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Día 6

Usando la ropa del otro

Nathaniel ama dibujar, eso no es ningún secreto para nadie, así como tampoco es un secreto el hecho de que tiene un gran talento para ello, sus dibujos además de ser detallados y anatómicamente correctos transmiten emociones y toda la dedicación que el pelirrojo pone en ellos.

Nuestro querido tomate domina muchas técnicas, desde lápiz de grafito a plumones, desde acuarelas a acrílico, él sabe usar magistralmente casi cualquier material, casi, porque hay una técnica en especial que él evita a toda costa: las tizas pasteles, y no es porque no sepa cómo usarlas, la verdad es que Nathaniel resultó ser alérgico a las tizas.

No es una alergia común pero, al menos para nuestro pobre artista, si una muy agresiva, pues cada vez que tiene contacto con estas pequeñas creaciones del demonio, como él las llama, su piel arde y aparece un sarpullido que le provoca mucha comezón, sus ojos lagrimean y empieza a estornudar sin control, sin duda nada bonito.

Es por eso que en estos momentos el sufrimiento por el que debe estar pasando debe ser muy grande.

Hoy se reuniría con Marinette, Alix y Marc en la casa de este último para un proyecto especial de la clase de arte, el profesor les había encomendado realizar un homenaje al arte griego y qué mejor opción que unir sus talentos y hacer una puesta en escena al puro estilo griego.

Marc se encargaría de escribir un monólogo con el estilo de una tragicomedia clásica, además él mismo sería el actor encargado de recitarla; cabe mencionar que esta elección fue hecha completa y totalmente al azar y que absolutamente sus amigos no se confabularon para que él terminara siendo el actor, ya que definitivamente no lo vieron por accidente recitar uno de sus poemas mientras él creía que estaba solo, descubriendo que su talento en la escritura es equiparable a su talento en el escenario, para nada. Y aunque les tomó un poco (mucho) tiempo convencer a Marc de que haría un gran trabajo, finalmente consiguieron que bloqueara su timidez, al menos por esta ocasión.

Marinette se encargaría de diseñar y confeccionar el vestuario para Marc, y Alix y Nathaniel se encargarían de la escenografía y utilería. Habían avanzado bastante en el proyecto, Marc tenía listo el monólogo, no hace falta decir que te dejaba sin palabras, Marinette llevaba el 70% del vestuario listo y la escenografía iba por el mismo camino.

El motivo de la reunión de hoy era para ver el primer ensayo de Marc recitando su monólogo y para ayudar a Alix y a Nathaniel a hacer unas máscaras que iban a usarse para el pequeño teatro. Decidieron iniciar con las máscaras, por lo que fueron al ático de la casa del azabache donde podían trabajar más a gusto. Todo iba bien hasta que les hicieron falta unas tijeras extra, Marc dijo que en una caja, en un estante del lugar, había un par además de otros materiales que tenían permiso de usar, a su madre le gustan las manualidades y había puesto a disposición sus materiales, Nathaniel se ofreció a buscar dicha caja, Marc le señaló el estante donde debía estar, la caja se encontraba en la parte más alta, y cuando se disponía a bajarla sin querer perdió el equilibrio logrando que tanto la caja como otra que estaba al lado cayeran encima suyo.

Ese habría sido un momento muy gracioso de no ser porque la otra caja contenía tizas, muchas de ellas viejas y hechas polvo, por lo que al caerle encima todo el contenido de esta también le cayó, dejándolo de pies a cabeza cubierto por una capa de tizas pulverizadas... no es necesario explicar lo que le pasó después al pobre tomate.

Sus amigos actuaron rápido, Marc y Alix le ayudaron a sacudirse todo el polvo posible y lo enviaron a ducharse mientras Marinette corría a la farmacia a buscar la medicina que Nathaniel tomaba. En lo que el pelirrojo se bañaba Marc había puesto su ropa a lavar, en ese momento se percató de que su amigo necesitaría algo que ponerse, ellos usaban la misma talla por lo que buscó entre su ropa algo que el artista pudiera usar.

Nathaniel acababa de bañarse, se colocó una toalla alrededor de su cintura y salió de la ducha, lo primero que vio fue su reflejo en el espejo del baño, sus ojos estaban irritados y en algunas partes de su cuerpo podía ver el sarpullido que tanto odiaba.

-Pudo ser peor- pensó para sí mismo, de no ser por la velocidad de sus amigos en estos momentos incluso podría estar en el hospital, siguió observando esas zonas enrojecidas de su piel cuando se acordó de algo, su ropa estaba llena de tiza y no podría usarla, y como si fuese una respuesta a sus pensamientos en ese momento escuchó como tocaban la puerta, era Marc.

-Nathaniel, tu ropa se está lavando pero tardará un tiempo en estar lista, te traje algo de la mía para que puedas vestirte, la dejaré en el piso- y antes de que pudiera agradecerle a su amigo vio como este abría un poco la puerta del baño para dejar la ropa en el piso, una vez puesta cerró nuevamente la puerta.

- Por cierto, Marinette ya llegó con tu medicina- y fue lo último que escuchó del azabache antes de que sus pasos se alejaran del baño.

Se acercó a recoger la ropa, agradece que él y Marc hacen la misma talla, mientras tomaba la ropa se le vino el pensamiento de que él y Marc tenían gustos un tanto diferentes, mientras él usaba colores más neutros el azabache usaba unos más vivos y llamativos, como su adorable camisa multicolor o su chamarra roja favorita que lo hace resaltar muy bien, pensó que se vería gracioso vistiendo la ropa de su mejor amigo.

Aunque el pensamiento se fue cuando vio en detalle la vestimenta que su amigo le estaba prestando, además de, obviamente la ropa interior, había una camisa gris de estampado militar, unos jeans oscuros y unos tenis negros, esto se acercaba más a algo que él usaría, él sabía que el azabache también usaba colores oscuros pero eso era bastante raro por lo que olvidó que probablemente tenía ropa de colores menos llamativos.

Le pareció tierno que se tomara la molestia de buscar algo con lo que se sintiera cómodo, aunque después de todo así era Marc y esa era una de las que cosas que más le gustaban de él.

Cuando procedía a vestirse no pudo evitar sentir el aroma impregnado en la ropa de Marc, era una combinación agradable del detergente que usaban para lavar la ropa y el perfume que siempre usaba, esa era otra de las cosas que le gustaban de él, su aroma, era varonil pero delicado, sin darse cuenta se quedó quieto oliendo la camisa que estaba a punto de ponerse mientras inconscientemente pensaba en las otras cosas que le gustaban de Marc, su sonrisa, sus historias, lo bueno que es para escuchar, sus ojos, su voz, su manos, su personalidad tímida, sus expresiones cuando estaba nervioso, lo lindo que era... y habría seguido de no ser porque un ataque de estornudos lo obligaron a volver a la realidad. Cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo enrojeció y se vistió rápidamente para olvidar el asunto.

Una vez fuera del baño se dirigió a la sala donde lo esperaban sus amigos, luego de agradecerle a Marc por la ropa y de un sermón por parte de los tres sobre cargar siempre con su medicina siguieron con su trabajo.

La tarde siguió normal y divertida, terminaron las máscaras, Marc los dejó sin aliento cuando recitó para ellos su escrito, sobre todo a cierto pelirrojo que no podía apartar sus ojos de su figura, y finalmente todos se quedaron un rato más y ordenaron pizza. Durante toda la velada Marc se mantuvo al pendiente de su mejor amigo, sabía que su alergia podía ser bastante agresiva y quería asegurarse de que se sintiera bien.

Y durante todo ese tiempo Nathaniel disfrutó del aroma característico de Marc, impregnado en su ropa, por algún motivo el azabache fue el protagonista de sus pensamientos el resto del día y aunque le daba algo de vergüenza admitirlo, ese día se había sentido feliz por usar su ropa, porque se tomara la molestia de buscarle algo que se adecuara más a su estilo, pero lo que más le hizo feliz fue que durante esa tarde, toda la atención de Marc estuvo dirigida a atenderlo exclusivamente a él. 

Definitivamente otra de las cosas que más le gustaban de Marc era cuando este tenía ojos solo para él.