→ ❃: Los omegas; manchados por la deshonra de ser débiles, ansiosos de cariño, realizados por su belleza, androginos y sin mucha potestad sobre su persona.
→✾: Los alfas; representados por estar en la pirámide de la jerarquía, personalidad prepoten...
El tren había hecho su parada alertando al desconcertado omega, que estaba inmerso en su libro. Guardo su libro, tomó sus valijas y salió del transporte que lo había llevado desde Daegu hasta la gran capital de Corea, Seúl.
Salió del tren para registrar su llegada a la ciudad en el cajero. Tomó su celular y al desbloquearlo le llegaron los mensajes de su madre preguntando como estaba y como había llegado.
Mamá 💕 Hola Bebé. ¿Estas bien? ¿Como llegaste?
Rodó los ojos ante la insistencia de su madre además de ese horrible apodo.
Yo Estoy bien mamá, sí, ya llegué y estoy bien. Tengo que tomar un taxi, hablamos más tarde.
Taehyung se a desconectado.
Amó a mi mamá pero a veces ella no entiende que ya soy mayor, que puedo cuidarme solo y que puedo sobrevivir en su ausencia. Visualicé un taxi en la avenida y salí corriendo hacia el para evitar que se vaya.
-¡Taxi! ¡Taxiii! -grité llamando la atención del hombre mayor, que conducía el automóvil.
Se ofreció a poner mis maletas en el maletero trasero del auto a lo que yo no lo interpuse.
Subimos al auto y le di la dirección de mi nuevo apartamento. Al llegar a mi destino el taxista me ayudó a bajar mis pertenencias del baúl y me cobró $100 por el trayecto desde la estación hasta mi nueva casa.
Saqué mis llaves de mi mochila, y abrí la reja del edificio, me aproximé al ascensor y presione el botón que indicaba el piso cinco.
Mi departamento era el número 20. Renté el apartamento hace algunos meses y la dueña me ofreció quedarme con los muebles de esta mientras me hospedaba en su hogar.
Al entrar pude apreciar mi nueva estancia, muy elegante a decir verdad. Sillón de cuero negro con almohadones color bordó. Mesa de estar de cristal con un florero en medio. TV grande y plana. Una biblioteca con algunos libros de Química. Cuadros muy bien pintados. Una cocina muy bien equipada. Un cuarto con una cama matrimonial con un cubre cama color vino, un escritorio y una silla con ruedas color blanco. Un baño limpio y lindo. Ese fue mi tour por mi casa.
Comencé a vaciar mis valijas y a dejar mi ropa en el armario. Puse mis libros sobre el escritorio y prendí la tv para buscar algún canal bueno para ver.
Ya eran las 8:00 pm y comencé a sentir hambre. Busque con mi teléfono un supermercado cercano para comprar un poco de comida para el fin de semana. Encontré uno a una cuadra de mi casa, tomé dinero y salí en busca de víveres. Cuando llegue al supermercado pude ver unas cuatro motocicletas estacionadas en frente de este. Entré y caminé hacia el pasillo de "elaborados", busque el ramen con la mirada y lo encontré. Camine hacia la Caja distraído mientras leía los ingredientes de mi cena. Pero en el camino choque con una espalda, lo suficientemente trabajada, una chaqueta de cuero la reconocí. Al darse vuelta la persona pude observar su mirada dura e inexpresivo pero cambio drásticamente al ver mi atuendo y al reconocer mi olor.
Por su aroma pude saber que se trataba de un... Alfa. Menta y chocolate. Sublime.
-Lo lamento-dije con la mirada en alto, no me dejo intimidar por los alfas, no se los permito.
Este aún seguia sorprendido por la expresión en su rostro parece que no podía asimilar lo que estaba observando con tanto detenimiento.
Y no lo culpo. Ningún alfa se pasaría desapercibido a un omega con cabello azul, tatuajes en toda su anatomía, ropa negra y botas militares.
Mientras él me miraba me detuve unos segundos a observarlo. Alto, azabache, chaqueta de cuero con un ¿cuervo? en unos de los brazos, jeans negros y levemente rasgados, facciones rudas y a la vez finas. Ojos penetrantemente negros, pestañas pequeñas, nariz un poco grande y labios finos y carnosos con un color rosado.
Pero su profunda voz me saco de mi pequeño trance.
- Esta bien -dijo el agregando una sonrisa seductora en su rostro haciendo que se le formen pequeñas arruguitas alrededor de los ojos.
Mientras que yo estaba Inexpresivo. Serio sin siquiera una pequeña mueca en mi blanquecino rostro.
- De acuerdo, hasta luego -dije pasando por alto su presencia y chocando su hombro camino a la caja.
Pague el ramen y cuando salí afuera pude ver al chico azabache arriba de una motocicleta junto con otros tres chicos que se encontraban en la misma posición. Al darse cuenta de mi mirada posada en él, se dio la vuelta y al toparse con mi rostro me guiña un ojo y se va montando en su motocicleta, perdiéndose de mi vista...
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