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Un niño pequeño, muy lindo -con mejillas regordetas de esas que te hacen querer apachurrarlas como si de un escuichi se tratara agregando también un tono muy suave de rosita en ellas, sin hacer que falte mencionar sus manitas rellenitas al igual que sus mejillas y este niño tan solo tenía 16 añitos- se encontraba tendido encima de su cama escuchando música con sus audífonos, justamente su canción favorita estaba sonando, y esa era What is love de twice, sonreía mientras movía sus piecitos de lado a lado alzados en el aire, se encontraba vestido con una camisa que pertenecía a su Daddy, unos pequeños shorts que eran suyos y unas calcetas que le llegaban un poco abajo de la rodilla de  un tono azul celeste; estaba demasiado aburrido esperando que su bello papi llegara al fin a casa, pues lo esperaba con muchas ansias, pues su daddy casi siempre tenía que trabajar y no tenía tiempo para su bebé.

Pasó un buen rato y aún no llegaba, así que decidió quitar la música de su célular y mandarle un mensaje a su papi.

Papi❣️

Papi..no quiero precionarlo, pero lo extraño muchito.. ¿Ya viene?
11:22 pm. ✅

Nisiquiera le llegaba, tal vez tenía el célular apagado, no sabía que pasaba sólo sabía que estaba muy triste, pues comenzaba a darle mucho miedo estar sólo, así que resignado bajó de la cama que compartía con su papi y tomó una manta de un mueble, y se acostó en la cama, sus ojitos comenzaron a aguarse, y la punta de su naricita se volvió color rojito y eso era causa de su llanto, justo cuando se iba a quedar dormido escuchó un sonido raro en la planta de abajo y unas pisadas muy fuertes en la escalera, eso era  lo que más le daba miedo lo que lo paralizaba.
En ese momento sintió mucho miedo, y se hizo bolita en su cobija escondiendose en ésta, y comenzó a llorar con más fuerza al sentir la puerta ser abierta, su corazón latía a mil por hora—obviamente es una metáfora—pero su llanto paró al escuchar la voz ronca de su papi.

—Bebé, ya llegué—. Se acercó al menor y quitó la manta que lo cubría, se sorprendió muchísimo al ver a su pequeño de esa forma, su carita rojita y sus mejillas muy húmedas por el llanto.

El menor se paró con rapidez y se lanzó a los brazos del mayor, rodeó su cuello con sus brazos y el más alto rodio su cintura, Yoongi no entendía lo que pasaba pero no iba a permitir que su bebito sufriera, sólo quería saber porque estaba llorando y tratar de solucionarlo juntos, pero el menor no decía nada, tan sólo se mantenía llorando en silencio recargado en el hombro de su mayor.

—¿Me dirás qué es lo que pasa?—. Mencionó el mayor, al fin terminando con el completo silencio de la habitación.

El menor con una expresión triste se separó de Yoongi y él no tardó en acunar con sus manos su carita, con sus dedos secó sus mejillas y besó su naricita.

—P-papi..yo tenía m-mucho miedo—. Sus lágrimas comenzaron a salir con fuerza de nueva cuenta, Yoongi lo puso contra su pecho y besó su cabecita —P-pensé que papi no regresaría con Minnie —.

Bebé, ¿Por qué pensaste eso?, nunca lo haría, no podría vivir sin ti —. Yoongi se sentó en la cama y lo tomó de las caderas  poniendolo en sus piernas.
Se sentía muy mal, que su bebé haya pensado eso de él lo destruía, él no era de esas personas.

Lo sé p-papi...usted es la única persona-a que tengo —. Comenzó a jugar con sus dedos en el pecho del mayor y las lágrimas no paraban de bajar por sus mejillas regordetas —Y...Y luego cuando hacía esos ruidos..—. El menor enterró su cara en el pecho de su Papi no quería llorar más, no era un bebito llorón que se asustaba con todo era fuerte, pero no podía dejar de pensar en el pasado.. Ese que lo atormentaba siempre sólo con cerrar los ojos.

¿Cuáles ruidos, amor?—. El pequeñito sacó su rostro de su pequeño escondite, que era el mayor, su papi siempre sería su escondite, con quien se podía desahogar, con quien podía reír, con quien podía sonreír y ser feliz, con quien se podía apoyar, con quien podía llorar, »papi es mi todo« esas fueron las palabras que dijo una vez, una de las tantas veces que había terminado su sesión de besitos y mimos; suspiró y limpió sus propias lágrimas dispuesto a querer hablar con su Daddy.

L-las pisa-adas, el sonido que hacen las escaleras—. Volvió a tallar sus ojitos y Yoongi con eso le vasto tomar el mentón de Jimin y acercar sus labios para juntarlos, así tratando de transmitirle amor y cariño; y también con ese beso —que muchas personas podrían decir que es sólo un simple beso—, logró hacer  que todo el miedo y angustia que recorría por la mente y por el cuerpo de Jimin se esfumara, con el simple hecho de estar con su papi dándose besitos y mimos, podía olvidar todo, sin importar lo grande que fuera el problema.

—Todo está bien, Minnie,  ya he llegado y no te dejará, bebé—. Pasó sus manos por su espaldita acariciandola con suavidad y ternura, mientras el niño asentia de forma lenta —¿Qué te parece si vamos a dormir, mi amor? —. El menor volvió a asentir sin decir palabra alguna, se bajó del regazo de su mayor y gateo hasta bajar de la cama, caminó hasta su cajón para sacar su pijamita que consistía en un kigurumi de Rilakuma, se quitó su short, la camisa de su papi y sus calcetas, para luego meter las piernas y deslizar para arriba su pijama, subió el cierre y regresó a la cama para acomodarse en ella.

Yoongi se levantó de la ésta con una sonrisa, estaba muy enternecido por su bebé, realmente era una bolita de ternura. Buscó ropa en su cajón, tan sólo sacó un pantalón de pijama y se lo colocó sin ninguna camisa, dejando su pecho descubierto; regresó a la cama acomodándose bajo las cobijas, se colocó de lado, tomó la cintura de su menor y lo acercó a él poniéndolo en su pecho, suspiró y dejó un beso en la frente de su pequeño.
Duerme bien mi corazón, te amo mucho, de verdad—. Jimin no evitó sonreír por las palabras de su hyung, le causaba mucha felicidad escucharlo decir eso.
Hizo su boquita como la de un patito, y Yoongi sabía bien lo que significaba, así que se acercó y dejó un besito delicado en sus labios, ambos sonrieron y así apagaron la luz para por fin poder dormir.

—También te amo mucho, papi— susurró el menor al ver que el de tes pálida ya había caído en los brazos de morfeo, y pronto a él le ocurrió lo mismo, y la casa llenándose de total silencio.

Aleeve.©

Dulces y cerezasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora