-Stefan, Stefan – lo estaba llamando Monique.
Él se limitaba a balbucear palabras ininteligibles, y esas eran las únicas señales de vida que diera su amigo.
-Mírate como estas – le reprochaba Monique – me duele tanto verte en esta situación Stefan – decía mientras intentaba llevarlo hasta el auto que había rentado en la ciudad y en el que se trasladó hasta la hacienda – Venga hombre ayúdame a que vayamos al vehículo, necesitas descansar y pues como aquí no sé dónde te estás quedando, te llevare conmigo al hotel.
Una vez que hubo subido a Stefan al vehículo, se percató de que a este le quedaba poco combustible, ella no recordaba haber visto una estación de gasolina cuando venía hacia la hacienda, así que a regañadientes bajo del carro pues se dijo que era mejor preguntar dónde podía cargar gasolina antes de marcharse y aventurarse a quedar varada en medio de la carretera a deshoras de la noche.
Comenzó a vagar por el lugar, no veía a quien pudiera preguntarle que le diera esa información, su español no era muy bueno y el par de intentos que hizo no resultaron en nada más que en desastre. Siguió caminando y mientras lo hacía comenzó a disfrutar de la música y de la alegría que embargaba a todos los presentes, en la fiesta de la Vendimia el vino circulaba más rápido que en cualquiera bar de los que solía frecuentar.
De pronto el viento hizo de las suyas y una suave brisa soplo entre la multitud refrescándolos y llenando las fosas nasales del dulce aroma de las Vid recién molida y de los barriles de Roble recién descorchados. Monique cerró los ojos y aspiro hasta el fondo, dejándose envolver por el ambiente que impregnaba la noche. Se quedó así por unos momentos, dejando que sus sentidos se pusieran alerta, primero su olfato y después su oído, que comenzó a escuchar el suave ritmo de las guitarras y los tambores, sin querer su cuerpo comenzó a moverse al son de los sonidos que escuchaba, como si se tratase de una vieja danza que ella conociera.
El tacto hizo su aparición cuando se dio cuenta de que le colocaron una copa de vino en la mano, la olio y sin pensarlo dos veces, la llevo hasta sus labios y bebió de golpe y hasta el fondo el suave líquido, no se había percatado de que estaba sedienta, ahora el gusto había hecho su aparición.
Su sexto sentido se puso alerta al sentirse observada, se giró y busco entre el gentío, y siguió buscando hasta que lo miro.
Ahí estaba ahora su sentido de la vista, indicándole que ese hombre no era producto de su imaginación.
Vio directo a los ojos de ese hombre que la observaba y no pudo evitar estremecerse. De pronto el hombre sonrió y ella se encontró devolviendo la sonrisa, y cuando él comenzó a caminar en dirección a ella, Monique no pudo más que mirarlo de pies a cabeza, y para su deleite lo que vio a primera vista le gusto, le gustó mucho.
Él hombre era alto, de piel morena y cabello ondulado, poseía un cuerpo delgado pero atlético lo que le arranco un suspiro. Llevaba puesto unos vaqueros y una camiseta gris oscuro que se le pegaba al pecho y dejaba ver sus músculos marcados.
Monique continúo observándolo hasta que el desconocido quedo a escasos centímetros de ella, fue entonces cuando se percató de que tenía los ojos color café claro.
Cuando Bruno vio a aquella rubia, enfundada en ese vestido blanco que marcaba las sinuosas curvas de cuerpo, bailar de manera tan sensual en medio de la gente, sintió que se detuvo el tiempo y no hizo más que observarla hasta que ella de pronto se giró, como si hubiese sentido su mirada y fue que pudo ver sus ojos.
Como si la fuerza de un magneto lo atrajera hacia ella, Bruno comenzó a caminar sin quitarle la vita de encima. Fue completamente consciente de que ella le recorría el cuerpo con la mirada, como si estuviese evaluándolo. Bruno sonrió al darse cuenta de que su mirada era de absoluta aprobación.
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BRUNO & MONIQUE
RomanceCuando su jefe y amigo Stefan Dunant se empeñó en cosechar su propio vino, Monique Caruso jamás se imaginó que esa nueva aventura de Stefan le traería a ella consecuencias y mucho menos de las del tipo que después de nueve meses llorando toda la noc...