Handkenakk tenía una fiel sirvienta, una diablesa a la que cuido desde que era una niña y le enseñó el arte del poder oscuro, pero la joven daba indicios de tener consciencia del mal que el quería realizar tanto en el mundo de los vivos como en el de los muertos. Así un día Hankenakk decidió expulsarla arrebatándole la mayoría de su poder.
- Ha llegado tu hora querida, ya no me sirves para nada, pero tranquila, te llevaré a un lugar donde te lo pasarás muy bien el resto de tus miserables días sin poder en el mundo superior. Que tengas un buen viaje jajajaja
Sin poder rebatible, en un abrir y cerrar de ojos, la diablesa fue expulsada de la Llanura de la sangre. Se despertó aturdida en lo que parecían unas ruinas, quizás de un antiguo santuario. A su alrededor, un frondoso bosque formado por numerosos tipos de árboles y arbustos, algo que no era para nada común en el plano infernal de donde provenía. Entre la vegetación, encontró un estrecho sendero, por el cual seguramente la gente iba al santuario, pero estaba muy descuidado y lleno de arbustos que dificultaban el paso. Acostumbrada a las altas temperaturas, ahora sentía frío por el viento que se colaba entre las ramas de los árboles, haciéndole sentir nuevas sensaciones que hasta ahora nunca pudo sentir. Al final del camino se encontraba una pequeña ciudad, Weellseen, donde había humanos viviendo. Al verla, los ciudadanos temían por su vida y se escondían en sus casas y le gritaban para que se fuera, pero a dónde iba a ir sola, en un mundo que no conoce y sin la mayoría de su poder que fue arrebatado. Ya que le parecía que se iba a quedar en ese mundo bastante tiempo, decidió ayudar a algunos aldeanos para ganarse su confianza, ya que al final no era tan mala para ser un ser demoníaco. Uno de estos aldeanos llamado Herwik, el pastor de la ciudad, le aconsejó que fuera a hablar con el comandante de la guardia Taroma en la base militar de la ciudad.
Weellseen era una ciudad con un despliegue militar bastante grande ya que estaba cerca de las poblaciones de trolls con los cuales el reino estaba en continuas disputas.
- ¡¿Una diablesa por estas tierras?! ¿Pero qué?- el comandante de la guardia se quedó perplejo al ver que un demonio pedia ayuda
La diablesa le contó su historia de forma resumida y como acabó en el reino
-Entiendo, bueno, veo que no nos quieres hacer mal, ya que podrías arrasar esta pequeña ciudad de un suspiro. Lo único que te requerimos es que te unas a nosotros para luchar contra los trolls que quieren invadir nuestras tierras.La diablesa aceptó ya que no tenía otra opción para poder mantenerse viva. El comandante Taroma le encomendó de ir a Putriuk para hablar con el general Bennyard, el cual le iba a informar de la situación y la labor que tenía que desempeñar.
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Darkness became to Light
FantasyEn una tierra que asemeja paz y armonía, se avecina un mal que puede cambiar el sino de todas las criaturas que habitan en el reino. ¿Lograrán acabar con las fuerzas del infierno ?