Lan Jingyi & Wen Yuan

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Wen Yuan cerró sus ojos cuando pensó que iba a morir, como papá y mamá, pero, si de ese modo podría reunirse con su familia, y dejar de tener miedo, el pequeño niño casi le da la bienvenida a la muerte.

Alguien se aferró a él, y lo protegió con su propio cuerpo, escucho la respiración de esa persona, agitada, su corazón latía fuertemente y sus propias manos se sintieron temblorosas, el aroma de las hierbas medicinales, y un suave murmullo.

—Todo estará bien.

— ¡Hermano Ning! — Fue solo un pequeño momento, de una falsa sensación de seguridad.

Frente a ellos una multitud de cultivadores de la secta Wen, apuntando sus espadas y flechas hacia ellos, dos médicos, niños, mujeres y ancianos de la secta Wen, ¿Por qué es de esta manera?

Lo único que quieren es escapar del infierno, ellos son los desechos de la secta, personas que no pueden pelear, y como tal, no tienen un uso, no sirven... ¿No pueden simplemente dejarlos ir? Les están diciendo que simplemente y obedientemente esperen su muerte...

Wen Qing sacó un par de agujas largas de sus mangas, un esfuerzo inútil, pero ella no lo considera de esa manera, incluso si ella muere aquí, estará orgullosa de sí misma, porque sus manos fueron hechas para salvar vidas, no para arrebatarlas en una guerra, pero ella no puede decir que esta batalla sea sin sentido.

Esas personas luchan por algo tan simple como la libertad.

Ella no puede decir que estén equivocados, ella solo lamenta que el símbolo del clan Wen se haya tejido en sus túnicas, lamenta haber nacido con la sangre de los Wen en sus venas.

Wen Yuan se separó del abrazo de Wen Ning cuando el aire se llenó del aroma del jazmín, engullendo el repugnante olor de la sangre, muerte y las cenizas.

Con la delicada gracia de un cisne en el agua, el niño se posa frente a una multitud de personas que no visten las mismas túnicas inmaculadas que él, sin embargo, para el niño no hay ninguna diferencia, mientras estas personas quieran vivir, mientras sean honestas y vivan sin lastimar a nadie...

Entonces él les protegerá.

— ¡Tercer joven maestro! — Los discípulos de la secta Lan, inmediatamente corrieron al lado del niño que se les ordenó proteger.

Las bengalas explotan en el cielo, el símbolo de la secta Gusu Lan, los mensajes se han enviado, pero no esperan a nadie inmediatamente, es un esfuerzo en vano, pero el tercer joven maestro solicitó que se lanzaran las bengalas y los mensajes, incluso si la esperanza es un hilo más delgado que la telaraña de una araña, Lan Jingyi quiere aferrarse a ella.

— ¡Entrega a nuestra gente y nosotros, el clan Wen, prometemos darles una muerte misericordiosa y entregar un cadáver intacto!

Lan Jingyi se burla.

El ejército frente a él, no busca la paz, en ningún sentido.

—Moriré si me rindo, moriré si no lo hago ¿Por qué no me permiten llevar a alguno de ustedes como mi bien funerario?

—Tercer joven maestro, deprisa, vaya a esconderse.— Wen Ning se acercó a él, con el pequeño niño entre sus brazos, Lan Jingyi negó varias veces con la cabeza, no hay un lugar seguro en toda la montaña, frente a un ejército de esa magnitud, Lan Jingyi teme que incluso cavaran la tierra para encontrar hasta los gusanos.

— ¿Cómo podría hacer eso? ¿Qué cara me quedaría para enfrentar a mi primer y segundo hermano? — A-Yuan ve la espalda recta e inalcanzable de Lan Jingyi y la templanza que hay en su voz.

El tercer Jade de Lan. |MDZSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora