Academia Denox.

Capítulo 3

Me de quedé un momento quieta, intentado recordar todo lo que había dicho.  A mi alrededor se han empezado a formar grupos de gente intentando decidir a dónde ir primero. Puedo ver, a lo lejos, que Blaster está hablando con un grupo de gente y, como ahora mismo paso de conocer a nadie, decido ir por mi cuenta.

Lo que más me llama la atención ahora mismo es ver la habitación, lo grande que ha de ser para que quepan 36 personas dentro. Como mucha gente decide ir también, opto por esperar hasta más tarde, no quiero conflictos ahora mismo.  Lo segundo que me llama más la atención es el pueblo así que cojo mis maletas y camino hacía la dirección que me indica un cartel.
El camino atraviesa el bosque,  está lleno de curvas y no está asfaltado cosa que hace que piense que a los de la Academia no les preocupan demasiado sus vecinos. Al menos, no tiene pérdida. Al llegar a lo que se indica como final, los árboles se abren, dando paso a un claro. No entiendo nada hasta que bajo la vista y veo unas escaleras de piedra que llevan al pueblo.
Una vez abajo, veo que algunos de mis futuros compañeros ya están dando vueltas y mirando tiendas.  Los comercios que venden armas o suplementos para los poderes están muy bien señalizados así que decido usarlos como guía por si acaso me pierdo.  Entraría en una de esas tiendas, la verdad, pero están petadas de gente. Prefiero ir a otra que venda objetos varios antes para esperar a que se despejen.

Entro en una tienda que parece vender souvenirs. A diferencia de los puestos señalizados, esta no usa la moneda de Denox. Como no pensé en cambiar monedas que yo normalmente uso a estas, no puedo comprar nada. Igualmente, creo que daré un paseo por la tienda, el dueño parece feliz de tener algo de atención.
Mientras salgo, veo un mapa de la villa en una pared así que decido acercarme a leerlo.  Veo diversas tiendas que no están señalizadas así que recuerdo mentalmente dónde están para poder pasar.

Cuando salgo del último local, veo, a lo lejos, un edificio con aspecto de comercio. La fachada está en muy mal estado y parece que está cerrado. Puede que sea un comercio que quedó en bancarrota ya que no está marcado en el mapa.

Los rugidos de mi tripa me indican que debe de ser la hora de comer. Sé que Denox tiene una cantina que da de comer a todos los estudiantes, pero está demasiado lejos para mi hambrienta barriga. Recuerdo haber visto un restaurante antes así que me dirijo para allá. Al llegar veo un cartel que indica todas las monedas que aceptan. ¡Bien! Está la mía así que sé que si muero, no será por hambre.
Entro y pido comida. Creo que cuando acabe iré directamente a Denox a guardar mis cosas y a explorar el lugar. Si se hace muy tarde, no me dejaran pasar a la habitación. No me puedo arriesgar, ya es suficientemente raro que a esta altura no se hayan inventado alguna excusa para poder expulsarme. Al acabar, pido la cuenta y pago.

Un radiante cielo azul me saluda al salir. Es curioso cómo en septiembre aún se puede apreciar el buen clima de pleno junio.
Intento orientarme, recordando dónde estaba la última tienda que visité. Haciendo el camino inverso de por dónde vine vuelvo a ver el local abandonado.  Eemm, no, no está abandonado. De hecho, hay dos mujeres en el interior. Una está detrás del mostrador y la otra, cerca de una estantería. Parecen discutir. Antes de que me de cuenta, mis pies me guían hasta el interior.

- ¡Diddy nos estamos volviendo viejas! Ya no podemos seguir con esto.- Gritó una de las mujeres.

- Te digo que un día de estos tendremos clientela…- Susurró la supuesta Diddy levantando la vista. - ¡Brenda, Brenda! ¡Una clienta!

Diddy se acercó a mí y me examinó de cerca.

- ¡Diddy, déjala en paz! La vas a asustar.

- ¡Ah sí!

La mujer se alejó de mí y se acercó a su compañera. Aproveché para dar un vistazo. La sala era oscura, las paredes eran de piedra y hacía mucho tiempo que alguien no quitaba las telas de arañas. Estas colgaban de las viejas estanterías llenas de polvo. Sorprendentemente sí venden cosas. Eso sí, nada tiene sentido. Ollas rotas, libros viejos, televisores de tubo, armas, neveras sin puertas, sillas varias, piedras…
Un momento… ¿venden armas? ¿¡Y sus precios están en darks!? Parece que se han dado cuenta de mi sorpresa ya que la tal Brenda se ha acercado a mí y me ha sonreído.

- Antes éramos una tienda oficial de Denox, ¡incluso teníamos su emblema! Pero el tiempo pasó, cambiaron de director… Nos acabaron echando, pero aún aceptamos su moneda.

Mientras la mujer hablaba, mi mirada ha recorrido toda la tienda hasta quedarse fijada en una pequeña piedra azul cobalto con pequeñas manchas negras. Diddy, que debe haberse acercado mientras su compañera hablaba, me sonríe y añade:

- Quédatela, por alegrarnos el día.

Miro la piedra un segundo antes de meterla en mi maleta gris. Al cerrar la cremallera he visto un reloj colgado en la pared. Se me ha hecho realmente tarde si quiero explorar la academia. Decido despedirme e irme. Me resulta fácil recordar el camino hasta la entrada de Denox. Pero antes de llegar oigo algo que me paraliza.

- No sé cómo ha entrado, pero es realmente guapa.

- Si fuese ella, no hubiese venido ni por todo el dinero del mundo.

- Ya que ha venido, que se atenga a las consecuencias.

- ¿Has oído lo que quiere hacerle Tom?

- Espero que se espere a los combates, será la única forma de que lo podamos ver…

Recupero mi consciencia, les rodeo y me dirijo a la habitación. No sé quién es Tom pero si quiere guerra, la va a tener.
Los pasillos del internado son oscuros, estrechos y largos. Pero están bien señalizados y me es fácil llegar a mi destino. La sala es amplia, gris y está repleta de literas y armarios. Hay varios chicos pero a ninguno parezco importarle. Veo a Blaster al fondo y me acerco a él. Me mira, me sonríe disimuladamente y mira la litera. Le señalo la litera de arriba y él asiente, metiendo sus cosas en la litera de abajo. Ya hablaremos más tarde, la estrategia es que no se sepa que nos conocemos.