Él, la acompaño al automóvil y se despidió. Ella solo sonrió.

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Capitulo 1.

Ella se quedo observando su reflejo en el espejo más que de costumbre, su piel bronceada, sus ojos oscuros, su pelo largo y negro hasta la cintura no habían cambiado al igual que su cuerpo, ni muy delgada ni muy robusta para ella era perfecto, contaba con una cintura delgada, no tenía mucho busto era algo así como si todo estuviera en la cantidad exacta y perfecta eso no quiere decir que fuese perfecta solo que se aceptaba como era.

Ella sentía algo distinto esa mañana pero no sabía descifrar que era. Opto por salir de casa lo más temprano posible y encaminarse al Mall para comprar ropa y libros.

Estaciono su porch y se dirigió a comprar, entrando tienda tras tienda y midiéndose ropa tras ropa era algo así como una compradora compulsiva ese día, la mejor parte para ella era entrar a librerías duraba horas y horas leyendo la sinopsis de un montón de libros de los cuales escogía los más interesantes y románticos, ya era medio día y solo había ingerido un café en todo el día, se paro en un pequeño restaurante que estaba camino al próximo mall que visitaría ese día, se dispuso a comenzar a leer uno de los diez libros que había comprado ese día el tiempo se esfumo y alrededor de las cuatro de la tarde siguió su camino, deteniéndose en el centro comercial más grande la ciudad y comprando tanta ropa como le apetecía, entro a varias librerías y compro doce libros más en total, ya no podía caminar sus dos manos estaban repletas de bolsas y aun le esperaba un largo camino a su automóvil.

Alguien se tropezó con ella haciendo que soltara todo del impacto y que permaneciera de pie tambaleándose.

-oye fíjate por donde caminas- dijo molesta.

-¿Estas bromean..?- el la miro a los ojos y sintió algo extraño, algo que no había sentido. –Discúlpame – resoplo un tanto confundido.

Ella se dispuso a recoger sus bolsas y los libros esparcidos por el suelo sin contestar. El la ayudo observando cómo su pelo caía sobre su cara, haciéndola ver más hermosa, más distinta, misteriosa.

-Lo siento- exclamo.

-Está bien, no importa- murmuro con una leve sonrisa en su rostro.

-¿Cómo te llamas?- El le pregunto mientras ella seguía su camino.

-No tengo nombre, lo siento-

-¿Cómo que no tienes nombre?- pregunto.

-No teniéndolo- contesto

-¿Al menos tienes celular?-

-Si…-

-¿Me lo podrías dar?-

-claro... pero es que no recuerdo los últimos dos dígitos- esto era lo que siempre hacia cuando  no quería que alguien tuviese su número telefónico era casi imposible que descubriera el resto.

-De acuerdo, ya lo anoto- dijo con tono burlón.

Él,  la acompaño al automóvil y se despidió.  Ella solo sonrió.

El…

Se sentía frustrado nunca una chica había actuado de esa manera en su presencia, peor aún él nunca había actuado así con una chica, se sentía estúpido y extraño, se encamino a casa de su padre pero solo pensó en ella durante todo el camino, ya no estaba nervioso por tener que ver a su padre y a su esposa, después que su madre murió nunca había escuchado a su padre tan feliz, ya el y su nueva esposa llevaban cuatro años de relación pero John no había visto ni siquiera una foto, no porque su padre no se la mostrara más bien porque él no tenía ningún interés en conocer a la esposa de su padre, de una manera u otra no había superado la muerte de su madre y nunca lo haría del todo.

Fue recibido con besos y abrazos de parte de su padre y un cordial saludo de parte de su esposa.

-Esta es tu habitación- le dijo Rosmin, la esposa de su padre –Bueno espero que no te moleste pero tendrás que compartir baño con mi hija, el baño tiene dos puertas, una que da a tu habitación y otra a la de ella.

-No importa… Gracias- Entro a su habitación mas grande de lo que esperaba y muy acogedora, sabía que la habían acomodado para él. Entro al baño y vio la puerta que daba a la habitación de quien se imaginaba era la hija de Rosmin, una pizca de curiosidad le recorrió todo el cuerpo, la abrió despacio y una tenue luz color rosa iluminaba la habitación, entro en ella sin pensarlo dos veces, todo tan enigmáticamente ordenado, sus ojos recorrieron cada rincón hasta detenerse en un gran librero, con tantos libros como una biblioteca o eso pensaba el -¿Quién rayos lee tanto? – se pregunto. Sobre la mesa de noche había un marco con una fotografía, la tomo en sus manos y no lo podía creer en lo absoluto, era la chica que tanto le había impresionado.

Estaba tan confundido, sorprendido, no creía en el destino y mucho menos en la casualidad, que se supone que significaba que su “hermanastra” fuese la chica que tanto lo impresiono aquella tarde, incluso le parecía graciosa la idea, sabía que de ahora en adelante todo sería un caos un cambio total en su vida pero de algo estaba muy seguro y es que el... 

¿Destino? ¿Casualidad? ¿Amor? Un soneto del corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora