Mal día

29 1 0
                                    


A la mañana siguiente me despertó el sonido de mi teléfono, corrí a cogerlo esperanzada de que fuera Rubén pues había pasado una noche horrible. Al menos lo había llamado como 15 veces pero nunca me había contestado. Desgraciadamente me di cuenta de que no se trataba de mi novio sino de Vanesa. 

-¿Si?-dije con voz apagada en cuanto descolgué el móvil.

-¿Por que desapareciste así anoche?¿Pasó algo con Ruben?-me preguntó interesada. No contesté pero comencé a llorar de repente. Ante la mención del nombre de mi novio recordé todas las cosas que me había dicho.

-Ámbar...-me dijo mi amiga al escuchar mi llanto-¿Quieres que vaya?

-...No...necesito estar sola-respondí como pude entre sollozos.

-¿Segura?-inquirió.

-Si, gracias pero es lo que necesito-murmuré, estaba ansiosa por terminar la dichosa conversación.

-Yo...Quería saber como estabas-dijo en un murmullo.

-Estoy hecha una mierda-me apresuré a contarle la breve conversación que había mantenido con mi novio durante  la noche anterior.

-Joder-fue lo único capaz de decir-no me esperaba eso. Se ha comportado como un capu...-no la deje terminar la frase.

-Luego hablamos ¿Vale? Es que no tengo ganas de nada-dije intentando no sonar antipática.

-Vale , avísame en cuanto quieras compañía...-colgué con rapidez, espere que no se lo tomara a mal pero no estaba para escuchar a nadie. Me levante de la cama y me miré al espejo, daba pena, me había dormido con el maquillaje de la noche anterior por lo que tenía manchas por toda la cara. Fui al baño a lavármela y después me dirigí a la cocina para comer algo, a mi nada ni nadie me quitaba el apetito, no sabía si eso era un defecto o una virtud, al pasar por delante del cuarto de mi compañero de piso escuche ruidos, gemidos para ser exactos.

-Si, si ¡Joder sigue, no pares!

Al parecer el tío se había traído a otra chica a casa, sabía que era otra porque no reconocía la voz y teniendo en cuenta su historial no era muy difícil de adivinar. Cuando llegué a la cocina y me senté a desayunar una o dos magdalenas con una buena taza de leche comprobé que los gemidos llegaban hasta allí.

-Debe de estar fingiendo-dije para mi misma-nadie puede gritar tanto-después me lleve una magdalena a la boca, estaban muy buenas, tenían trozos de chocolate. Al cabo de unos minutos los gemidos cesaron y escuche como se abría la puerta del cuarto. A los pocos segundos Dani hizo acto de aparición.

-Joder Dani-me queje cuando lo vi entrar a la cocina-Cualquier día te traes una loca y nos desvalija la casa.

-Eres muy dramática-me dijo después se sentó conmigo en la mesa y cogió una magdalena sin ni siquiera pedirme permiso. Era una bonita costumbre suya.

-Ya-comenté mientras me echaba una cucharada de cola cao en la taza-pero deberías de tener cuidado con quien traes a casa-le reproché con voz apagada. Se quedó mirándome fijamente por un momento.

-¿Estás bien Ámbar?-me preguntó a los pocos segundos, parecía interesado de verdad.

-¿Por que lo preguntas?-inquirí para esquivar la pregunta.

-Por tus ojos, están enrojecidos y...-dudo un momento pero después continuo-te escuche ayer pelear con Ruben. No soy un entrometido pero es que las paredes son de papel-explicó.

-Lo se, te oigo follar cada día-repuse mosqueada, me sentía como si hubiera invadido mi intimidad.Llevaba un año viviendo con él pero nunca habíamos cogido la confianza suficiente como para hablar de cosas tan personales y privadas.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 01, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Es más que SexoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora