Capítulo 2

469 85 21
                                    


Hak estuvo parte de la tarde preparando los recados, que consistían en ungüentos para el salpullido, polvos para el resfriado y bebidas energéticas naturales ―las cuales se vendían muy bien en el pueblo―. Más de una vez se le ocurrió la idea de alcanzar el libro de hechizos que está en el último estante del librero, aprender por su cuenta...pero una vez lo había intentado, una serie de rayos y chispas salieron disparadas de su mano, casi incendiando la biblioteca.

Suerte que (T/n) es precavida, el sistema mágico contra incendios actuó velozmente.

Estiro sus brazos hacia el techo, escuchando los huesos crujir de forma placentera. Guardo en bolsas de manera delicada cada recado, dejando una nota con instrucciones de uso dentro.

Una de sus orejas giro en dirección a la ventana, oyendo a los pájaros cantar.

―Quiero dormir ―musito, acercándose a la misma.

La casa esta silenciosa sin la presencia de la maga.

(T/n) dos veces por semana baja al pueblo para comprar materiales y alimentos que ella misma no podía cosechar, además de que le gustaba mantenerse al día con las nuevas costumbres humanas y sus cambios tecnológicos. Hak, en cambio, tenía prohibido ir allí por obvias razones. Y, de todas formas, aunque tuviera el permiso no iría.

El azabache suspiro resignado, sentándose sobre el marco de la ventana, dejando una de sus piernas colgando. La tranquilidad del bosque le recordaba mucho a su antiguo hogar, en las profundas selvas tropicales. Hak solía ir de cacería con su padre, y su madre siempre curaba sus heridas cuando regresaba a casa.

Odiaba no recordar de forma nítida el rostro de sus parientes, pero pasaron tantos años, y Hak apenas era un niño cuando los humanos invadieron sus territorios. Los cambia formas suelen vivir en sitios donde su lado animal se sienta a gusto, eso implicaba también mantenerse alejado de los humanos a toda costa. Por lo tanto, que él recuerde, nunca hicieron nada en contra de ellos, no había razón alguna para que invadieran su territorio. Ese era su pensamiento cuando era niño, mientras huía aferrado a la mano de su madre.

Hoy en día, comprendía mejor que lo que buscaban eran los árboles y a ellos. Muchos de los suyos murieron por culpa de las armas de fuego, incluyendo a su padre. Su tribu se distribuyó en diferentes zonas, muchos optaron por dejar la vida de animal y trabajar para los humanos. Supuso que allí inicio la época de la esclavitud de cambia formas.

(T/n) le recuerda a un árbol antiguo, algo que posee mucha sabiduría y que ha visto cada faceta del mundo. Para todo tenía una solución, una frase o una palmada reconfortante.

Igual que una madre.

Hak también detestaba la idea de comprar a su madre con (T/n), porque ambas son muy diferentes; una representa lo salvaje del mundo, la supervivencia. La otra era calma, sabiduría.

Pero las dos le transmiten lo mismo: confianza y seguridad.

Bufó, bajando del marco. Se colocó encima la capa medieval de color negro de siempre, que ayudaba a ocultar tanto su cola como orejas. Acaricio la tela, una sensación de nostalgia golpeándolo de repente.

«La mujer delante suyo lo había cubierto de los gritos y ojos curiosos que intentaban escudriñarlo hasta el alma. Hak enseño los dientes, haciéndole saber que no estaba dispuesto a dejarse amansar igual que un gato doméstico. Bajo la caperuza de color verde musgo, diviso una sonrisa junto a dos orbes heterocromaticos: violeta y verde.

―Tranquilo, no te haré daño ―cuando metió las manos dentro de su ropaje, Hak gruño.

Lo tapo en un rápido movimiento con la capa negra, a la vez que destruía las cadenas que lo mantenían fijo en el piso de la jaula.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 25, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

The Song Of Nature [PRÓXIMAMENTE] [Akatsuki No Yona] [Jae-Ha x Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora