Primer encuentro

42 1 0
                                    


Me encontraba totalmente desnuda, tumbada en mi cama espatarrada, con mi novio encima de mi. Me sentía algo agobiada pero no le di mayor importancia. Supe que la cosa iba mal cuando comenzó a besarme y yo no podía parar de pensar en que tenía que fregar el baño, aún así fingí con que todo era estupendo y seguimos con la faena. Me tocó en mi zona más intima y yo era incapaz de sentir algo, notaba su mano restregarse por mi vagina si, pero no sentía placer alguno. También podía sentir su erección rozarse por mi entrepierna pero tampoco sentía excitación cuando la realidad era que eso siempre me había puesto muy cachonda.

-¡Para!-le espeté cuando intentó meterme la polla. Yo estaba seca por ahí abajo y aquello me estaba molestando e incluso doliendo.

-¿Que pasa?-me preguntó sin entender.

-Me duele-me quejé.

-Joder-protestó malhumorado mientras salía de mi y se incorporaba-¡Siempre estamos igual!

-¿Y que quieres que haga?-inquirí-Yo no tengo la culpa de que me duela. A lo mejor si no...-comencé a decir con la boca chica.

-¿Si no que?-quiso saber con voz afilada.

-Si no intentaras metermela tan rápido...-sugerí.

-¿Que quieres decir? Se clara ¿Quieres?-me pidió con seriedad.

-Quiero decir que ya no te molestas en ponerme cachonda, vas a lo que vas y punto-dije sin dudar, llevaba demasiado tiempo callada con aquellos pensamientos.

-Más bien tu no te pones cachonda con nada-contestó tirante.

-¿Disculpa?-dije atónita.

-Pues eso-repuso sin más mientras comenzaba a vestirse.

-El problema es que crees que me pones cachonda porque me des tres besos en el cuello y me pases la mano por el coño una vez y encima mal-se quedó mirándome fijamente. No me podía creer lo que acababa de decir pero la realidad era que me alegraba de haberlo hecho. Llevaba meses en los que mi vida sexual era una autentica mierda. Al principio pensaba que era porque por motivos de trabajo me había mudado lejos de mi ciudad y por tanto de mi novio al que veía dos fines de semana al mes a veces incluso uno pero la verdad era que este problema lo llevaba arrastrando desde antes. Él ya no me tocaba, no me acariciaba, simplemente me la metía en cuanto se le ponía dura, con él me sentía de todo menos deseada. A todo eso se le sumaba la distancia y los rumores de que se estaba follando a otra pero claro, solo eran rumores no tenía ninguna prueba real de ello.

-Creo que mejor me voy ya para Sevilla-comentó malhumorado.

-¿Eso es lo único que vas a decir?-inquirí, tenía muchas ganas de llorar de repente. Odiaba que no hablara las cosas conmigo. Teníamos un problema muy gordo y quería irse ¿Eso es lo que le importaba?

-Me acabas de decir que no te pongo ¿Que quieres que te diga?-preguntó de mala gana. Jamás lo había visto con esa expresión en el rostro.

-Yo no he dicho....¡Da igual!-le espeté cabreada-¡Vete si quieres!-mascullé cabreada. Sabía que me arrepentiría en seguida de aquellas palabras pero no pude evitar decirlas.

-¡Claro que me voy!-respondió alzando la voz, después salió de mi habitación dando un portazo. Menos mal que Dani, mi compañero de piso no estaba allí en esos momentos. 

Me tumbé en la cama y note como poco a poco mis ojos comenzaban a llenarse de lágrimas, me sentía más que hundida. De alguna u otra forma sabía que mi relación pendía de un hilo y eso me partía el alma. No obstante, llegados a este punto de la historia será mejor que me presente, mi nombre es Ámbar y tengo 24 años. Soy de Sevilla pero actualmente vivo en Madrid por motivos de trabajo. Llevo un año en esta ciudad y un año llevo teniendo problemas con mi pareja, Rubén, con el que llevo 4 años en total y por la situación que estaba viviendo no sabía si íbamos a durar mucho más.

Es más que SexoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora