Estoy tumbada cómodamente en mi cama aún medio dormida, es sábado y tengo el día libre. A penas son las ocho de la mañana pero alguien está llamando a mi teléfono. Lo atiendo:
-¿Diga?
-¿Acaso no reconoces el número de tu mejor amigo?
-¿Yunho? -me asombro- ¿Qué haces llamando tan pronto?
-Mira por la ventana.
-¿Cómo?
-Levántate de la cama, vaga. Y mira por la ventana. -me levanto perezosamente y abro las cortinas. La luz del sol me ciega. Finalmente consigo ver bien y observo a mi mejor amigo con el teléfono en la oreja y parado en la acera. Cuelgo e inmediatamente corro a abrirle la puerta. Me da igual estar con pijama y sin maquillaje. Corro a abrazarle.
-¡Yunho! Te eché tanto de menos.
-¡Venga ya! Si solo han sido unas semanitas. -dice mientras lo suelto de mis brazos.
-Lo que tu digas... Vamos a dentro.
Lo dejé en el salón y corrí a cambiarme. Luego volví a hacerle compañía.
-¿Cómo es que has venido? -pregunto.
-Me apetecía visitarte.
-¿Hasta cuándo te quedas?
-Bueno... Digamos que me he mudado. -anucia con una gran sonrisa.
-¿En serio? ¡Bien! -celebro- ¿Pero qué pasa con Lee?
-He roto con él. -dice serio.
-Oh, vaya. Lo siento. ¿Cómo no me lo has dicho antes?
-Estabas lejos, es difícil hablar de esto por teléfono. -se rasca la nuca.
-Tranquilo, te entiendo. Pero a partir de ahora nos lo contamos todo, sin excepciones.
-Por supuesto, Suni. -sonríe y me levanto del sillón para abrazarle.
Nos soltamos y me siento a su lado en el sofá. -Y bueno... ¿Cuándo me presentarás al chico que baila contigo y será tu futuro novio? -le pego cariñosamente en el brazo.
-¡Yunho! -nos echamos a reír. Y así nos pasamos horas hablando.
(...)
Yunho se ha ido hace dos horas, no tengo nada que hacer, así que me pongo a estudiar. Es horrible, pero hay que hacerlo.
Sin darme cuenta ya casi es hora de comer, me percato de eso por el sonido que emiten mis tripas. Bajaré a ver que hay en la cocina. Antes de que pueda salir por la puerta de mi habitación, alguien llama por mi teléfono. Lo miro y veo que es J-hope.-¡Hola, J-hope!
-¡Hola! Te llamo para preguntar si estás libre ahora.
-Justo iba a comer, pero dentro de un rato sí, ¿por?
-¿Te vienes a comer a mi casa? Es que mi compañero de piso no está, y pues... Me aburro.
-Claro, yo también estoy sola. Tardo 20 minutos. Hasta luego.
-Ok, hasta luego. -me arreglo y salgo de mi casa.
(...)
Llego, toco el timbre y tras poco tiempo abren la puerta de madera. Veo a J-hope con ropa cómoda y gafas. Que bien le quedan las gafas, lo envidio.
-¡Hola! Pasa, la comida ya está casi hecha. -saluda.
-Hola. -entro en su casa.
-¿Quieres ver una película mientras comemos? -pregunta- Hice pizza.
-¡Si! ¿Qué pelicula vamos a ver?
-No sé, escójela tu. Eres la invitada. -le ayudo a llevar la vandeja al salón y ponerla en la mesa baja en frente de su sofá gris.
-¿Podemos ver It?
-Vale, pero si tienes pesadillas no me hago cargo. -levanta las manos sonriendo levemente.
-Está bien.-le sigo la broma. Empezamos a ver la película tumbados en el sofá tapándonos con una única manta a los dos. Vino una escena de susto y me pegué más a J-hope por la impresión
-Oh, perdona. -intenté separarme un poco de él. J-hope, al contrario que yo, pasó su brazo por mis hombros y me acercó a él.
-Tranquila, no molestas. -seguimos viendo la película, yo con la cabeza apoyada en su pecho prácticamente encima de él. Y J-jope rodeándome los hombros con sus fuertes y cómodos brazos, su calmada respiración me tranquilizaba tanto que me quedé dormida en esa posición.
Empecé a escuchar un ruido algo molesto, mientras volvía a la realidad y me despertaba. Sentí algo vibrar en el bolsillo de la sudadera que traía puesta, era mi móbil.-¿Hola?
-Suni, ¿dónde estás? -era mi madre.
-Ah, estoy en casa de una amiga, viendo una película.
-¿Y quién es esa amiga?
-Es de las clases de baile, no la conoces.
-Dime su nombre.
-Mamá, nunca te has preocupado de con quien estoy, casi tengo 18 años. ¿Y te empieza a importar ahora?
-Claro que me importa quienes sean tus amigos.
-Cuando sea verdad me llamas, mamá.
-No tardes en llegar a ca... -le colgué el teléfono a mi madre. No entiendo qué le pasa. En ningún momento de mi vida se ha preocupado de con quien estoy, soy casi mayor de edad y empieza a hacerlo. No lo comprendo. Noto algo, o mejor dicho alguien moverse a mi lado, en ese momento recuerdo que me había quedado dormida junto a J-hope.
-¿Quién era? -pregunta con voz somnolienta, por lo que puedo deducir, él también se había quedado dormido.
-Mi madre. Dice que no llegue tarde a casa. -miro la hora en mi teléfono para informarme. Son las tres. Se lo enseño a J-hope.
-Aún es pronto. ¿Quieres ir a dar una vuelta por la ciudad? -propone él levantándose mientras se estira.
-Está bien. -copio su acción de levantarme, me dirijo a la puerta.
-Espera, no vas a salir así. -me detiene.
-¿Por qué no?
-Hace mucho frío y seguro que te enfermas, Suni. -se quedó pensando un par de segundos- Ahora vuelvo, no te muevas de ahí. -Se marchó por una puerta y al poco tiempo regresó con una chaqueta roja puesta y otra vaquera con forro de lana en la mano. Me la tendió.
-Toma, para que no tengas frío.
-Pero no hace falta. -niego.
-Hazme caso, con una sudadera sola tendrás frío. -me coloca encima la chaqueta. Suspiro.
-Supongo que no tengo otra opción. -me pongo bien la chaqueta, que me queda algo grande.
-Si aún pareces más pequeña y cute con la chaqueta tan grande. -se acerca a mí y me aprieta las mejillas.
-Te debo una.
-No debes nada.
-Sip. Te debo un café o lo que quieras. -discutiendo sobre si le debía algo a J-hope o no, salimos por la puerta a dar un paseo por las frías calles de Seúl en octubre.
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