y me aprieta las mejillas.

-Te debo una.

-No debes nada.

-Sip. Te debo un café o lo que quieras. -discutiendo sobre si le debía algo a J-hope o no, salimos por la puerta a dar un paseo por las frías calles de Seúl en octubre.






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Dance With Me |J-hope|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora