vecino • ⁽ᵇˑʷ⁾

neighbour

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15 de abril de 2020, 15:30

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Dongmin y Moonbin han sido vecinos desde hace muchos años, específicamente cuando Moonbin estaba cumpliendo los once años y sus padres se divorciaron, dando como resultado el que su madre se haya cambiado de casa ya que la antigua era propiedad de su padre.

Desde pequeño, las personas que conocen a Moonbin lo catalogarían como... un alfa inquieto. Era demasiado juguetón y directo, a veces siendo gracioso y muchas veces no.

Su madre le reprendía, pero siempre terminaba haciendo una que otra travesura.

Desde el primer día Moonbin se acercó a Dongmin (su nuevo vecino omega con un aroma leve a galletas, siendo una combinación perfecta para su aroma a café) y quiso acercarse a él. Sin embargo el omega era muy tímido y siempre le evitaba. No le importaba, él podía lograr que se soltase.

No sabía que el tratar de socializar con la gente iba a ser el blanco de los disgustos.

Sus compañeros de escuela le decían que era un niño desagradable por lo inquieto que era, caprichoso y muy llevado con la gente que no eran sus amigos.

Bueno, él no tenía amigos.

¡Oh, esperen, claro que tenía! Su vecino terminó estando en todos sus salones y era capaz de hablar con él, por lo menos hasta que el mayor se sintiera cansado del menor y éste se quedara hablando solo.

Él siempre ha querido ser buen amigo de todas las personas que le rodeaban, pero por desgracia no todos aguantaban la enérgica personalidad del menor.

Y así fue cómo terminó siendo el chico necesitado de atención que tanto trataba de negar pero sabía que era.

Fue un golpe duro cuando su padre se separó de su madre por ya no estar enamorado de ella, y cuando él fue con alguien de su salón para poder desahogarse, el chico quien le escuchó sólo le dijo: "Únicamente quieres llamar la atención. Tu familia está bien".

En el momento en que descubrió que quería ser bailarín, recibió como respuesta de su madre: "Seguro es sólo un sueño de ahora, pronto se te pasará".

¿Por qué nadie lo tomaba en serio?

-¿Cómo te va, vecino?

Y ahí se encontraba, tratando de atraer al chico del que está enamorado desde que tiene uso de buena memoria.

-Moonbin -respondió el pelinegro, torciendo su boca y rodando los ojos-. ¿No tienes mejores cosas que hacer que estar viéndome?

-Me gusta verte cuidar tus flores -le encantaba  el pequeño dato de que las ventanas de ambos chicos estén justo enfrente de la otra-. Veo que vas a salir -dijo al notar la linda ropa que llevaba el mayor.

-Sí.

Suspiró.

-¿Hoy quién vendrá por ti?

-No te interesa -el otro deja de lado su pequeña maceta y le mira con ojos neutros, como si tan sólo segundos de conversación fueran lo suficiente para tenerlo cansado.

Moonbin trató de disimular su dolor ante esa expresión cansada aunque el aroma ajeno seguía igual de dulce.

¿Tanto le molestaba a las demás personas?

-Me pregunto cómo será el tonto que todo dé por ti y tú lo dejes ir...

-La única razón por la que no consigo un novio estable, Moonbin, es que tú llegas y le saltas con esa historia de que somos parejas predestinadas.