Capitulo 4

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Andrea

Las paredes son sangre pura, el quiere tu alma y tú cuerpo, el te desea. La lujuria del ser puro, el noble corazón se va derritiendo entre flamas. Eres suya.

7 meses atrás

Ana

El sentimiento de libertad y felicidad desaparecen al ver una ligera luz por las ventanas del pasadizo hacia el cuartos de los niños.

"Las velas de las supervisoras se esparcen, es tarde, no podremos escapar"

No quiero que les hagan daño, no merecen esto.

Las cortinas abiertas, ese rostro ignoto mirándome, mi sangre paralizada y mis ojos lentamente cerrándose.

***

-Andrea: ¡ANA!, ¡ANA!, despierta hermana, ¡DESPIERTA!

****

La oscuridad dentro del cuarto es fría y muy lenta. Intentamos dormir pero los gemidos que vienen del tercer piso hieren nuestros oídos.
Con la curiosidad y una vela en la mano me dispongo a investigar el motivo del dolor que identifica a esos gemidos.
Subo lentamente las escaleras, temerosa escuchando como los gemidos se hacen más fuertes y agitados.

****
-Ana: !ANDREA!
-Andrea: Ana, ¡por Dios!¿te sientes bien?
-Ana: ¿Andrea?, ¿que me pasó?
-Andrea: te desmayaste, casi me muero, me hiciste preocupar enana
-Ana: Andrea, no me dejes por favor
-Andrea: yo... te lo prometo
-Ana: ¿Andrea que pasa?
-Andrea: no voy a poder estar siempre junto a ti. Ellas vienen y ninguna de las dos podremos escapar.
-Ana: ¡NO!, Andrea porfavor, podemos salir juntas, yo se que si podemos
-Andrea: no Ana, tu debes escapar. Yo me quedaré aquí, tu debes ser libre
-Ana: ¡NO!¡NO!, Por favor, no me dejes
-Andrea: yo te pido me perdones pero esto lo hago por ti
-Ana: no voy a poder lograrlo
-Andrea: lo siento...
-Ana: ¡NO!, Andrea no te voy a dejar

Lágrimas brotan de mis ojos, no puedo permitir que esto suceda, no quiero, ya no quiero llorar más.

-Andrea: apúrate, no hay tiempo

Andrea intenta agarrar mi cuerpo, pero yo me niego y solo sigo llorando, entonces es que ella me da un cálido y tierno abrazo, con el que recobro mi seguridad y mi fe

-Andrea: ¿lo harás ahora?
-Ana: creo que si

***

Escaló ese árbol de la esquina, en tanto que mis nervios están en otro nivel justo ahora.

Se veía muy alto, más no tenía libertad de elegir otra opción. Mi estómago era tan liviano dentro del cuerpo, sentía que volaba con los ojos cerrados, dentro de mi solo decía "Dios no hagas que muera".

El césped está frío, gotas de lluvia en todo mi cuerpo. Empapada, asustada con dolores en mis hombros y rodillas, me percato que aquella anciana no se encuentra junto a mí, siento un alivio al saber que no estoy muerta, pero el miedo me inunda al saber que puede estar cerca. Es así como inició una de las carreras más largas de mi vida, la respiración es rápida, mientras tanto solo pienso en mi hermana que se quedó atrapada en aquel lugar lleno de lamentos y terror oscuro.

La Zona OcultaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora