El amanecer de ese día estaba fresco, el viento soplaba alborotando su cabello castaño, suspiró mientras tomaba la barandilla del barco y observaba el inmenso mar delante de él.
Su cabeza era un lío, tenía sentimientos encontrados, por un lado se sentía feliz por regresar a su país de origen, pero por el otro lado no sabía cómo les contaría a sus hermanos mayores que ahora tenía una hija.
La niña dormía plácidamente en uno de los camarotes del barco, aprovechó ese momento para salir y tratar de despejar su mente. Sabía que sus hermanos lo aceptarían con todo y su niña, ya hasta los podía imaginar todos melosos y cariñosos una vez que la conocieran, a él le pasó exactamente lo mismo, aunque nunca lo admitiría abiertamente.
Al principio no estaba muy seguro de poder manejar la situación, jamás había cuidado de alguien, ni siquiera de una mascota, tenía a la mamá de la pequeña para ayudarlo, pero ahora estaba sólo y eso lo asustaba, no quería cometer un error y arruinar no sólo su vida, tampoco quería arruinar la de su pequeña hija. Bueno, decir que estaba solo no era del todo cierto, hace poco había empezado una relación con una hermosa chica, muy hermosa a decir verdad, ella estuvo dispuesta a acompañarlo en ese viaje, pero eso no quitaba de su cabeza que él tenía la responsabilidad total sobre la menor.
Dejando esos pensamientos de lado, comenzó a recordar todo lo que había dejado atrás, las cosas a las que decidió renunciar por ir a otro país con la madre de su pequeña. Sonrió mientras recordaba a sus hermanos, sus amigos, la compañía donde trabajó, todo eso lo hacía feliz, estaba tan perdido en su mente que no se percató de que alguien llegaba a su lado.
—Es un lindo amanecer, ¿no lo cree?
Volviéndose hacia su derecha se encontró con un hombre de cabellos negros, tenía un perfil perfecto, el atisbo de sonrisa en sus labios llamó su atención, se veían apetecibles... esperen, ¿él había pensado que los labios de otro hombre eran apetecibles? Definitivamente tenía que volver a dormir, tal vez estaba muy cansado y por eso pensaba estupideces.
—¿Disculpe, se encuentra bien?—dijo el pelinegro atrayendo la atención de KyuHyun de nuevo.
—Ah, ¿sí? — Parecía idiota contestando de esa manera — Eh... Quiero decir, sí, estoy bien, ¿qué fue lo que preguntó?
El pelinegro sólo atinó a sonreír por la actitud tan despistada del joven —Pregunté qué si no le parecía lindo el amanecer.
—Ah... eso, sí, es bonito.
—¿Viene de visita?
—Sí, pero probablemente me quede por un tiempo indefinido.
—Oh, ya veo. Yo viaje por negocios, pero ya estoy de vuelta, tengo una pequeña tienda de juguetes, si algún día tiene tiempo puede pasar. — El joven empezó a contarle casi toda su vida y KyuHyun ni siquiera había hablado, el sólo podía pensar en lo apuesto que era ese sujeto. Una voz gritando su nombre lo regresó a la realidad.
—¡KyuHyun oppa!, la niña despertó, parece asustada, ven rápido.
Al escuchar eso rápidamente se puso en marcha, no sin antes despedirse del joven. —Disculpa que te dije hablando solo, pero me tengo que ir, espero que el resto de tu viaje siga siendo agradable —hizo una inclinación y salió corriendo hacia los camarotes.
JongWoon sonrió de lado, ese chico era interesante. Se había acercado al joven sólo por curiosidad, debía admitir que era lindo; si tenía suerte quizás se volverían a encontrar más adelante. Realmente le había gustado, y mucho.
***
—Bien hermosa, hemos llegado. — KyuHyun depósito a la niña en el suelo de la casa, ella miraba con curiosidad todo a su alrededor —¡Chicos, ya llegue! ¿¡Dónde rayos están!? Les dije que llegaría a esta hora.
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Un hermoso regalo
FanfictionKyuHyun, un hombre que se cree incapaz de cuidar a otra persona que no sea él aprenderá que los sentimientos de un padre son más fuertes de lo que él pensaba, sobre todo cuando llega una pequeña a su vida. Ella le enseñará la importancia de la famil...