-...Mama, es normal que Martín quiera cogerse la baja, el nacimiento de un niño es motivo de alegría, y los abuelos sois siempre los que más tiempo queréis pasar con el bebé, acuérdate de cuando nació Daniela, no querías pasar ni un segundo sin ella.
-Ya hija, pero si él no está, ¿quién va a encargarse de podar los setos y regar, y cuidar las flores? ¡Mis flores!
-No te preocupes mamá, contrataremos a otro jardinero.
-¿Me necesitaba señora?
-Ah sí, Lady, retire el desayuno, y acompañe a mi madre al dormitorio.
-Bueno mama, yo me voy, pásalo bien de compras con tus amigas.
Victoria Bellpuig es una señora de 73 años. Vive en un chalet, en una finca a las afueras de Barcelona. Es una mujer adinerada, pero su fortuna no la ha ganado ella; de hecho, apenas ha trabajado en toda su vida. Nació en el seno de una familia humilde catalana, que, tras heredar el patrimonio de un tío lejano decidió marcharse a vivir a Barcelona, eje comercial, económico e industrial de la época. Allí crearon su propio negocio, una taberna en la Carrer del Rec, que al principio solo servía vinos y alguna tapa, pero que después, poco a poco, y gracias a la demanda de su clientela, se convirtió en un restaurante conocido en todo el barrio. Los padres de Victoria se hicieron mayores y vendieron el restaurante a uno de los varios compradores que tenían desde hacía un par de años. Un año más tarde el padre de Victoria murió y esta heredó la mayor parte de los beneficios, junto a su madre. Mientras, el nuevo propietario se iba llenando de deudas hasta que el negocio tocó fondo y se cerró.
Victoria estudió Bellas Artes en la Escuela de la Lonja y trabajó durante algún tiempo en un taller de alfarería, su modalidad favorita dentro de las artes plásticas. A los veintidós años conoció a Bernat, un joven que había estudiado económicas y trabajaba como funcionario administrativo en Hacienda. Se casaron después de cinco meses de relación y se fueron a vivir a una finca a las afueras. Allí criaron a sus tres hijos. Ana, Martina, y el más joven, Adrià.
Ana tiene 43 años, está casada con un empresario mallorquín y tiene una hija de poco más de tres años, Daniela. Martina tiene 35 años, estudió periodismo, y trabaja como redactora jefe en un importante periódico catalán. Todos estos años los ha dedicado a su carrera profesional y no tiene prisa por encontrar pareja, aunque sueña con formar una familia, como su hermana. Adrià tiene 29 años, es atractivo y nunca ha tenido ningún problema con las mujeres, aunque todavía no ha mantenido una relación estable. Respecto a los estudios, hizo ADE (Administración y dirección de Empresas) y después se especializó en Asesoría jurídica de empresas, aunque por culpa de la situación económica y su poca iniciativa a la hora de buscar empleo, no ha conseguido trabajo todavía. Debido al listón que le han dejado sus hermanas, le será muy difícil contentar a su madre. Para desgracia de todos, hace tres años murió Bernat, dejando un profundo vacío en Victoria, que quedó bastante debilitada.

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El chico de la piscina
General FictionEl amor es ciego. No entiende de edades, ni de razas, ni de clases sociales. ¿Esta escrito nuestro destino?¿Sabe alguien, con quien pasaremos el resto de nuestra vida? El amor es incomprensible, y puede que lo encontremos con la persona, en el mom...