𝑻𝒘𝒐 𝑴𝒐𝒎𝒔 | Shawn Mendes

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— Shawn, cariño, despídete de tus amigos. — habló Meredith cuando Shawn ya casi se iba.

Shawn, se acercó a Nash y Cameron quienes lloraban por no ver más a su mejor amigo. Al ver esto, Shawn comenzó a llorar también abrazándolos a ambos lo más fuerte que pudo.

— Los voy a extrañar, ustedes siempre van a ser mis mejores amigos. Siempre los recordaré. — dijo entre lágrimas.

— Y nosotros a ti — respondieron ellos.

Shawn se acercó a Lily, quién también lloraba al ver al escena.— Lily, te voy a extrañar siempre — se abrazó a su falda. — Te prometo venir a verte siempre y leerte todas las noches.

Las mujeres veían admiradas aquella escena, sin duda habían elegido al mejor niño para adoptar y poder convertirlo en su hijo. Su único y gran amor.

Shawn, con un poco de nervios se acercó a Meredith. — También la voy a extrañar señorita directora.

Meredith, no pudo resistirse a la ternura de Shawn, y tomó a Shawn cargándolo entre sus brazos y llenando de besos sus mejillas.

— ¡Directora, sí me quiere!

— ¡Te quiero demasiado, Shawn! — respondió Meredith — Te voy a extrañar mucho, pequeño travieso.

Bajó al pequeño, Shawn tomó la mano de la mujer rubia y agitó su mano como forma de decir "adiós".

— Es hora de irnos. — dijo una de ellas, tomo la maleta del niño y salió del orfanato.

Shawn, apretó la mano de su ahora nueva mamá y con un nudo en la garganta salió de aquel lugar para no volver jamás.

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Nuevamente, la rubia miró a Shawn por el retrovisor. La sonrisa que tenía no podía serle quitada desde el momento en que vio al niño.

— Disculpen señoritas, ¿cuáles son sus nombres? — preguntó Shawn después de haber estado unas horas en silencio.

— Dios mío, hemos dicho todo menos nuestros nombres  — una risa pequeña salió de los labios de la mujer pelirroja. — Yo soy Susan.

— Y yo Carol, pero puedes decirnos mamá a partir de ahora. — sonrió la rubia Carol.

Shawn imitó la acción de ella. Veía los paisajes por la ventana, el cinturón de seguridad le quedaba muy grande, era bastante enorme para un cuerpo tan pequeñito como el de Shawn, tan sólo esperaba crecer demasiado.

El auto se apagó, volteó a la derecha viendo una enorme casa de color beige. Quitándose el cinturón, gateo hasta el otro extremo del auto, puso sus pequeñas manos sobre la ventana observando su nuevo y hermoso lugar.

— Hogar, dulce hogar — exclamó Carol. Abrió la puerta del coche, y Shawn bajo rápidamente hasta llegar a la puerta de la casa.

Carol y Susan veían enamoradas aquella escena. El ver el brillo de los ojos mieles de Shawn les traían mil años de vida.

— Te amo.

— Yo te amo más. — Susan besó los labios de Carol, ahora sí su amor estaba completado.

Juntas y tomadas de la mano, comenzaron a caminar hasta la puerta de su hogar. Veían a su pequeño hijo correr por el patio de la casa.

Los ojos de Shawn se iluminaron cuando vio diversos juegos en la parte trasera del hogar. Columpios, pasamanos, resbaladillas, un enorme tobogán y una increíble casita en el árbol fueron todo para que Shawn corriera hasta allá, y sus madres fueron detrás de él.