CAPÍTULO 3

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Hace unos meses hubiera estado feliz de volver a reunirme con los tres idiotas, mis compañeros de averías, risas y dolores. Pero ahora no quería involucrarlos y si estaba aquí en casa de Tanner era porque no tenía de otra, no tenía a nadie ni a dónde ir.

Cuando el profesor Luke nos dejó supe que Tanner era la opción –aunque no la mejor –más adecuada. Sus padres casi nunca estaban por lo que más personas no se enterarían del mundo que ha existido bajo nuestras narices todo este tiempo y que tanto el bien como el mal estaban por colisionar quemando todo a su paso, es decir, a todas las personas que vivían ignorantes a su existencia.

Tanner estaba patidifuso, cuando le estaba contando noté que al principio le parecía una broma, pero mi semblante era irrisorio y no sé si fue el miedo en mi voz o el paso de los acontecimientos –de los que omití muchas cosas –los que lo dejaron sin habla.

—Solo necesito cambiarme, cubrir mis trazos y vamos a desaparecer. Te lo prometo —agregué al ver que no decía nada. Me estaba empezando a preocupar, rara vez estaba serio y sabía de antemano que no sería fácil con él, pero no tenía de otra.

Nate miró de Tanner a mí, un gesto de preocupación por el último se dibujó en su cara. Él comprendía mejor que nadie el sentimiento de que desmantelaran el mundo que creíste cierto de un golpe.

La inmensa casa de Tanner zumbaba de silencio y yo me empecé a poner nerviosa

—Tanner Cook, por el amor al cielo, no digas nada... ¡a nadie! –resalté.

De repente junto sus cejas levemente y sus ojos se estrecharon

—Lil'sis, ¿cómo puedes creer que quiero que desaparezcas otra vez? Me estás contando que Adrien, quien fue mi amigo, patán o no, murió. Pero tú crees que está vivo. Y todo este tiempo habías trabajado en algo místico que mantiene nuestro mundo en la balanza, pasaste cautiva por personas que hacen lo contrario a lo que hacían ustedes y ahora incluso hasta por los mismos buenos —se tomó la cabeza con una mano y luego se acercó abruptamente y me abrazó volviéndome a dejar sin aire, por segunda vez —Lo siento mucho, Ava.

Me revolví en su agarre y le palmeé la espalda para que me liberara. Cuando por fin lo hizo miré sus ojos azules brillando con lástima, lo que hizo a mi estómago en un nudo. Estaba cansada de que me vieran con lástima.

—No es "algo místico" –hice comillas –es más bien como una organización de seguridad secreta

Tanner soltó un bufido y sonrió —Sólo tú te molestarías en corregir en estos momentos. —sonreí e incluso por el rabillo del ojo noté una sonrisa naciendo de Nate, nos quedamos un rato en silencio hasta que Tanner volvió a hablar —Te ves escuálida, Lil'sis ¿quieren algo de comer?

Nate y yo nos volvimos a ver, no tenemos tiempo, quería decir. Pero mi estómago pensaba otra cosa y Nate secundó.

Tanner nos hizo un ademán para que lo siguiéramos, la cocina estaba cerca. Era abierta y la dividía de la sala una isla de granito negro. Nos sentamos en los bancos altos y Tanner rebuscó en la refrigeradora de dos puertas de acero inoxidable.

Sacó dos paquetes —¿Les apetece un buffet de comida congelada? —preguntó sonriendo agitando las cajas en el aire.

Tanto Nate como yo asentimos, Tanner quitó el plástico de las cajas y las puso en el microondas.

—¿Qué planean hacer luego? –miró de Nate a mí.

Poner a Nate a salvo. Pensé, pero en cambio dije: —Necesito descifrarlo.

—Podemos buscar en internet si han salido noticias acerca de la explosión, algo de esa magnitud se tuvo que haber notado —sacó su teléfono y empezó a rebuscar.

DARK FALL (The Guardian #2) - EN PAUSAWhere stories live. Discover now