¿cambios para bien?

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Kim...

Solo podía llorar, pocos sabían de mi existencia en el reino, además de mis empleados, como es posible lo que Reinal me esta proponiendo, esto es injusto, me desagrada la idea no engañaremos a nadie, no podría estar con alguien que no conozco, entonces se escuchó un ruido cuando salimos era Maskared con un jarrón roto encima estaba tan preocupada así que la cargue hasta mi alcoba, solo le limpie su frente no tenía heridas grabes pero aun así, estaba platicando con ella cuando entonces lo supe, escucho todo, por eso se quería irse de mi alcoba a hora lo que me faltaba alguien más ya sabe mi gusto, no quiero que me tema...

-          Oye, Maskared, no quiero que me temas

-          ¿Por qué le temería?

-          Por lo que oíste detrás de la puerta...

-          No oí nada señorita- me dijo nerviosa.

-          Por favor confía en mi dime que escuchaste todo lo puedo explicar.

-          Usted a mí no me debe explicaciones, no debí quedarme a oír.

Ella se levantó cuando quiso salir la puerta estaba cerrada, ella cada momento se ponía más inquieta, tanto que no me quería oír, yo la observaba de mi cama. Era muy bella.

-          ¿Por qué está cerrado? Ábreme.

-          No puedo, Reinal nos encerró. Dijo que me asegurar de que tu no hablarías.

-          Como pretende que agás eso- me contesto algo molesta

-          Cortándote la lengua, nadie debe saber lo que oíste, es por eso que te pido que me digas que oíste.

-          Nada no oí nada.

Me le acerque cautelosa mente entonces me tiro una cachetada, sentía un ardor amargo, entonces la apoye contra la pared y la sujete con ambas manos.

-          No quiero lastimarte, entiéndeme, ¿por qué me reclamaste todo eso?

-          Es...que t...te acabo de conocer, pen...sé que eras un chií...co heroico la verdad eso me gusto, después supe que eras chica me frustre y me desanime cunado me dijeron que serás la reina, que te vas a casar con una chica y que t...te gus...tan las chicas!...- me contestó con el rostro rojo y algunas lágrimas.

Solo pude abrazarla, estaba atónita, nunca pensé que alguien se pusiera así, más por tratarse de mí, ella comenzó a llorar, estaba muy tensa, solo la pude sentar en la cama y acariciaba su cabello para que se calmara, creo que en verdad me gustaría quedarme con ella. Que debo hacer de ahora en adelante solo tengo dos días conociéndola pero siento algo lindo cuando esta, desde que salimos corriendo sentí como su mano con la mía me hacían sentir un calor inexplicable.

Pasaron las semanas, y no la avía visto por el palacio, estaba angustiada por más que preguntaba por ella recibía negativas, se acercaba cada vez más la fecha en que iría a conocer a mi prometida debía verme como un chico, pensaba cada noche que debía hacer.

19 de septiembre

Ya iban a dar las 10 de la noche, me vestí un pantalón negro y una camisa de manga largar del mismo color, agarre mi capa roja y salí de casa, nadie me vio correr por la obscuridad, llegue a mi bar favorito,la dueña solo me conocía pero jamas decía mi identidad, cuando llegue, ella me abrazo eufórica mente de pronto un vaso se rompió ambos corrimos a ver que paso y ahí estaba ella cuando la dueña estaba a punto de gritarle la detuve y le pedí permiso de llevármela, la dueña solo rio un poco y accedió, la tome de la mano y la saque de ese lugar, algo me decía que hoy no debería beber.

oGrandes desiciones, te convierten en...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora