Camila
Mi respiración se atora cuando me doy cuenta de lo que acabo de decir. Perdí mi cereza. Quiero morir de vergüenza, pero intento mantener la calma como si estuviera flirteando y no quejándome sobre perder la bebida.
—Es realmente solo soda con sabor a cereza con un poco de vodka —le digo. Sus ojos van a mis labios y no puedo evitar lamerlos.
Entonces miro los suyos y noto por primera vez cuán llenos son.
Luego imagino cómo se sentirían contra los míos… sobre mi cuello. Me doy cuenta que la estoy mirando fijamente cuando su boca forma una media sonrisa y he sido atrapada perdida en una fantasía.
Por suerte, en ese momento Dolly deja mi bebida y la alcanzo.
Tomo un largo sorbo mientras intento darme algo que hacer. Le echo un vistazo sobre el borde de mi vaso y no puedo evitar pensar que es la mujer más guapa que he visto. De alguna manera me hace sentir pequeña cuando nunca he tenido esa sensación antes. Encajo perfectamente en su regazo y me hace sentir delicada y femenina.
—Realmente lo siento por tu camiseta —le digo de nuevo.
No puedo creer que hice eso. La primera mujer que se gana mi atención en una eternidad y derramo mi bebida sobre ambas. Esta es la razón por la que nunca salgo con Karla. Algo como esto siempre me
ocurre.
—No me importa. Terminé contigo en mi regazo, así que lo llamaría una victoria. Siéntete libre de derramar tu bebida sobre mí en cualquier momento si termina así.
Es guapa y encantadora, lo cual es, al parecer, exactamente en lo que mis cosas de chica están interesadas.
—Eres dulce —digo, pero parece sorprendida por mis palabras. Como si no me creyera.
La mayoría de las personas probablemente estarían molestas si
arruinara una camiseta cara como esta. No me van las marcas, pero conozco el logo en su camiseta y es ciertamente más de lo que podría permitirme reemplazar. Que le reste importancia tan fácilmente es más de lo que esperaba.
Dolly resopla y le echo un vistazo.
—Dulce, mi culo —murmura mientras se va para tomar la orden de otro. Me hace preguntarme qué sabe que yo no. O tal vez solo está siendo Dolly. Le gusta molestar a los turistas.
—Dios, eres hermosa —susurra Lauren, como si no quisiera decirlo en voz alta.
—No estás nada mal —admito.
Tiene ojos color verde que me recuerdan a la galaxia. Su cabello negro es de esta sexy longitud. Tiene brillantes ondas y un lado está metido detrás de su oreja.
Extiendo la mano y paso mis dedos por su pelo, sorprendida por cuán atrevida estoy siendo. Normalmente, soy tan tímida en lo que respecta a las personas guapas que me consume. Tampoco he estado nunca tan cerca de alguien tan malditamente sexy antes, así que tal vez mi cuerpo no sabe cómo reaccionar.
Justo ahora, lo único en lo que puedo pensar es que la idea de Karla de perderla con un turista no suena tan mal. Aunque esta luce como si pudiera romper mi corazón para el momento en que se vaya de la isla. Pero por primera vez desde que perdí a mis abuelos, siento algo más que tristeza. Excitación y algo más que no puedo determinar fluyen a través de mí. Bebo un poco más de mi cóctel y decido que voy a absorber este momento por todo lo que vale. No me he sentido tan bien en mucho tiempo, ¿y qué si rompe mi corazón? He decidido que no puedo pasar toda mi vida al borde preocupándome sobre perder el hotel y llorando la pérdida de mis abuelos. No querrían que viviera así.
Calidez se esparce por mi cuerpo y no sé si es porque bebí lo último de mi bebida rápidamente o por el hecho de que estoy en el regazo de esta hermosa mujer. Pero de cualquier manera, mis hormonas están chisporroteando como fuegos artificiales y no quiero que se detenga.
Lauren empieza a inclinarse hacia mí y no puedo apartar mis ojos de sus labios llenos mientras se acercan más a los míos. Va a besarme, mi cuerpo grita mientras cierro mis ojos y contengo mi respiración.
Pero antes de que su boca encuentre la mía, soy apartada de su regazo cuando unas manos rodean mi cintura. Soy lanzada en el aire y chillo por la sorpresa. Veo el rostro de Derick riendo justo cuando me atrapa fácilmente.
—¿Estás por ahí causando problemas? —pregunta, pero no tengo la oportunidad de responder antes de ser apartada de su agarre.
Siento el pecho de Lauren contra mi espalda cuando me atrae contra ella. Hay tensión en sus brazos al envolverlos a mi alrededor, pero no es doloroso. Puedo decir por la manera en que sus músculos se flexionan que me tiene en un agarre irrompible. Casi juraría que me está reclamando. Los ojos de Derick se entrecierran y su mandíbula tiene un espasmo. Conozco esa mirada. Es la expresión que pone justo antes de que sus puños empiecen a volar. Para ser honesta, siempre apuesto por Derick, pero habiendo sentido el poder que emana de Lauren, no hay combate. Ambos son intimidantes.
—¿Quién, yo? —Pongo mi mano en su pecho—. Nunca —me burlo, intentando romper la tensión.
Pretendo que una pelea no está a punto de estallar y que todo está bien. Tal vez si finjo lo suficiente, se volverá verdad. El hermano de Karla me da una mirada que dice mentira justo antes de que sus ojos vuelvan a Lauren.
El brazo de Lauren está envuelto alrededor de mi cintura protectoramente, y coloco una mano sobre ella. La acaricio suavemente, intentando mostrarle a Derick que está todo bien y dejándole saber a Lauren que estoy feliz de permanecer en sus brazos. Derick podría ser el hermano mayor de Karla, pero actúa como el mío también.
—Es mía. —El profundo gruñido de Lauren me atrapa fuera de guardia.
Me sorprende tal declaración de hombre de las cavernas, pero lo hace más cuánto me gusta. No tenía ni idea de que iba a ser tan posesiva, pero el cálido deslizamiento entre mis piernas me dice que debería seguir haciendo eso. Sí, esta mujer tiene corazón roto escrito por toda ella.
Derick ríe entre dientes.
—Karla y tú. Siempre logran que esos turistas las persigan — dice, alzando la mirada al techo—. ¿Vas a colgar tu sujetador esta noche?
Hago una mueca de asco, pero en realidad siempre me he preguntado cómo sería ser una de esas parejas que no pueden controlarse. Del tipo que tiene que poseer al otro tan desesperadamente que no pueden esperar a llegar a casa. No puedo imaginar cómo se sentiría no preocuparse por estar en algún baño de un bar. Pero la parte de después es mi favorita. Ver al chico salir como un guerrero que acaba de reclamar un reino mientras lanza el sujetador a un clavo es siempre divertido. Lo he visto suceder unas pocas veces y todos siempre vitorean. Es un poco barbárico, pero para mí es como si los hombres estuvieran reclamando a sus mujeres como suyas y diciéndoles a todos que están tomadas. Podría parecer tonto, pero me encanta la tradición.
Aunque sé que probablemente he romantizado todo en mi cabeza.
Todos sabemos que la mayoría son probablemente polvos de una noche
con sexo descuidado que deja a la mujer deseando más. Pero aun así, una pequeña parte de mí espera que pudiera ser verdad. Que siempre sea un felices para siempre.
Lauren me pone detrás de ella, dando un paso hacia Derick.
—No le faltes al respeto.
Asomo mi cabeza desde atrás del cuerpo de Lauren para ver a Derick sonreír. Intento dar un paso alrededor de Lauren, pero no lo permite. Su brazo se extiende, evitándome dejar su lado.
—Está todo bien —replica Derick antes de que sus ojos se muevan hacia mí—. ¿Dónde está tu mitad malvada?
—Justo aquí. —Karla mueve su mano en frente de su rostro—. La testosterona aquí está apestando el bar. —Arruga su rostro—. ¿Pueden salir y golpear sus pechos? Vamos, Mila quiero bailar.
Su pequeña mano va a mi cadera. La gente comete el error de dejar que su tamaño los engañe. Es la definición de, ¡es pequeña pero feroz!
—Solo vine a asegurarme que no estabas volviendo loca a mi amiga. —Derick nivela a Karla con una mirada y ella pone los ojos en blanco.
—La sheriff no está aquí —replica. No puedo decir por su tono si está feliz sobre eso o no.
—Sí, cierto. —Derick mira alrededor del bar. Sigo sus ojos cuando su mirada se ilumina sobre alguien. Síp, ahí está en su uniforme y todo.
Sus ojos están sobre Karla.
—Lo que sea —resopla Karla antes de tirar de mí—. Vamos. Acabo de cargar la rocola. —Alza la mirada a Lauren—. Puedes disfrutar el espectáculo.
Le guiña, luego me aparta de ella. Antes de que pueda enderezarme, Lauren me atrae contra ella y su boca se estrella contra la mía. El beso es tan apasionado que me deja sin aire. Gimo cuando siento su lengua tocar la mía y su mano va a la parte baja de mi espalda. Pero demasiado pronto, rompe nuestra conexión y presiona su frente contra la mía.
—Podría no ser tu sujetador, pero ahora todos aquí saben que estás conmigo —dice contra mis labios.
Karla ríe y tira de mi mano cuando una vez más estoy siendo llevaba en otra dirección.
—Maldición. Esa mujer te desea —dice.
Mi corazón aletea cuando miro atrás sobre mi hombro. Los ojos de Lauren están fijos en mí, y nos está siguiendo. No demasiado cerca, pero lo bastante para permanecer a la vista.
—Deberías haber visto su rostro cuando Derick te apartó de su regazo. Pensé que íbamos a tener un desafío serio aquí. Ha sido un tiempo. Podría haber sido divertido verlo —bromea Karla.
Las peleas de bar no son súper comunes, pero suceden de vez en cuando. Principalmente cuando los turistas se ponen demasiado tocones con las chicas locales. La última involucró a la sheriff y algún tipo que estaba siendo extra tocón con Karla. No estaba segura si a ella le interesaba el tipo o no. De cualquier manera, a la sheriff Morgado no le importó.
Karla dice que la sheriff es peor que su hermano cuando se pone en modo protector. Lo cual es verdad. Derick es bastante despreocupado sobre ella teniendo citas y sexo. Morgado, no tanto. Tiene esa cosa de chica buena corriendo por su sangre. El encanto sureño y todo. Creo que es un poco lindo, pero molesta a Karla.
Me lleva a la sala de baile y nos movemos entre la multitud hasta que encontramos un lugar.
—Está observando —dice, y me guiña un ojo.
De repente, me siento cohibida sobre qué ve cuando me mira.
Muevo mi cuerpo al ritmo de la música e intento no sentir timidez. No soy delgada como un montón de chicas que corren alrededor de la isla en sus bikinis. Tengo curvas, pero están tonificadas por toda la natación que practico. El océano me llama cada mañana y paso sobre una hora en él cada día. Algunas personas necesitan café, yo solo necesito las olas.
Lamo mis labios, todavía sintiendo su boca sobre la mía. Ha pasado demasiado tiempo desde que he sido besada. No me di cuenta cuán sola estaba hasta que me tocó. Desearía que me hubiera atraído contra ella. Quería su calor por todo mi ser. Me pregunto si necesitaría la calma del océano si me despertara por las mañanas con ella en mi cama.
Mi respiración se atora cuando una imagen de su cuerpo desnudo sobre el mío destella en mi mente.
—No puedes estar ya tan sonrojada por bailar —dice Karla mientras echa su cabeza hacia atrás y se ríe de su propia broma.
Miro sobre mi hombro para ver si todavía está observando. Lo está, pero ahora la libertina residente, Vicky, se halla a su lado. Mis ojos se entrecierran. Es el vagón de bienvenida de la isla. Cada persona nueva que viene aquí, recibe una cálida bienvenida de su parte. No que los culpe. Es hermosa. Además, no puedo culparla por poner sus ojos en Lauren. Es imperdible en un mar de gente. Pero ya siento como si hubiera hecho mi reclamo sobre ella, y de repente, me siento como si ella estuviera tratando de meterse en mi territorio.
Vicky está hablando con Lauren, pero no estoy segura que la esté escuchando. Tiene sus ojos sobre mí hasta que ella le toca el brazo para llamar su atención. Veo que retrocede y la mira y su ceño se frunce. Junta sus labios llenos en una línea recta como si intentara evitar decir algo.
—Que la jodan —gruñe Karla. La miro y le está dando a Vicky una mirada de muerte.
—¿Por qué le guardas rencor a Vicky? —pregunto.
Soy la que debería estar molesta. Me besó hace unos momentos. Ni siquiera quiero volverme y mirar atrás para ver si Vicky ha llamado su atención. Nunca le toma mucho. Desearía tener un poco de su confianza. Entonces, tal vez no derramaría mis bebidas sobre ellos.
—Por nada —dice Karla, pero puedo oír la amargura en su voz—. Olvídalos. Estamos aquí para divertirnos. —Empieza a bailar de nuevo y decido unirme.
Nunca he dejado que nadie me evite pasarlo bien y no voy a hacerlo esta noche. Nos perdemos en la música por tanto tiempo que ni siquiera nos damos cuenta de cuánto ha pasado. Pronto, la sala de baile está llena y dos tipos que nunca he visto antes se nos acercan.
Alejo mi rostro de ellos, pero cuando lo hago, choco con Lauren. Se está cerniendo sobre mí, pero no me mira. En su lugar, tiene sus ojos sobre los tipos detrás de mí.
—Lárguense —ordena a los tipos, y luego los despide mientras me mira.
La música es alta, pero puedo sentir la posesión emanando de ella.
De alguna manera, no es agobiante. En cambio, me está acercando más a ella. Pone su mano alrededor de mi cintura y me atrae hacia si. Se inclina y puedo sentir su cálido aliento en mi oreja.
—Quiero terminar la bebida que me debes.
—Oh, ¿no estás ocupada con alguien más? Pensé… —Mi voz se desvanece cuando me doy cuenta que estoy gritando.
La música ha sido apagada y miro hacia la rocola para ver a la sheriff allí. Tiene el cable en su mano y está disparando dagas por los ojos en nuestra dirección.
—Peligro de incendio. Demasiada gente en la pista de baile.
Deja caer el cable y fulmina con la mirada al tipo junto a Karla.
Ella se cruza de brazos y resopla.
—¡Nunca serás reelegida a este ritmo! —le grita Karla, y oigo algunas risas de los locales en el bar.
—Aquí van —dice alguien en la multitud.
Las dos peleando es una escena normal por aquí. Bueno, no estoy segura si están peleando. Karla es la única que grita. Morgado solo da órdenes y se para allí ni un poco asustada de sus réplicas.
Normalmente, cuando se pone molesta, todos corren. Karla es un dulce pastel de manzana cuando le gustas, pero ponte en el otro lado y maldecirás el día que te la cruzaste.
Es cuando acabas con tu auto envuelto en papel film o despiertas con tu valla blanca pintada de rosa Barbie. Todavía no puedo creer que ella no la haya pintado de blanco de nuevo. Han pasado siete meses.
Morgado se nos acerca y decido que estoy sedienta.
—Vamos por una bebida —digo mientras agarro la mano de Karla y la saco de la pista de baile.
Puedo sentir a Lauren justo detrás de mí. Es tan intimidante, pero no estoy nerviosa sobre lo que me hará.
Hay amabilidad en la manera en que me mira. Ternura en su toque. No sé nada sobre esta chica, pero he estado alrededor de mi parte de imbéciles. Pero puedo sentir que es diferente.
Nos llevó a una mesa en la parte trasera donde el hermano de Karla está sentado. Cuando llegamos, Lauren se desliza en una silla vacía y me guía sobre su regazo suavemente. No lucho porque es donde quería estar todo el tiempo mientras me encontraba en la pista de baile.
Su cuerpo se moldea contra el mío y tengo que evitar gemir ante cuán bien se siente.
Karla se deja caer a nuestro lado, pidiendo a Dolly algunas bebidas.
—Te dije que estaba aquí para darle un momento difícil —dice Derick mientras toma un trago de su cerveza.
Siento labios cálidos contra mi cuello mientras Lauren lo besa hasta mi hombro. Se siente intenso pero natural. Como si lo hubiera hecho un millón de veces. ¿Quién es esta tipa y por qué no quiero que se detenga nunca?
—Oye, turista —le dice Derick a Lauren—. Ella es como una hermana para mí, así que si la jodes, te joderé —dice con una sonrisa–. Y me saldré con la mía también, ya que la sheriff me ayudará.
En ese momento, Morgado se sienta en la última silla ante la mesa.
—Exactamente eso —dice antes de volver su vista hacia Karla. Se inclina hacia ella y las dos tienen una conversación privada. No puedo oír lo que dicen, pero Karla sigue molesta y Morgado solo está molestando al oso.
La imagen de Lauren con Vicky aparece en mi cabeza y no puedo
detenerme.
—¿Estabas divirtiéndote en la barra?
—¿De quién estás hablando? La mujer que quiero estaba fingiendo ignorarme mientras me daba un espectáculo.
Muerde mi hombro y tengo que morderme el labio para no sonreír.
Por supuesto que calienta mi interior oírla negar que la desea. Pero sabía que me estaba observando. Que puede haber sido por lo que añadí un poco más de balanceo a mis caderas.
—Rubia, grandes tetas —agrego, y me vuelvo para mirarla. Su ceño se frunce y niega.
—Todavía ni idea.
—Estaba hablando contigo mientras bailábamos.
—¿Esa mujer que olía como una fábrica de perfume? Le pedí que se alejara y no me tocara. —Hace una mueca como si estuviera oliendo algo repugnante. Niega y se inclina para presionar su nariz contra mi piel—. Me gusta la manera en que hueles. Como la playa y los cocos — susurra, y todo mi cuerpo se calienta.
La miro sobre mi hombro y nuestros ojos se encuentran. Miro sus labios y quiero besarla de nuevo. Todo en mi cuerpo me dice que vaya por ello, y justo cuando me inclino, hay un chillido mientras Karla echa su silla hacia atrás y se va pisoteando.
Estaba tan perdida en lo que Lauren estaba diciendo que no oí de qué estaban hablando. Morgado empieza a ir tras ella, pero Derick agarra su brazo para detenerla. Es probablemente más drama entre esas dos.
Desearía que simplemente admitieran ya que están enamoradas y tuvieran una docena de bebés. Es solo cuestión de tiempo.
Miramos a los tres salir, dejándonos a Lauren y a mí solas.
—¿Realmente le pediste a una mujer que no te tocara? —inquiero cuando me vuelvo en su regazo para mirarla.
—No me gusta cuando la gente se mete en mi espacio.
—Estoy en tu espacio —digo, meneándome en su regazo, luego me doy cuenta que el duro contorno contra mi culo no es la silla. Está justo entre sus piernas y es más grande que nada que pudiera posiblemente haber imaginado. Jadeo audiblemente cuando gime y su mano en mi cadera se flexiona—. Lo siento. —Mis mejillas se calientan, pero no me aparto. Si acaso, me inclino en su dura longitud, intentando acercarme más.
—Nunca lo sientas por eso. —Su voz es ronca y sus ojos parecen oscurecerse.
—¿Quieres salir de aquí? —suelto antes de tener la oportunidad de cambiar de idea. Me siento atrevida y excitada y quiero hacer cosas sucias y malas.
—Malditamente sí. —Se levanta y agarra mi mano—. Estoy realmente cerca. Es un lugar llamado el Mermaid. ¿Sabes dónde está?
—Creo que podría. También me hospedo allí. —Sonrió mientras me burlo. Me inclino y presiono mi pecho contra el suyo, queriendo tocar cada parte de ella.
—¿Creí que eras de aquí? —Sus ojos bajan a mi pecho y la veo lamer sus labios. La parte inferior de mi cuerpo se aprieta y no sé si puedo sacarla de aquí lo bastante rápido.
—Lo soy. Soy la dueña del hotel. —Siempre siento mucho orgullo cuando digo eso.
Su sonrisa vacila por un segundo y la mano que sostiene la mía se retuerce. Parpadea y luego está sonriendo tan rápidamente de nuevo que pienso que podría haberlo imaginado. Antes de que pueda preguntarle al respecto, sus labios están sobre los míos y todo
pensamiento del trabajo se evapora.
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Paradise - Camren Lauren G!P
FanfictionLauren Jauregui consigue lo que quiere, pero cuando un hotel en una pequeña isla rechaza su oferta para comprarlo, hay un problema. Ahora tiene que volar a la remota ciudad, encontrar al propietario y cerrar el trato. Ese era el plan... hasta que co...