III. Problemas en el paraíso

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[ Seokjin ]

—Sí, sí... Exaaacto. Él tiene libre sólo ese día.

Oigo a DaeRyook decir por el teléfono. Está tratando de concretar unos horarios con un programa de televisión en el que su hermano tiene que hacer una aparición.

—¿Le puedo ofrecer más vino, señor? —pregunta el mozo que se acercó a la mesa. Seguro acaba de ver cómo ya terminé mi primera copa.

—Em... sí, gracias —y me sirve. Ya voy por medio plato de comida mientras Ryook tiene el plato casi intacto porque apenas le pusieron el plato en la mesa, sonó su desquiciante teléfono. Teléfono que atendió. Teléfono que había prometido no traer a nuestra cita.

Tomo un sorbo de la copa que me rellenaron.

Han sido unos arduos meses de trabajo para Boomie y Ryook y eso implico pocos momentos para nosotros. Ryook se la pasaba en el trabajo y cuando volvía a casa estaba muy cansado como para hacer algo o estaba... bueno... como está ahora, con su estúpido teléfono. Sí, ya creo que me estoy poniendo celoso de un aparato electrónico.

Suspiro.

Tomo otro sorbo más.

Recuerdo que hubo momentos en los que él me decía que venía a casa a cenar y yo me esmeraba en prepararle algo de cenar, para que pudiera relajarse, para que luego de dos horas sin contestar me dijera que no se había atrasado porque tuvo cena-reunión con unos posibles sponsors. De más está decir que esa noche se volvió una muy larga y con grandes discusiones una vez que DaeRyook puso un pie en casa. Fue ahí cuando le dije que no me iba a molestar más en esperarlo, que la próxima organizara algo él si es que me quería un poco aunque sea. Eso generó MÁS discusión pero terminó con una reserva en este lujoso restaurante.

Tomo otro sorbo.

"Ya verás que te lo voy a compensar". Sí, claro, Ryook. Lo estás haciendo de maravilla, eh.

Otro sorbo más.

Llegó a casa más temprano hoy. Yo justo estaba sirviéndome un poco de agua en la cocina y por la música que tenía sonando, no lo había oído entrar. Supe que estaba ahí en el momento en el que su pecho chocó contra mi espalda y sus brazos se cruzaron en mi cintura con gran fuerza.

—Hola, belleza, ¿me extrañaste? —me susurró al oído y luego mordió mi oreja un poco, para luego pasar a mi cuello y a mi hombro.

—Ay, Ryookie. ¿Estamos contentos o qué?

—Ay, sí, no podía aguantar a verte —dice casi gruñendo en mi oreja, su cuerpo apoyándose contra el mío cada vez más—. Y tampoco voy a poder aguantar hasta la noche.

Eso fue lo último que me dijo para después girarme hacia él y levantarme hasta hacerme sentar en la mesada de la cocina. Atacó mi boca al instante y no me dio lugar a decir ni atinar nada. Ryook es muy pasional y hasta casi salvaje, diría yo, así que alguna que otra vez tenía éstos momentos en los que llegaba a casa y enseguida podía sentirlo encima de mí y...bueno, por todos lados. No voy a mentirles. Me puede.

Claro que ahora ya se sacó las ganas que tenía y ahora hace caso omiso a la parte romántica. Era por eso que mi plan era al revés, para que estuviera más concentrado en la cita para luego tener su... su... ¿recompensa? Ahg. Cuando llegó así y me paseó por toda la casa hasta tirarme en la cama y volverme un mar de emociones sinsentido bajo su toque... Uf... AUTOCONTROL, KIM SEOKJIN. AUTOCONTROL.

Un poco más de vino.

¿A quién le miento con lo del control?

Finalmente oigo que se despide.

「Love Maze」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora