Reparando Y Construyendo Vidas -Larry Stylinson- (Libro #3 de SYVPMPE)

Capítulo 2

Capítulo 2:

Narra Louis:

Ver a mi novio (aún después de casi nueve meses de relación no podía creerme que pudiera llamar a Harry "novio") ansioso por ayudar con todo lo que pudiera a mi madre hacía que sintiera una linda calidez en mi estómago.

-Si quieres puedo lavar la vajilla- ofreció él, como por decimonovena vez en la noche.

-No es necesario, Harry, igual gracias- rió mi mamá y yo rodé los ojos.

¿Cómo es que hacía Harry para agradarle a todo el mundo? ¿Y cómo es que yo lo había maltratado durante tan tiempo? Aquella ni siquiera era mi personalidad, aunque había durado tanto tiempo en el mismo insensible personaje que ya había comenzado a creérmelo. Ahora que lo pensaba, me daba asco la manera en la que lo había.tratado. Él era fuerte, mucho. ¿Por qué, entonces, no se había defendido? Podría haberme sentado de culo en el suelo en menos de un parpadeo si hubiese querido. ¿Por qué no lo había hecho? No lo entendía, no lo hacía para nada. ¿Y por qué...?

-¿Boo?

Sobresaltado, levanté la vista de mi servilleta, totalmente desgarrada, y miré directamente a los ojos del chico que me traía completamente embobado.

-¿Uh?- pregunté, aturdido.

-¿Está todo bien? Estabas como... perdido. Y te veías confundido. ¿Sucede algo?

-Ah... no, no, todo está bien- dije.

-¿Seguro?- preguntó- La pobre servilleta no dice lo mismo.

Totalmente amaba cuánto se preocupaba por mí.

-Sip- le ofrecí una sonrisa y él se inclinó para besar la punta de mi nariz.

-Te quiero- susurró antes de volver a la cocina para intentar ayudar a mi madre.

-¡Lou, Lou!

Las gemelas aparecieron por la escalera.

-¿No se supone que deberían estar en la cama?- pregunté- Son las diez y media, ya pasó su toque de queda.

-Es Nochebuena, mami nos deja quedarnos despiertas hasta las once- sonrió Daisy. Ahora que lo notaba, en su hermosa sonrisa infantil tenía un hueco; se le había caído un diente.

-¿Hace cuánto se te cayó el diente?

-¿Esto?- preguntó, tocando el pequeño diente que estaba saliendo con su lengüita rosada- Se salió ayer.

Reí ante lo desinteresada que parecía al respecto.

-¿Juegas con nosotras, Lou? Necesitamos a alguien que use a Connie.

Reí por lo bajo.

-Vamos- dije. Cada una tomó una de mis manos y me arrastraron escaleras arriba hacia su habitación. La última vez que había visto aquel cuarto, las paredes estaban pintadas de blanco, con algunas guardas y todo estaba perfectamente ordenado y limpio. Ahora, las paredes eran color rosa, habían dos camas de una plaza con "Daisy" y "Phoebe" pintados en las respectivas cabeceras, y había un enorme desorden de juguetes y muñecas en el suelo. La típica habitación de unas gemelas de cinco años.

-¡Aquí está Connie, LouLou!- rió Phoebe- ¡Saluda a Connie!

Miré a la vieja muñeca, la cual me asombraba que aún estuviera de una pieza. Me incliné hacia adelante y saludé con la mano.

-Hola, Connie- dije-. Encantado de volver a verte.

Las niñas rieron y tiraron de mí para que me sentara en el suelo.