Conjunto de historias en distintos universos alternativos, donde Bakugō es el personaje principal (o repetidamente usado) y tendrá como pareja a más de un personaje del anime BNHA.
En todo caso, All x Bakugō.
(+) AU:Donde Shoto y Katsuki son pareja y Katsuki no soporta los gatos.
(+) Resumen: Es su primera cita y Katsuki ha comenzado a arrepentirse del lugar a donde han ido a parar gracias a Shōto. Celos y más celos.
(+) Advertencias: -
( + ) Beta: No hay, aquí morimos como hombres.
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La camarera estaba jodiendo hasta el último nervio de Katsuki.
Con cada sonrisa, el meneo exagerado de sus caderas y el comportamiento distintivamente adaptado, el cenizo sabía que no era así como normalmente interactuaba con otros clientes.
Sin mencionar que esta era la octava vez que ella se detenía en su mesa.
Solo estaban ahí porque era la única cafetería la ciudad que servía café, y tenía gatos. A Todoroki le gustaba mucho ir a Nekorobi, donde podía interactuar con toda clase de felinos y jugar con ellos, eso, mientras bebía mocha.
A Katsuki no le agradaba, pero mantuvo una 'buena' cara porque el bicolor quería ir allí para su primera cita. El explosivo nunca había estado dentro de la cafetería y ya quería irse. Tal vez no debió de haber dejado que el contrario eligiese la ubicación después de todo. Podrían haber hecho otra cosa más interesante que solo beber café y ver gatos (en el caso de Bakugō).
Su camarera se presentó como Nina, directamente a la bandera de Canadá (ignorándolo a él), quien –Oh, vaya casualidad– llego a deducir que su nombre estaba relacionado con una de las gatas con la que había estado jugando. Y desde entonces, ella decidió que iba a tener su mirada puesta en Todoroki todo el tiempo que estuvieran allí y aunque el mitad-mitad era un hombre bastante atractivo, no estaba soltero.
Nina no solo había olvidado de traerle a Katsuki el trozo de flan de chocolate oscuro con caramelo picante que él había pedido ya dos veces, sino que ella había llenado a tope la taza de Shōto en ese lapso de tiempo. El hombre tomaba con gusto su mocha, claro está. Pero miren que era considerado, que intentando aplacarle la lengua viperina que se cargaba, ordenó por él una taza de café con leche con un gato alegre diseñado en espuma. Katsuki sabía que Shōto se estaba tomando enserio su cita, y dijo que pagaría por todo. Pero cuando la camarera interrumpía sus conversaciones y Todoroki se mantenía más entretenido con aquellos animales tira-pelo-por-todos-lados, no parecía una.
¿Era su imaginación o la falda de Nina parecía más corta? No recordaba haber visto unos pocos botones deshechos en su busto. Y la falda pareció elevarse un poco más cuando se inclinó hacia Shōto, para volver a llenar su jodida taza.
No ayudaba que el bastardo pareciera disfrutar de sus bromas ligeras sobre gatos. ¿Cómo puede no darse cuenta de que ella se acercaba a él con intenciones de coquetear? Bakugō se llenó de pastel hasta que le dolió el estómago, y miren que él soportaba el picante a gran escala.
Cuando llegó la cuenta, Todoroki, fiel a su promesa, la reclamó y Katsuki fue el primero en ver un número de teléfono garabateado en la parte posterior. Con corazones
— ¡De acuerdo, eso es todo! —Dijo finalmente, explotando, golpeando su palma sobre la mesa mientras se levantaba y dejaba una marca oscura en ella —Me largo de esta porquería de lugar antes de que los haga volar a todos.
— ¿Bakugō? ¿Qué pasa? —El cromático deja de escribir su firma, confundido por el arrebato del cenizo.
—Vete a la mierda. Lárgate a seguir escuchando los intentos de esa estúpida mujer que solo flirtea contigo y sus putos gato-
—Espera un minuto. —Lo detiene, terminando de pagar y siguiéndole ya que está a poco de abandonar ese jodido piso y buscar las escaleras en dirección a la puerta — ¿Estás celoso? —Y los labios del joven se curvaron en una sonrisa antes de taparse la boca con una mano para sofocar su risa. No podía dejar de reír.
Oh sí, tal vez podría hacer volar ese lugar con Todoroki adentro. O simplemente largarse y definitivamente ignorarlo por las próximas semanas.
Se da la vuelta para continuar con su camino. Se pueden joder todos. Pero es detenido por la mano del contrario; está a punto de hacer un drama de esos que bien sabe, importándole un comino los ojos curiosos, pero el bicolor se le adelanta para estrecharlo entre sus brazos. Ya no se ríe, a voz viva, pero sus hombros aun tiemblan de arriba abajo.
—No tienes que ponerte celoso de los gatos, Bakugō.
... Se pregunta cómo ha terminado saliendo con alguien tan denso como él. Entonces, le complace que al parecer ha ignorado en todo ese tiempo a la suripanta de Nina.
Gruñe en respuesta, pero más relajado. Y toma la mano del otro para que se vayan de allí. Que Nina note sus manos entrelazadas y ya luego va a arrebatarle ese maldito trozo de papel a Todoroki para que termine en un bote de basura por el camino.
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