HELL

capitulo 32

Si mi sonrisa mostrara el fondo de mi alma, mucha gente lloraría conmigo—Kurt Kobain.

Brian.

— ¿Amanda? —pregunte desconcertado, hasta diría que un poco mareado. Me esperaba una llamada de Bruce, de unos de los chicos que trabajan para mi , pero Amanda, no me la esperaba.

Escuche cómo su respiración se aceleraba, estaba pensando que no sabia que decir. La imagine comiéndose las usas de sus manos, mientras caminaba de un lado a otro, pensado que la había cagado.

A si que hable;

—¿Estás bien? ¿Te paso algo?

Para entonces Will me miraba con curiosidad, y me hacía señas con sus manos, simplemente negué con la cabeza. Y con eso entendió que no era de su incumbencia, a si que se dedico a terminar de comer su hamburguesa de plástico.

—H-hola Brian, sabes porque te marque ¿verdad?

—La verdad no Amanda, a si dime, ¿Qué se te ofrece?

Mi vos sonó cruda y firme, la verdad tenía una pequeña idea del porque me estaba marcando. Pero quise que ella sacara el tema primero. No yo. No pienso decirle que todo esta bien, cuando en realidad no lo está. Me inculpo por a ver matado a su amigo, se que debí de a verle dicho, pero a un a si no es justificación para que me allá etiquetado.

—Solo quiero pedirte disculpas, por lo de la otra noche—por primera vez su vos sonó firme y segura. —Y-yo se que me porte mal, no tenia control de mis emociones. Pero joder, estaba muy molesta y furiosa, aun que no se si es lo mismo, a si que estuve hablando con Ethan, y me dijo que tu no lo mastates... a si que lo siento Brian.

Mi cuerpo se tensa ante la mención de la niñita, ¿Qué le abra dicho exactamente? Por mi mente me imagino muchas cosas. Le abra contado que en algún momento fuimos amigos, o cuando nos poníamos a fumar porros de marihuana después de clases. O tal vez le conto sobre...

No. No. Descarto esa idea, Ethan abra sido un niñita en la primera, y será todo, lo que quieres. Pero lo conozco, joder fue mi amigo un día. El no le hablaría de ella. Ni mucho menos todo lo que sabe de mi, confió e el. Sé que hace muchos años que no nos dirigimos la palabra. Pero se que el no a abierto la boca.

— ¿Qué fue exactamente lo que Ethan te dijo? —pregunto, me rasco la barbilla, y pongo mi mano sobre esta, como si estuviera pensado.

—Solo me... me dijo que tu no eras su único enemigo que tenia, tu no lo mastates. Y lo siento si llegue a ofenderte, vale nunca fue mi intención.

—Las personas somos erróneas, nacimos para cometer errores Amanda. Sin embargo tu vas por la vida juzgando a las personas sin conocerlas, ¿sabes conozco muchas personas a si? Pero jamás lo espere de ti.

—Lo lamento, en serio lo lamento. Yo, me siento terrible con todo esto. Y tenia la necesidad de pedirte disculpas.

Suspiro—okey, está bien. Disculpas aceptadas Amanda.

—Ethan me conto que ustedes dos fueron amigos.

Hablo, su vos sonaba insegura. Como si no supiera si estaba haciendo lo correcto. Sabía que Ethan le diría sobre nuestra amista, solo espero y no allá sobrepasado los límites. No quiero que pastelito me vea como débil, la debilidad es para cobardes. Yo soy un hombre.

La única forma de poder hacerme daño, sería si lastiman a William, eso sin dura seria como si me patearan el trasero miles de hombres. El es mi hermano, y seré todo un imbécil, pero daría mi vida por la única persona que existe para mi.

El es mi debilidad, el. Ninguna chica, Amanda podrá gustarme para algo serio, pero jamás la podría como prioridad para mi vida, no tendría el derecho de todo sobre mi, tampoco seria el motivo para seguir luchando, ninguna mujer puede ser mi debilidad. Estaría perdido si a si fuera.

Solo he dejado entrar a una sola mujer en mi jodida vida, la ame, joder la ame con todas mis fuerzas, ella era la chava con la que realmente soñé crear algo perpetuo y duradero, pero merece algo mejor que yo. A si que la deje ir, y no porque no la mereciera, si no porque quería que disfrutara los placeres de la vida, y desde luego no podía desperdiciar la entrada a la universidad que tanto había deseado ir.

Está cumpliendo sus sueños, ahí es donde debe estar. No conmigo, no con alguien que no sabe cómo le ira mañana.

Pero que pastelito me este dando una segunda oportunidad, vale mucho para mí. Solo que no es lo mismo. Yo a ella aun no la amo. Mucho menos ahora, que me ha acusado de un asesinato.

Se que no soy un santo, pero a todos los hombres que he matado tiene un porqué.

Por no pagar dinero prestado.

Quererse hacerse los listos.

Intentar matarme, eso si me di mucha risa.

Querer lastimar a will.

No mato la gente por diversión, la mayoría de todos ellos solo son violadores, y asesinos que roban y matan personas inocentes. Yo los mato porque se lo merecen.

—A si es Amanda. Eso fue hace mucho tiempo.

—¿Por qué dejaron de ser lo?

Por un momento muchos recuerdos pasaron por mi mente. Pero me negué. No era momento para recordar eso. Era pasado.

—Eso no te incumbe Amanda —respondí seco. No podía hablar de eso con ella. aun no. Mucho menos por teléfono.

—Tienes razón, lo siento.

—Está bien, no te disculpes.

— ¿Qué? ¿Por qué?

—Porque te disculpas por algo que querías hacer. Mas aparte no me gusta que me pidan disculpas.

Para entonces will ya había terminado de comer su hamburguesa, y me estaba enseñado la hora. Lo cual indicaba que era hora de ir al cine a comprar las entradas.

—Me tengo que ir

— ¿Por qué? ¿Estás con alguien? —pregunto interesada.

—Sí, estoy con alguien y me tengo que ir.

—Ya. No quise arruinar tu cita con tu novia, lo siento.

Solté una carcajada por tal estupidez. Pero quién era yo para desmentir todo lo que ella creía saber.

¿Te crees la sabelotodo no Amanda? Ella lo a dicho, yo no. Yo no he dicho nada. Ustedes las mujeres solitas se inventan sus propias conclusiones, solitas se llenan de inseguridades.

—Si claro. Nos vemos. —— colgó, no espere respuesta.

Nos paramos de la mesa, y tiramos la basura al cesto de basura. Compre boletos para una película de Marvel que le gustan a mi hermano, también compre palomitas y dulces. Siempre pido el combo grande, extra súper mega familiar, lo llamo yo.

William por su parte solo se compro las palomitas solitarias y un refresco. ¿Qué? ¿Creían que le convidaría? Déjenme reírme un rato de ustedes. Le doy suficiente dinero, el puede comprarse todo lo que quiera.

—Eres un cabron. —se quejo.

—No has cogido verdad—brome.