Sus pies se hundieron en la tierra fresca, aún humeada por el roció de la mañana. Apenas comenzaba a amanecer, los tonos anaranjados inundando el despejado cielo. Todavía quedaba algo de niebla, pero pronto disipara. Sonriente, impulso su cuerpo hacia adelante, dejando que una suave luz verde cubra por completo sus extremidades.
El sonido de ramas crujiendo, hojas rozándose entre sí y un siseo se alzaron en medio del silencio.
Una franja de luz dio de lleno hacia su cuerpo, en el momento que salía corriendo en dirección al bosque. El viento filtro a través de las ramas que sobresalen de su espalda, haciendo que varias hojas salieran volando, mientras esquivaba los troncos y dejaba que algunos de los animales la saluden.
De esta forma, transformada en un espíritu de la naturaleza ―un lobo―, podía asegurarse de tener una conexión más fuerte para controlar el área. Se desplazó a gran velocidad, haciendo el camino de siempre; iniciando desde su casa, hasta la colina que da una vista enorme al pueblo humano.
―¡Buenos días, (T/n)-san! ―Grito un zorro rojo desde su madriguera.
Ella tan solo agito la cola conformada por enormes hojas verdosas y ramas, continuando con el recorrido.
No le faltaba mucho para llegar al borde de la colina, y hasta ahora todo se veía en orden como de costumbre. Por donde pisara, quedaba una huella gigante que pronto se transformaba en un montículo de flores y césped fresco. Este es su deber; mantener vivo el bosque.
Su rostro era el mismo que el de un lobo albino, pero una vez llegando al cuello, el resto de su figura se convertía en una serie de ramas, raíces y hojas entrelazadas. Lo mismo se repetía en las patas, adornadas de hermosas flores de distintos colores y tamaños, que una vez cumplían su función de decoración, caían al suelo para fundirse con la tierra.
Se detuvo habiendo llegado al límite de la barrera mágica que había creado hace muchísimos años atrás. El pueblo rebalsaba de vida, incluso desde esa distancia podía oír las voces lejanas de los humanos y de la maquinaria que usan para transportarse. Agradeció mentalmente que de momento no estuvieran construyendo ―de nuevo― cerca del bosque.
Cerro los ojos, dejando que el calor del sol la llene de energía.
Alzó las orejas al escuchar las campanas provenientes de su hogar; Hak había despertado.
Sera mejor que regrese y se ponga manos a la obra, debía hacer varias entregas en el día.
Cuando llego a la casa, fue recibida por unos ojos azul eléctricos. El cambia formas de pantera se veía adormilado y se contuvo de hacer algún comentario sobre su cabello revuelto (se ve adorable). Hak lleva viviendo con ella desde hace cinco años, la primera vez que lo vio apenas era un niño escuálido y desconfiado. Es de esa especie de seres sobrenaturales que sufrió de primera mano el maltrato de los humanos, ya que le arrebataron su hogar y su familia.
El mundo mágico y mundano cambio demasiado con el paso de los años, pero las costumbres crueles de siempre parecían ser lo único que no.
Muchos cambia formas fueron capturados, esclavizados y vendidos a gente de todo tipo de calaña. Hak a una temprana edad, sufrió todo eso.
(T/n) no buscaba un asistente, pero verlo encerrado en aquella jaula con la mirada vacía le recordó mucho a ella.
―¿Ya podemos desayunar? ―el azabache se veía como una hormiga, considerando que el tamaño de (T/n) sobrepasaba el de los árboles―. Nunca sucede nada en el bosque, de todas formas...
―¿Qué dices? ―la loba acerco su hocico al rostro del niño, viéndose reflejada en sus ojos―. Todos los días pasa algo nuevo; un animal nace, un árbol muere. Siempre estamos en constante cambio, Hak. Tan solo me aseguro que el orden de la naturaleza siga su rumbo de forma pacífica.
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The Song Of Nature [PRÓXIMAMENTE] [Akatsuki No Yona] [Jae-Ha x Lectora]
Fanfiction¿Por que una persona que lo tiene todo, se ocuparía de alguien como ellos? (T/n) es la maga que los rescato, pero Jae-Ha no dejaba de pensar que había un motivo especifico por la cual lo hizo. Y no se detendría hasta averiguarlo. [Akatsuki No Yon...