Estar mucho tiempo encerrada en el cuarto era algo bastante aburrido, así que decidí que lo mejor era bajar al jardín a tomar un poco de aire fresco. Casi no salía, al menos que Brataal quisiera desayunar fuera o para ir a la biblioteca de la cual casi había leído todos los libros. Después de mi breve conversación con Liam no me sentía muy bien, la marca de la maldición que esa bruja me hizo me ardía un poco y era algo incómodo. Cuando bajaba las escaleras me tope de frente con Brataal que me miro y sonrió.
– ¿A dónde vas? –me pregunta y yo sigo mi camino.
–Voy al jardín, estoy aburrida aquí dentro. –Le respondo y termino de bajar las escaleras bajo la mirada de varios seguidores. Salgo del enorme castillo y cuando veo el jardín suspiro. Todas las flores, árboles y plantas están marchitas. Y eso no está bien, todo se ve feo y bastante maltratado como todo en este lugar. Entonces recordé a mi madre, siempre le había gustado la jardinería y esas cosas, me daba la sensación de que debería arreglar yo misma todo esto...además me serviría para mis planes de ganarme la confianza de Brataal y de poder escapar de aquí. Me adentre al lugar, donde había lo que parecía ser un laberinto que llamo rápidamente mi atención. Camine con cuidado, y al parecer no había rastro de nadie, doble en una esquina y mire que las flores en este lugar no estaban marchitadas, más bien se veían bastante sanas y hermosas. El olor que desprendían era delicioso, algo que me ayudo a sentirme bien y relajada, no como ese olor a carde quemada y podrida que tenían todos en el lugar. Seguí caminando y mientras más me adentraba, más flores y arboles había. Me encontré de frente con un tipo de casita de cristal, tenía una fuente de la cual chorreaba una hermosa agua cristalina, me acerque y vi que las columnas de la casa estaban hechas de hierro y oro.
Estaba más que fascinada, ¿Cómo un lugar como este tendría algo tan hermoso por dentro? Me acerque hasta la puerta que tenía dos bellas alas talladas en cristal, como si fueran alas de ángeles y al entrar lo que vi me dejo aún más sorprendida.
Escuchaba que tarareaban una canción, una suave y era una voz hermosa. Mire al frente y camine cinco pasos más. La luz que entraba a través del techo de cristal reflejaron, dos ángeles que estaban encadenados uno en enfrente del otro. Uno con las enormes alas blancas y el otro con ellas negras. Ambos levantaron la mirada y sus ojos uno de color gris y otro de color negro, me dejaron sin palabras. Entonces sentí el poder que salía de ellos...no eran ángeles, eran arcángeles los que tenía frente a mí.
El de alas blancas me sonrió, el otro simplemente ladeo la cabeza.
– Santo Dios. –susurro tapando mi boca.
–Bendito y alabado sea su nombre. –dice el de alas blancas y siento lágrimas en mis ojos.
–Debo ayudarlos...yo...
–No puedes ayudarnos, Cassandra. Aunque quieras, no ahora. –me dice mirándome fijamente con una piadosa sonrisa en su rostro. –Llegas un poco atrasada, llevamos mucho tiempo esperándote.
Lo miro sin entender nada y el de alas negras me mira.
–Es momento de ayudarte a sacar ese poder que tienes. –dice el de alas negras y siento una presencia detrás de mí. Me giro rápidamente y veo a Liam que sonríe.
Quede pasmada, pero algo era diferente en él. Algo que no entendía.
–Veo que por fin los conoces...a mis hermanitos. –la sonrisa de Liam se hace algo piadosa.
Estaba más que confundida y eso siempre me desagradaba, la confusión.
–Soy Lee y él es Nuk, tuvimos un mensaje por parte de Alis, pidiendo que te ayudáramos. – el arcángel de alas blancas llamado Lee es quien habla.
Quedo aún más sorprendida, pero lo que me confunde es la presencia de Liam.
–Cassandra, no soy del todo malo. Así que me ofrecí también para ayudarte, le debo una muy grande a tu ángel guardián, además Brataal me está cayendo bastante mal y más ahora con Axel es un insulto su presencia. –me dice Liam mientras se acerca a los arcángeles.
–Alis. –digo y miro a Liam. – ¿Cómo sé que no me están mintiendo? ¿Qué no mientes tu Liam?
–No lo hago, ninguno lo hace. Te darás cuenta cuando Alis pueda comunicarse contigo, a través de tus sueños. Tenemos una buena idea para ayudarte a entrenar y puedas acabar con Brataal y sus malolientes seguidores. –me dice y se acerca a mí. –además te prometo ayudarte a comunicarte con Azael, y ayudarlo a que gane las batallas a las que se está expuesto con las demás ciudades.
Lo mire fijamente. –¿Cómo piensas lograr todo eso?
–La poción que te di, en realidad nos ayudara con tu entrenamiento. Y en cuanto a Azael, se algunos de los planes de Brataal, como y cuando atacaran, con quienes y además puedo obtener más información. –me explica y sonreí un poco.
– Tienes para prepárate tres semanas, Cassandra. – dice Nuk, y asiento. –Te ayudaremos, pero debes de concentrarte bien en esto. Dentro de tres semanas es el ritual y si no está lista para entonces, todo terminara con la destrucción del mundo.
Lo mire alarmada y abrí grande los ojos.
–Si no pueden con esto, Dios acabara con este mundo para poder eliminar a todos los demonios que Brataal piensa sacar del infierno. –dice Lee y yo muerdo mi labio inferior.
–Me esforzare.
–Eso esperamos, estamos exponiendo nuestras vidas. Liam nos liberara el día del ritual, que es noche de luna de sangre. –Dice Nuk y suspire.
–Confíen en mí, estaré lista para tal día. –les aseguro y miro a Liam.
–Bien, es momento de que llegues al jardín, Brataal te puede estar buscando y por nada en el mundo comentes que estuviste por aquí. A nadie, ni siquiera a Black.
–De acuerdo, muchas gracias. –digo sonriéndole.
–Todavía no me agradezcas, andando.
Antes de salir, le di una última mirada a los arcángeles que sea guían de rodillas mirando el suelo pensativos, Salí con mi corazón a mil de emoción y llegue al jardín que en efecto tal cual como me dijo Liam, Brataal me esperaba. Lo mire y este a mí, le pase por el lado y una sonrisa se plantó en mi rostro.
Solo tres semanas...eso será suficiente.