Por instinto, me puse nerviosa. Mis manos sudaban y quise escapar. No le tenía miedo, pero la última vez nuestro encuentro no había sido del todo agradable, para nada. Toqué el brazo de Arlet y ella fijó su celeste mirada en mi.
—Peter está aquí. —Dije, cerca de su oído.
Ella comenzó a buscarlo entre la gente, pero se había perdido, aún así, mis nervios seguían presentes.
Se volvió hacia mi.
—Creo que será mejor si nos vamos. —Tomó mi mano, y caminamos juntas a la salida de regreso.
Las calles de por ahí estaban solas, oscuras, y frías. La noche era perfecta para cometer un crimen. Lo único que se oía eran nuestros tacones sonar contra el asfalto.
—Lamento haber terminado tu fiesta... —Murmuré.
—No tienes qué disculparte por eso. Igual, no quería volver tan tarde. Solo fui a hacer acto de presencia, es todo. Si mis hermanos se enteran de que estaba ahí, probablemente me maten. —Ríe, y yo la acompaño. Borrando por completo la incomodidad.
Cuando pasábamos por una calle que estaba hundida en penumbras gracias a la falta de faroles, aceleramos el paso. Escuchaba detrás de nosotras otros zapatos, pero me daba terror mirar. Estábamos a nada de correr, hasta que unos fórnidos brazos me tomaron por la cintura y me alzaron, devolviéndome. Ahogué un grito y ví la cara de horror de Arlet.
—Tanto tiempo sin verte, preciosa. —Su voz me asqueó, y me dió escalofríos.
Me giré unos escasos centímetros, encontrandome con su mata de pelo negra y sus ojos verdes.
—Suéltame. —Rogué y el rió.
—Ya te ha dicho que la sueltes, Peter. No hace falta que te de una paliza ¿verdad? —Arlet se mostró fuerte.
Una carcajada brotó de su garganta.
—¿Quien me dará una paliza? ¿Tú? —Sus tres amigos que le acompañaban se rieron de su chiste mal intencionado.
Le lanzó una mirada a sus amigos, y éstos fueron hacia Arlet, ella retrocedió unos pasos, pero fueron rápidos y la agarraron. Peter me tomó con más fuerza y me estrelló contra la pared, solté un quejido, mi piel ardió contra la rigidez de los bloques.
—Por favor, no me hagas nada.
Esa frase pareció alimentarlo.
Sus ojos brillaron, y sonrió con cinismo.
—¿Me tienes miedo? —Su voz sonó baja.
Yo no dije nada, no fui capaz ni de moverme.
Una de sus manos viajó a través de mi muslo pálido y frío, ahogué un grito, su palma carrasposa hizo que me retorciera bajo ella. Intenté zafarme, pero solo logré que sostuviera mis muñecas con mucha más fuerza de la necesaria. Me estaba haciendo daño, escuché los gritos desesperados de Arlet, pero no podía hacer mucho para tranquilizarla; mi voz se había escondido por el terror que invadía mi cuerpo. Me arrepentí entonces de haber ido a esa fiesta.
—¡Sueltala Peter! —Sollozó Arlet.
Las risas siniestras de sus amigos solo lograban que me sintiera peor.
Entonces, su mano subió hasta el cierre de mi vestido y fue cuando entré en pánico por completo, empecé a patalear y a llorar, intenté incluso golpearlo, pero sus piernas fuertes se aferraron a las mías. Las lágrimas amargas corrían por mis mejillas, hacía un frío de los mil infiernos y la situación en la que me encontraba no ayudaba mucho. Cerré mis ojos con fuerza y desvíe mi rostro, esperando lo peor.
De un momento a otro, dejé de sentir su peso. Abrí mis ojos, aún asustada, y sentí solo un poco de alivio en cuanto vi la melena blanca de Tánes. Se abalanzó contra Peter y comenzó a golpearlo, no estaba solo. Amon y Tristán fueron a por Arlet. Por instinto, busqué con la mirada a Bloody. Se acercó a mi corriendo y me abrazó. Comencé a llorar mientras me aferraba a su pecho, sintiendo su calor. Me sentía sucia, pero con él, sabía que estaba más que segura.
—Estoy aquí. Lo lamento, lo lamento tanto. —Susurró.
Una molestia algo desconocida me invadió.
—¡Me dejaste sola! ¡Dijiste que iríamos juntos a las prácticas y no fue así! ¡Me mentiste! —Mi voz fue perdiendo fuerzas— Me dejaste...
El negó.
—Lo siento. Lo siento tanto pequeña. De verdad lo lamento. —Susurró contra mi cabello.
No era su culpa. Fue mía; por venir hasta aquí, por no esperarlo en las prácticas.
Cuando me levanté, seguía aferrada a él. Mis piernas temblaban y cuando cerraba mis ojos podía ver a Peter sobre mi, era horrible.
Me ayudó a caminar hasta los autos, en donde estaban los chicos y Arlet, quien me miró arrepentida.
—Lo siento Avery. No sabía que él estaba ahí...
Le di una sonrisa forzada.
—Está bien. Lo mejor es que regresemos a casa... Quiero descansar ésta noche, si no te molesta, podríamos dejar nuestras cosas para otro día. —Ella asintió comprensiva. Yo entré al auto de Bloody y tomamos caminos diferentes.
Caminamos al portal, entramos al ascensor y llegamos a mi apartamento. Él se sentó en el sofá y yo me tiré a su lado, un silencio nos envolvía, pero no era incómodo.
—Tenía miedo. —Confesó.
Me volví hacia él.
—¿A qué?
—A perderte. A que Peter te hiciera algo malo. —Respondió.
Yo bajé mi mirada hacia mis muñecas, que tenían unos moretones por culpa de la fuerza del imbécil ese. Levanté un poco mi vestido, y tenía también marcas en mis muslos.
—Me hizo daño. —Susurré, con un nudo presionandose contra mi garganta.
El jaló de mi brazo y me envolvió. Su aroma entró en mi nariz, tan dulce.
—No te volveré a dejar sola. Lo prometo. —Dijo, su voz se quebró.
—¿Podrías quedarte hoy? —Me aventuré a preguntar.
El asintió.
Lo dejé en el sofá mientras iba a mi habitación a bañarme. Me fregué todo el cuerpo, con rudeza y desespero, deseando sacar la esencia de Peter. Y lo logré. Me puse unos pantalones de dormir y una camiseta negra que, ahora que la miraba bien, era de Bloody. No tenía ni idea de dónde o cómo había llegado, pero ahí estaba, y ya la tenía puesta.
Caminé hasta él, y lo llevé de vuelta a mi habitación, hice que se diera una ducha antes de dormir, y Milagrosamente, tenía ropa en su auto. Bajó a buscarla con una rapidez increíble, y luego de ducharse, se tumbó a mi lado.
Mantuvimos una separación considerable, y en cuestión de segundos, caí en los brazos de Morfeo.
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AVERY © [S.S #02].
RomanceA pesar del dolor, la esperanza siempre se mantuvo presente en ella, al igual que los escasos recuerdos; más bien, pequeños e interminables lapsos de lo que fue. Creyó que en ese lugar estaría mejor, lejos de todos, lejos de él. O de lo que él fue e...