Cuando terminó la guerra, Dafs les compró a los dragoncitos una cama elástica.
Ellos no sabían lo que era y además tenía muchos botones. La dragoncita tocó uno de los botones ¡y la cama elástica se hizo invisible! Se les ocurrió tirarla por el acantilado de 60 metros y después saltar desde donde ellos estaban en el nido.
La dragoncita no tenía miedo y desde su nido saltó con un backflip (una mortal atrás) hacia la cama elástica.
Dafs ahogó un suspiro y casi se le para el corazón, pero cuando se asomó por el precipicio vio que ella estaba bien, saltando en la cama elástica y gritando de diversión.
Dafs entonces se tiró también y los otros dos dragones lo siguieron y así, con el viento en sus alas, aprendieron a volar.
Cuando llegó la mamá dragona, se puso muy feliz de que Dafs les hubiera enseñado a volar a sus hijos, y le dijo que en agradecimiento ella lo podía ayudar a él en lo que necesitara.
-Bueno -pensó Dafs- hay unos tipos malos en mi mundo, se llaman seyrens y son los enemigos de los villanos. Me ayudaría si vinieras conmigo y con mis amigos a mi mundo y nos ayudaras a derrotarlos.
-¿Los seyrens? -preguntó la mamá dragona- Esos tipos vinieron antes de ustedes y se llevaron a mi esposo y a otros familiares, nosotros por suerte pudimos escondernos. ¡Por supuesto que te ayudaré!
-¡Nooo! ¡Te esposo! ¿Cómo era, guapo?
-Sí, muy guapo, el más guapo dragón alado de Dragónica.
-Ya me parecía que este pendejo no era nuestro padre -opinó la dragoncita señalando a Dafs.
Dafs construyó una nueva nave:
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-¡Nosotros también queremos ir! -exclamaron los dragoncitos- ¡Ahora podemos volar!
Dafs y la dragona estuvieron de acuerdo y todos subieron a la nave, pero en cuanto despegaron Dafs habló pensativo.
-Siento que me estoy olvidando de algo... -de pronto se sujetó la cabeza con las manos- ¡Mis amigos!
-¿Tenías amigos?
-¡Siii! Vinieron conmigo, no deben estar lejos, vamos a buscarlos.
