Te quiero.

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Capitulo 6.

Después de todo lo que le había dicho su mejor amigo, condujo sin parar durante una hora, era solo ella y las canciones de *La oreja de van Gogh*…

De regreso en su casa su madre la recibió con un gran abrazo.

-Hola cariño-

-Hola Mami- Sonrió – ¿Dónde estabas?-

-Estaba revisando y reorganizando algunos papeles, además estaba comprando algunas cosas-

-Que bien- No sabía que más decir aun se sentía fatigada. –Me voy a dormir estoy muy cansada, hoy ha sido un día muy largo- Le dio un beso en la mejilla y se fue a su habitación.

-Ehh… Sofí… ¿Has visto a John?-

Su pregunta la tomo por sorpresa –No- Pensó – No lo he visto desde que Salí con George-

-Está bien y por cierto invita a George a cenar, hace tiempo que no viene a casa.

-Claro- Fingió una sonrisa y cerró la puerta tras ella. En primer lugar no sabía dónde estaba John y porque su madre le pregunto por él, es cierto que quizás estaba actuando un tanto paranoica por motivos que ella no entendía, su madre solo le pregunto dónde estaba John por simple curiosidad y por otro lado se encontraba con la triste realidad de cómo tomo todo lo que su amigo le había dicho y que quizás no volviesen a hablar por un largo tiempo hasta que todo este en calma nuevamente.

Ella sabía que había actuado como una mala persona, sabía que estaba siendo arrogante e injusta con John, el problema es que el hacía que ella sintiera cosas que ella nunca había sentido por nadie, tenía miedo de poder llegar a sentir algo fuerte por este chico que prácticamente era su “Hermanastro” cosa que ella no podía asimilar y peor aun la manera en como el actuaba, sabía que era una tonta porque él nunca se mostro meramente interesado en ella más que de amigos o eso pensaba Sofía. Tras una larga reflexión y pelearse consigo misma esa noche en silencio con las luces apagadas decidió darle a demostrar a John la verdadera Sofía que en parte no era muy diferente a la que había mostrado, salvo que ya no se molestaría por tonterías y ya no permitiría que hubiese una muralla entre los dos que ella misma había creado desde el momento en que lo conoció y que tanto había utilizado con otras personas incluso a veces con sus propios familiares… Fue difícil tomar esa decisión. Ella no quería abrirse a las personas. Esa noche por alguna razón ella decidió que esa “Muralla” estaba destruida o al menos trataría de que así fuese.

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Entre abrió los ojos al escuchar abrir la puerta de su habitación, una figura se veía en la puerta, se paso la mano por los ojos para despertar un poco más, alguien caminaba hacia su cama, cerró los ojos  e hizo creer que estaba dormida, alguien se sentó en su cama justo enfrente de ella. Por un momento se sintió atemorizada, abrió los ojos lentamente sin intención de que quien fuera que estaba sentado de espaldas a su rostro lo notara. Por un momento se torno asustada y su respiración se detuvo al ver las espaldas anchas y el pelo rebelde de John. En ese momento no sabía cómo reaccionar, ella no conocía a este chico realmente, no tenía ni la menor idea de lo que quería, no sabía la hora con exactitud pero podría apostar que ya era muy de madrugada.

El volteo la vista y ella cerró los ojos antes de que él se diera cuenta que estaba despierta.

-Sabes te ves muy hermosa cuando duermes- El olor a alcohol inundaba el aire. Sofía ya entendía todo, él estaba ebrio. Pensó que si seguía fingiendo que estaba dormida se iría. –No te entiendo en lo absoluto, me desesperas- hizo un ademan con las manos de confusión. –Maldición ¿Qué te pasa?- ella estaba muy asustada no sabía qué hacer –No te das cuenta que me atraes de una forma… de una forma que no puedo controlar- se paró de la cama y se arrodillo en frente de ella, mirando fijamente el rostro de Sofía.  La respiración se le torno tensa, se sentía angustiada, no sabía si gritar, salir corriendo o seguir fingiendo estar dormida. –Sí que soy un tonto, mírame aquí hablando con una chica dormida, pero te quiero… si maldición te quiero aunque hayan pasado unos días, me gusta todo de ti, me encanta tu arrogancia, como me tratas, tu dulzura oculta… Todo… Me gusta todo- Se acerco más a su cara, Sofía podía sentir su respiración y su aliento con olor a alcohol no le importo en lo absoluto –Quiero que seas feliz y siento que si sigo aquí no lo serás- Tomo una bocanada de aire y se acerco aun mas a su rostro –Adiós Sofía, Adiós mi quería y efímera Sofía-  Ella no sabía si hablar y decir que había escuchado todo, se sentía atraída a él, si,  ella lo quería desde el primer momento en que lo vio, pero ellos no podían estar juntos, ella no lo conocía, el no la conocía, eran muy diferentes, solo habían pasado unos días. El se paro medio mareado y se encamino a la puerta.

–Quédate- No quería que él se fuera –No te vayas… Por favor- Agregó con lagrimas en sus ojos.

Algo en el se encendió al escuchar esas palabras, no podía creer que lo había escuchado todo. Se sentó justo frente a ella, la miro. Sus respiraciones se estaban agitando y luego descendían a un leve susurro, solo eran ellos dos y sus respiraciones, mirándose fijamente a los ojos, como si nada existiera, como si nada importara y entonces él se acerco lenta y temerosamente a sus labios. Unió sus labios con lo de Sofía. La beso.

¿Destino? ¿Casualidad? ¿Amor? Un soneto del corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora