Capítulo 01

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Un Día Abrumador [Editado]

Narrador Bryan

Eran justo las 6:00AM, cuando escucho los gritos de mi madre, salgo corriendo de mi habitación y voy para allá.

-Qué pasa mamá, estás bien?- ella no me responde y no para de llorar, tiene el teléfono en la mano, se lo quito y veo un mensaje que dice "Estás segura de que es sólo tuyo?", acompañado de una foto la cual se veía muy comprometedora.- Esta bien mamá, tu ya sabías que él te era infiel- digo pero ella aún se mantiene en silencio, apago el teléfono y salgo de la habitación.

Me estoy preparando para ir a la escuela, aunque no estoy muy seguro, ya que lo que acabó de suceder puede traumarle la mente a mamá.

Tal vez para algunas personas el ver a su pareja serle infiel, no sea algo traumante, pero no me refiero a "algunas personas" en el caso de mi madre, el saber que mi padre le fue infiel fue la peor noticia, la cual le causó estragos y problemas psicológicos. Por ello, es poco lo que puede hacer, aunque físicamente esté perfecta. No hay nada como el dolor y el ensimismamiento que lleva. A causa de ello no se vale de sí misma para las necesidades diarias.

Luego de pensarlo un poco y muy a mi pesar, me termino de vestir y preparo un té instantáneo para los dos, le llevo el de ella, me aseguro de que se lo beba para luego acabar el mío e irme.

Normalmente voy a la escuela en mi moto, sin embargo, a veces siento la necesidad de ir caminando. Sin poder explicarlo, se siente refrescante y hasta un poco liberador. Me detuve en un semáforo que quedaba cerca del instituto, en eso, pude ver que una señora pretendía cruzar estando el semáforo aún en rojo, lo que me hace suponer que es ciega. Alcé la vista y venía un vehículo así que la tome del brazo le hice seña al vehículo para que se detenga y crucé con ella, ya que faltaba mucho para que comiencen las clases le pregunté hacia donde se dirigía y me dijo que me despreocupe que ella iría sola, entonces la dejé y me dirigí a la escuela.

Ya en mi destino procuro no cruzarme a nadie. De hecho siempre es así. En el instituto solo te topas con personas que prestan más atención a la ropa que llevas puesta o a los chismes que corren por todas partes, que a lo que diga o piense una persona. Técnicamente son personas vacías que se entretienen juzgando las vidas ajenas porque no tienen nada más interesante que hacer con las suyas.

-Hey hermano ¿para dónde vamos ésta noche?.

-No saldré hoy.

-Agradece que soy tu amigo eh, no sé cómo te soporto así de aburrido- dice poniéndose una mano en el pecho

-Recuerdame cuándo te pedí que fueras mi amigo.

Marcus es como un grano en el culo, duro de matar. Y se puede decir que es con uno de los que paso más de tres palabras.

-Hieres mis bonitos sentimientos- dice haciendo un puchero.

-Marcus vete a la mierda...

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Narradora Crystal

Hoy es mi primer día de clases y por primera vez estoy muy nerviosa, seré la chica nueva y no se cómo seré recibida, y dudo que haga amistades desde el primer día.

Se esta haciendo tarde por lo que decidí ponerme lo primero que encontré y no cepille mi cabello, de modo que este quedó un poco risado.

-Cariño date prisa, o llegarás tarde- grita Clara Evans, mi madre.

-Ya voy mamá.

-El desayuno está en la mesa querida, que te vaya bien, hoy no podremos llevarte pero te llevará Julio, adiós.

Ni que fuera sorpresa, es decir se excusa, siempre lo hace, por ello ya me imaginé que no me llevarían, no es como si fuese una costumbre, más comunes son las excusas, pero eso no me afecta.

-Adiós mamá- Ahhh mierda, no puede llevarme por lo menos el primer día.

O eso creo...

-Buenos días Julitoooo- aún así, Julio me agradaba, por ello no era tan malo el que no me acompañaran.

-Buenos días señorita Evans- hace una pequeña reverencia y yo me río.

-Vale, estamos a mano- digo subiéndo ambas manos en modo de paz.

A él le hace mucha gracia que yo arrastre su nombre, y como sabe que no me gusta que me diga "señorita Evans" porque suena muy formal aún así lo hace, se vuelve un juego cada mañana.

De camino a la escuela Julio tuvo un pequeño percance, pasábamos por un semáforo y de un momento a otro Julio se detuvo de golpe. Tuve la intención de quejarme, pero alcé la vista y pude notar que una anciana iba a cruzar la calle, pero un chico la tomó del brazo y cruzó con ella. El joven era muy apuesto por lo que decidí bajar el cristal, pude notar unos cuantos tatuajes que tenía en su cuello y en sus brazos. Y me sorprendió el hecho de que, si ves a un tipo así en la calle, te da la impresión de que es muy intimidante, sin embargo, el verlo ayudando a una señora, da esperanza, la humanidad no está tan dañada.

-Quisiera que las personas que me rodean sean así- dije y Julio asintió.

El resto del camino me distraje sin pensar nada en particular, más bien de todo un poco, hasta que pude notar el la escuela. Luego de despedirme de Julio, me desmonte del auto y caminé hacia la entrada.

-Dios, a partir de acá, estamos solos- susurré para mí.

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