Pickering, Toronto, Canadá
Abril del 2002
Orfanato WallaceCorrían lo más deprisa posible, el calor de su cuerpo hacía que sus mejillas se pusieran coloradas y su frente se empapara de pequeñas gotas de sudor.
- Corre más rápido. - dijo el ojo azul, Nash.
- Es lo que intento. - respondió el pequeño Shawn.
Apresuraba sus pasos cada vez más, sus piernas dolían y sentía el latir fuerte de su corazón. Parecía que se le saldría del pecho. Pero aquello, no importaba. Si Meredith los llamaba era para castigarlos o regañarlos, no para algo bueno.
Llegaron hasta su habitación, abrieron el armario y los tres se escondieron detrás de las cajas de ropas viejas que la gente rica habían donado al orfanato.
- Quédense quietos y no hagan ruido. - susurró Cameron, el niño más grande de los tres contando con 8 años.
Shawn subió sus piernas a la altura de su pecho, abrazándolas buscando algo de consuelo y tranquilidad. De los tres niños que se encontraban ahí, Shawn era el más pequeño contando con 4 años, y el más indefenso, los chicos siempre lo protegían de los niños más grandes del lugar.
- ¡Nash, Cameron y Shawn, salgan de una vez! - gritó Meredith, la directora. Llevaron sus manos hasta su boca y nariz para así evitar que algún ruido saliera. Shawn y Nash se abrazaron a Cameron, y este sólo miraba un punto fijo del clóset.
- Saldré yo, si va a regañar a alguien que sea a mi. Ustedes solo quédense callados. Deseenme suerte. - dijo Cameron.
- Suerte. - susurraron los otros dos.
Con miedo y valor, Cameron se acercó a la puerta del armario abriéndola poco a poco. Meredith lo vio arqueando una ceja, realmente esperaba otro escondite mejor al ser uno de los niños más traviesos de todo el lugar.
- ¿Se le ofrece algo, señorita Grey? - preguntó Cameron. Comenzó a caminar hasta llegar a su cama en donde se sentó a la orilla de esta cruzándose de brazos.
- ¿Dónde están los otros dos? - cuestionó Meredith.
- No sé de quiénes me habla, señorita Grey. - respondió mientras su vista se posó en un cuento de hadas que se encontró en el suelo de la habitación.
- No te hagas el tonto, Cameron. Sabes de quiénes hablo y sé que están contigo.
El niño subió sus hombros. Cansada e impaciente, Meredith se acercó al armario viendo como Nash y Shawn permanecían completamente callados en la esquina.
- Ojalá y así fueran en sus clases. ¡Salgan ahora! - gritó Meredith apuntando con su dedo índice hacia afuera. Los pequeños salieron con la cabeza gacha mientras Cameron, aún con su cuento en manos, se gritaba mentalmente por no haber escogido un lugar mejor para esconderse. - Vámonos.
Tomó de las manos a Cameron y Nash y salió de la habitación dejando atrás al pequeño Shawn derramando lágrimas silenciosas.
Los tacones de Meredith chocaban contra el suelo de madera haciendo que sonara por todo el pasillo. El orfanato era bastante viejo y no había sido remodelado en mucho tiempo. Y por las bocas de los niños corrían historias de terror acerca de este tétrico lugar, historias que aterran a Shawn durante las noches.
Mientras caminaban, Meredith no escuchaba los pasos de Shawn, por lo que paró un segundo mirando atrás de ella, dándose cuenta de que efectivamente, Shawn no se encontraba.
- ¡Julia, ven acá! - la dulce monja se acercó con la cabeza gacha hacia Meredith -, llévate a estos dos niños a mi oficina. Iré en 5 minutos para allá.
- Si, directora. - Julia tomó a los pequeños de las manos y comenzó a caminar.
Camino nuevamente al cuarto y al abrir la puerta notó Shawn llorando a los pies de la cama con sus piernas subidas en su pecho. Caminó despacio hasta llegar a donde el niño se encontraba.
- ¿Que ocurre, Shawn? - Preguntó Meredith llegando a su lado.
- Tengo miedo, señorita. - respondió Shawn con un leve tartamudeo.
- ¿De qué?
- De que me regañe, está vez no hice nada malo se lo juro - sorbió su nariz -, he cumplido con todas mis tareas, rezo todas las noches cómo me lo pide, tiendo mi cama y ayudo a Lily con la comida al igual que lavo los trastes después de terminar de comer, y mis calificaciones han mejorado. ¿Por qué me va a castigar? ¿Acaso usted me odia? - las palabras del pequeño hacían que a Meredith se le formará un pequeño nudo en su garganta, pero respiro profundo y continuó con su postura.
Jamás amó a la niños, tampoco deseaba ser madre, pero aceptó aquel trabajo de directora en el orfanato para poder ayudar a su familia con sus deudas. Y en sus casi 10 años trabajando allí no conoció a niño más dulce y tierno que Shawn. Aún recuerda cuando vio a Shawn por primera vez en los brazos de aquella enfermera. Las mejillas rosadas y sus ojos mieles hicieron que Meredith se derritiera de ternura y casi casi, firmar los papeles de adopción. En el fondo, Shawn era su más grande adoración, el niño más tierno que haya visto y hasta la fecha no comprendía el por qué habían abandonado a semejante criatura hermosa en un horrible lugar. Aún así y pese a todo el cariño que sentía por Shawn, Meredith debía de mantener una postura firme y respetada frente a todo el orfanato, así que trató a Shawn igual que a los demás niños: Sin preferencia alguna.
- Shawn, escucha - habló Meredith -, yo no te voy a regañar ni mucho menos a castigar. Te has portado muy bien estos últimos meses y lo reconozco, has ayudado en lo que puedes y tus calificaciones han mejorado, es por eso que te tengo una sorpresa. - esbozo una sonrisa.
Los ojitos de Shawn brillaron al escuchar la palabra «sorpresa» estaba claro que los niños aman las sorpresas. - ¿Enserio?
Meredith asintió. - Así es, ahora ven, vamos a mi oficina para que pueda darte la sorpresa.
Meredith extendió su mano y Shawn la tomó borrando así sus lágrimas cambiándolas por una radiante sonrisa.
ESTÁS LEYENDO
𝑻𝒘𝒐 𝑴𝒐𝒎𝒔 | Shawn Mendes
Fanfic"-Lo único que le agradezco a esta vida, es el hecho de haber tenido dos mamás." En donde Shawn es adoptado por una pareja lésbica, pero conforme comienza a crecer, Shawn tiene dudas acerca del paradero de su verdadera madre, así que inicia una búsq...