Una nueva oportunidad

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Fuera de esa aula de clase seguíamos siendo maestro y alumno, el trato no cambio mucho, pero cuando coincidíamos fuera de clase el trato era más cordial, nos permitimos ser amigos y las cosas mejoraron para ambos, ahora tenía una razón para esperar esas lecciones.

La preparación concluyo y la gran guerra se libró, al fin la batalla final se llevaría a cabo y nada menos que en el lugar que ambos veíamos como un hogar, dentro de esas murallas de piedra ambos encontramos un lugar al que llamáramos hogar, un medio, una vía de escape de lo que habíamos vivido, donde encontramos personas queridas para nosotros, la noche fue larga, la batalla se libró con ferocidad donde se perdieron cuantiosas vidas para ambos bandos, pero al final lograste vencer y el gran mal que nos acechaba se esfumo, concediéndonos la tan ansiada libertad.

Después de eso no había razones para continuar con las asesorías puesto que ya no eran requeridas, pero fue tu terquedad para que te impartiera ahora asesoría en la asignatura de pociones, que finalmente accedía a darte asesoramiento extra, considerando que es una asignatura en donde por cierto eras un desastre, eso nos llevó a convivir aún más, pronto me encontré disfrutando de nuestras reuniones, eh incluso esperándolas con ansias.

No supe bien en que momento la situación se me fue de las manos, pronto me encontré mirándote con una nueva luz, ocupabas mis pensamientos y mis sueños, me encontré deseando tocarte y pensando en que se sentiría el besar tus labios, cuando ese pensamiento cruzo por mi mente me quede en shock, puesto que comprendí que hace tiempo ya que te había dejado de ver como un simple amigo y que me había enamorado de ti.

Al comprender que me había enamorado de ti intente alejarme, comencé a tener una actitud diferente contigo y claro que lo notaste, me confrontaste una tarde, preguntándome que ocurría y porque de pronto era tan distante contigo, que si habías hecho algo que me molestara, al verte sufrir por mi actitud distante decidí que aunque no pudiera más que aspirar a tu amor en mi mente, no dejaría que nuestra amistad se perdiera.

Me dolía verte, deseando poder amarte, poder tomarte entre mis brazos y jamás dejarte ir, pero eso no podría ser, me conformaba con poder abrazarte cuando venias a mí en busca de consejos o como escape de tus amigos que desde que finalmente habían aceptado sus sentimientos tras la batalla final, constantemente eran vistos besándose y que eran imposibles de permanecer separados por más de un minuto, siempre flotando en su pequeña burbuja de amor, siempre derrochando miel por doquier, son realmente molestos.

En un abrir y cerrar de ojos el clima cálido dio paso a uno más frió, pronto cayo la primera nevada, indicando las tan ansiadas vacaciones por los alumnos que al igual que tú y tus amigos regresaron para retomar sus
estudios que se vieron interrumpidos por la guerra, muchos de ellos motivados por el hecho que tu el gran héroe retornaba a Hogwarts, por tener la oportunidad de estar junto al héroe de guerra, lo que en verdad te sacaba de quicio pero por el bien de la escuela aceptaste volver.

Finalmente llego el día en que el alumnado partiría a sus hogares por las fiestas, por todo el castillo se podía escuchar la algarabía de los alumnos, el incesante parloteo y despedidas, eras unas vacaciones tan esperadas por muchos, mas no para mí, ya que significaban que irías de mi lado por breve tiempo y me quedaría solo en el castillo, no tenía caso visitar mi casa de la Hilandera, puesto que nadie esperaría por mí.

Que haría yo sin tu compañía, sin tu presencia, ¿Acaso las mazmorras volverían a sentirse tan frías y solitarias como antaño? , con una inmensa tristeza desde un ventanal, vi partir los carruajes por el sendero que los conduciría al expreso y de ahí a Londres.

Resignado suspire y me dispuse a regresar a mis amadas mazmorras, con paso lento tome rumbo, pensando en la soledad que me esperaba, pero al llegar a ellas me lleve una gran sorpresa, pues al abrir la puerta e
ingresar, no esperaba encontrarte en ellas, ocupando tu lugar en el amplio sofá frente al fuego, donde tantas tardes nos quedábamos disfrutando de una amena conversación.

Te encontré enfrascado leyendo uno de los vastos libros de pociones de mi colección personal, que después de batallar por mucho tiempo, por fin habían dejado de representarte un problema y que se habían convertido en una de las principales razones para nuestras discusiones sobre el tema; me eh quedado de pie en el marco de la puerta, inmóvil y sin poder distinguir, si la imagen que se presenta frente a mi es una ilusión o si es una realidad.

Cierro los ojos con fuerza, buscando que esa imagen permanezca en mi mente el mayor tiempo posible, me niego a abrirlos y descubrir que se desvanece como un mero espejismo, mas es imposible permanecer para
siempre en esa burbuja de felicidad, imaginando que estas a mi lado, de
mala gana abro mis ojos, resignado a regresar a una realidad donde no te tengo, pero no te desvaneces, sigues ahí, muy enfrascado en la lectura como para notar mi presencia, una pequeña sonrisa se escapa de mis
labios.

—Ha... Harry —Tardo un momento en encontrar mi voz, y con un pequeño
tartamudeo pronuncio tu nombre, atrayendo tu atención, tu solo volteas y me das una sonrisa que provoca que sienta que el corazón se me saldrá del pecho en cualquier momento.

No te busquéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora