Lo sé.

25 5 1
                                    

Hoy es uno de los días más calurosos desde que he llegado al país y literalmente me estoy asando. Siento como mi piel se está calentando aunque doy gracias a mis tres semanas en Italia y por el sol de allí ya que estoy lo suficientemente morena para no quemarme.

Me doy la vuelta en la tumbona, quedando bocabajo y me estiro para buscar en mi mochila el tabaco.

Estoy en la piscina municipal con Laura y nuestro mejor amigo, que acaba de venir de vacaciones al país.

Desde que Adrián se mudó a Alemania apenas nos vemos aunque nos escribimos los tres por WhatsApp.

Ellos hablan y discuten a lado mío pero mi mente no está en la conversación.

Esta en ciertos ojos marrones y nuestro casi beso.

¡¡Ay!! Como odio que mi abuelo nos haya interrumpido ya que después de su llamada simplemente cogimos un taxi y fuimos a casa. Mis ganas se quedaron en un simple beso en la mejilla.

Y desde entonces no nos hemos vuelto a ver volviéndome loca.

Mi corazón late como loco tan solo pensando en Daniel, y mi mente no encuentra razón desde que le conocí. Es como si todo el control que tengo se va cuando se trata de el. También está el hecho que cuando se trata de él nada tiene sentido.

Aún no ha pasado nada entre los dos, pero aún me hace querer todo con el. Me muero por probar sus labios y me he vuelto una adicta a su voz y a su sonrisa.

Esos labios serán mi perdición.

Sigo sin creerme que alguien como él se fije en la tímida e introvertida de mi. Nada tiene sentido, y menos desde que está en mi vida.

-¡¡Tierra llamando a Catalina!! - gritan mis amigos llamando mi atención. -Dios, estás perdidamente enamorada de este chico y ni siquiera se han besado.

-¡¡Calla Laura!! -reprocho antes de encenderme el cigarro -No estoy enamorada, simplemente me gusta y me parece interesante.

-¿Cuántos años tiene este muchacho? -pregunta Adi.

-Pues... -y me quedo pensando en que nunca me dijo su edad -Pues unos más que yo...

-Ya... -contesto cuestionando la seguridad con la que respondí -Me da que tengo que tener una charla con el para que cuide a mi hermanita pequeña.

-¡¡Pero si es más bueno que el pan!! -tanto literal con físicamente pero la continuación me la guardo para mi.

-Tengo que ver yo con mis propios ojos y comprobar yo mismo su carácter antes de decidir si es lo suficientemente bueno para mí chica. -ruedo los ojos ante su alarmante preocupación y sobreprotección.

-Tranquilo papá... no lo asustes si viene hoy -digo antes de darme cuenta de que no le avisé de que puede que también venga a la piscina.

-Bien te lo tenías guardado que iba a venir hoy -y empiezan a reírse ambos.

-Solo no me hagáis pasar ridículo que os conozco -y les señalo a ambos intentando parecer amenazante.

Tan amenazante como un gatito recién parido.

Doy una calada al cigarro y pienso en como van las cosas y en como nunca pensé que llegaría aquí.

Yo, estando ansiosa por que un chico llegue, sonriendo como idiota cada vez que recibo un mensaje suyo, y quedándome sin palabras cuando estoy con él.

Mi teléfono vibra y empiezo a sonreír sin siquiera mirarlo.

Daniel: ¿Que tal si asomas tu sonrisa preciosa por la terraza?

Fuego, humo y cenizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora