número ocho | febrero 2 0 0 2
—¿Está mal que me guste mi hermano? Ew, si lo digo así suena extraño— dijo Ocho asqueada ante sus propias palabras.
Ella quería a todos sus hermanos, pero en especial a Número Dos. No se podía decidir si eso estaba mal o no, así que no dudó en ir con su confidente, Número Cinco.
—Ya te lo dije— suspiró Cinco cansado desde la silla de su escritorio—. No son exactamente hermanos. ¡Y deja de arrugar mi cama!
La chica dejó de rodar por la cama del azabache y le arremedó con una mueca antes de lanzarle una almohada a la cara.
—Te lo advierto, si sigues te sacaré a patadas de aquí— masculló ya irritado. Eran unidos, pero ella siempre lograba sacarlo de quicio.
—Bien— bufó rendida—. Pero supongo que da igual, porque Dos me odia.
—No te odia. Simplemente eres irritante e insufrible.
—Wow, gracias— Ocho estuvo a punto de lanzarle una segunda almohada, pero sabía que su hermano cumpliría su promesa de lanzarla fuera de ahí, así que se contuvo.
—No te odia— repitió el saltador del espacio y tiempo—. Sabes cómo es él.
—No, no lo sé— replicó con tono agudo.
Era cierto que Número Dos solía ser algo gruñón a veces, pero con Número Ocho siempre lo era. Ella intentaba fingir que no le importaba, pero la verdad era que sí le dolía su trato hostil.
—¿Te has planteado la posibilidad de que también le gustes?— soltó él de repente, bromeando solo a medias.
—No digas tonterías. Si alguien te gusta no lo tratas mal. No le veo la lógica a eso.
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𝙄 𝙩𝙝𝙞𝙣𝙠 𝙬𝙚'𝙧𝙚 𝙖𝙡𝙤𝙣𝙚 𝙣𝙤𝙬, 𝘋𝘪𝘦𝘨𝘰 𝘏𝘢𝘳𝘨𝘳𝘦𝘦𝘷𝘦𝘴
Short Story| -Creo que estamos solos ahora | El primer amor te marca de por vida, pero no exactamente por los buenos momentos, sino también por las heridas que deja.