Pese a que la noche entera el cielo estuvo amenazando tormenta y todo apuntaba a que no podría realizarse la celebración, por algún motivo antes del amanecer todas las nubes se había disipado y los tenderetes pudieron estar listos a las nueve en punto de la mañana. Esa era la hora a la que todas las primaveras, el veintitrés de abril, se inauguraba en la Hoja la feria del día del libro.
Era una fiesta antigua, pero todos conocían cómo y por qué se celebraba pues en las escuelas siempre la enseñaban. Hasta en la academia ninja, donde se preparaba a los niños para ser hombres y mujeres fríos y cuadriculados, tenían tiempo para enseñarles aquella vieja tradición.
Esta regía que las parejas se intercambiasen un libro y una rosa. Así, la Hoja se convertía durante todo el día en una enorme librería-floristería al aire libre. Por la tarde y hasta la noche las calles se llenaban de gente que paseaba entre puestos de libros y rosas, buscando su regalo para la persona amada, aunque con el tiempo había quienes aprovechaban la costumbre para hacer regalos también a la familia o los amigos. Así pues, por toda la aldea podían encontrarse tenderetes con todo tipo de literatura; desde los grandes clásicos hasta las últimas novelas, e incluso, con suerte, se podían ver a autores consagrados firmando ejemplares. Todo ello adornado por supuesto con el aroma de las rosas de primavera.
Pero para el gran jolgorio aún faltaban algunas horas y de momento eran los más pequeños los que la inaugurarían.
A los niños de la academia poco les importaban los libros y mucho menos las historias románticas, pero iban de buen gusto pues estaban encantados de no dar clase.
Hicieron una enorme fila y fueron los niños y niñas los primeros en poder ojear los tenderetes y disfrutar de las flores.
Iruka era de los maestros que tenía turno esa mañana y por tanto le tocó ir a controlar la excursión.
—Bien niños, escuchad. Ebisu-sensei os va a repartir a todos un cupón, es importante que no lo perdáis porque lo podréis usar para coger un libro. Escoged bien porque... —de pronto se distrajo al ver que un convecino había decidido madrugar y pretendía colarse al turno de los niños— ... Perdonad, Ebisu sigue tú...
Iruka caminó llamando al espabilado pero este no se dio por aludido hasta que lo tuvo encima.
—Disculpe, Kakashi-sensei, ¿no me oía?
—Oh, buenos días. Esto...
—Iruka, lo sabe de sobra.
—Perdona, no soy bueno con los nombres. Bonita feria, eh... Oye, un gusto verte, pero tengo cosas que hacer —dijo al tiempo que se despedía y daba un paso hacia la primera parada, pero Iruka se interpuso.
—Lo siento, pero primero van a pasar los niños.
—¿Pasar? Estamos en la calle, tengo derecho a circular por ella.
—Lo sé, pero la costumbre es que sean los niños los primeros en dar toda la vuelta por el mercadillo. Van a comprar unos libros y los llevamos de vuelta a clase.
—Lo entiendo pero hay aquí ¿cuántos? ¿cien, doscientos niños? No veo ni justo ni lógico que acaparen todo esto durante la mañana. He madrugado igual que ellos y tengo mi derecho, así que si me deja pasar...
Hizo el amago de pasar y de nuevo Iruka le cerró el paso. Iruka le estaba poniendo muy difícil el seguir siendo amable. Como siempre ese chunin era una molestia que se le cruzaba en los momentos más inoportunos.
—No lo está entendiendo, señor Hatake. Si ahora empieza usted le seguirá más gente, esto se llenará y será difícil controlar a los niños, no van a...
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Veintitrés de abril [KAKAIRU]
FanficEl día del libro es una fecha especial, casi mágica, en la que la Hoja se llena de libros y rosas en todos sus rincones. Si eres un amante de la lectura puedes disfrutar ojeando los tenderetes y comprando tus libros favoritos, a menos que un sensei...