Sueños.

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¡No te acerques a Wei Ying!

Había dicho su tío, algunos días atrás, mientras supervisaba su castigo en persona, esa noche lo notó un poco más gruñón que de costumbre y procuro tener el mejor comportamiento de toda su vida hasta ahora, al final su tío dejó la habitación con una pequeña sonrisa, más que satisfecho por su buena conducta y esfuerzo.

Después escucho algunas cosas: ¡El joven maestro Wei realmente se "largó" cuando Lan Qiren le dijo que "se largará" de su clase!

¡Ese era un hombre audaz!

O un idiota.

Así que Lan Jingyi realmente tenía curiosidad por el primer discípulo de la secta Yunmeng Jiang, sin embargo, desde que su tío le había prohibido acercarse a él, no tenía más opción que mantener su distancia. El último castigo había sido devastador, incluso con Xichen y Wangji de su lado, no necesitaba otro castigo en su largo historial.

Por ahora.

Lan Qiren era un hombre estricto, un maestro respetado y que hace respetar las reglas de su secta, pero era también, un tío, que, cuando se queda dormido copiando las reglas, le acerca una cálida manta y lo lleva a la cama, Lan Jingyi lo sabe, aunque su tío piensa que no. Por eso, también sabe que su tío quiere lo mejor para él y para sus hermanos; pero no puede evitar desear un poco, solo un poco de...

Libertad.

El tercer jade de Lan, es un título que lleva demasiado peso en el.

Xichen y Wangji son el pináculo de la perfección, a sus ojos, los que vieron crecer a sus hermanos, se habían convertido en el tipo de hombre que cualquier otro quisiera ser, incluido él mismo, habían crecido para ser excelentes cultivadores, excelentes seres humanos y excelentes hermanos.

Y está más que orgulloso de ellos, pero al mismo tiempo cuando extiende sus manos para tratar de alcanzarlos, incluso cuando lo intenta con todas sus fuerzas, parece imposible; pero una vez más antes de que piense en rendirse, Xichen se dará la vuelta y le mirara con cálido afecto, el suficiente para derretir sus inseguridades, Wangji le tomara de la mano y le llevará con él; siendo su guía en cada paso, entonces ¿Cómo puede él siquiera pensar en darse por vencido?

—Jingyi-didi. — Jingyi alzó su mirada, Nie Huaisang le saludaba tímidamente, sabía que este año también estaba tomando clases en Gusu Lan, pero gracias a su castigo no lo había visto, Jingyi disfrutaba pasar tardes completas al lado del pequeño hermano del Líder de la secta Nie, le gustaba beber el té que Huaisang conseguía cada vez que su hermano le mandaba cartas y regalos, mirar los abanicos que el hombre pintaba o simplemente hablar con él sobre nada en particular, todo mundo decía que Nie Huaisang desperdiciaba su tiempo en algo tan mundano e inútil como el arte.

Jingyi lo veía como un pequeño pajarillo enjaulado, teniendo todas esas hermosas plumas para mostrar, pero sin poder volar....

Pero ¿Qué podría hacer un pajarillo que nunca ha aprendido a volar con las puertas abiertas de su jaula dorada?

—¡Huaisang-gege! — Saludo también, aunque esta vez, no podía quedarse a charlar con el segundo joven maestro de la secta Nie.

Después de dos semanas de un castigo venido desde el mismísimo infierno, lo único que quería era ser egoístamente mimado, y no le avergonzaba admitirlo, por esa misma razón es que se encontraba caminando directamente hacia la biblioteca, donde su segundo hermano pasaba casi todas las tardes, después de que las clases hubieran terminado, solo quería ver la cariñosa mirada de Wangji, llorar y quejarse un poco, ser reconfortado y como es costumbre quedarse dormido en su regazo mientras su querido hermano peina su cabello.

El tercer Jade de Lan. |MDZSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora