One-shots de Jojo's Bizarre Adventure || JJBA x reader --PAUSADO--

Blood flows like a river [ Joseph Joestar x Male! Reader ]

Un quejido se escuchó desde la entrada principal, acompañado tras un fuerte portazo que consiguió hacer que tu ceño se frunciese ligeramente.

Joseph...

Pusiste tus ojos en blanco desde tu posición en el salón. Mil veces le habías dicho que cada vez que quisiese visitarte no entrase haciendo jaleo ni cerrando la puerta con tanta fuerza porque una de las veces en las que te rehusaste a dejarlo pasar -más que nada porque no te encontrabas con el mejor humor del mundo- casi acaba destrozando la puerta con la excusa de que "estaba preocupado y necesitaba asegurarse de que estabas bien", y sinceramente te negabas a que volviese a pasar. Esa fue una de las muchas razones por las que le diste una llave de tu pequeño apartamento, siendo otra de ellas que tu relación con él no era exactamente de "solo amigos". A veces jurabas que erais novios, una pareja en toda regla, pero desde que te enteraste de que su estancia en Venecia era porque estaba buscando acabar con ciertos "hombres del pilar" sentías que el hecho de que se pegase tanto a ti y que vuestros encuentros fuesen más allá de un par de besos era porque simplemente él necesitaba evadirse de sus problemas.

No pensabas mucho en eso, no porque no fuese necesario sino porque sabías que si lo hacías acabarías paranoico. De hecho, cuando pensabas en ello jurabas sentir que lo que estaba ocurriendo era por tu culpa, por no ser tan abierto y expresivo como él. No es como si nada te importase, pero era raro que rieses y que tu rostro expresase otra cosa que no fuese seriedad o enfado. Intentabas arreglar esto, pero pensar en sonreír era mucho más fácil que hacerlo, además que cuando lo hacías sentías que solo te veías más ridículo y por ello se te quitaban aún más las ganas de intentarlo.

De solo volver a pensar en esas cosas tu cabeza recibió una leve punzada, haciendo que una de tus manos se apartase del libro que leías para ir directamente a tu sien, masajeándola en un intento de que aquel dolor se disipase. No estabas dispuesto a seguir pensando en aquello, así que dejaste el ya mencionado libro en la mesa que se encontraba a tu lado, dispuesto a dejar que Joseph acabase entrando a entretenerte como de costumbre y te distrajese de tus propios pensamientos.

Pero no llegó a asomarse como de costumbre.

—¿Joseph? No te hagas de rogar, sé a lo que has venido —hablaste, sin poder evitar que las palabras que salieron de tu boca denotasen cierta irritación.

Un minuto, dos, tres, y aún sin respuesta del castaño. ¿Es que habías imaginado que él había entrado y en realidad no era así? No, eso era imposible, aún resonaba en tus oídos el portazo que aquel idiota había dado.

—¿Me vas a hacer ir a por ti? —volviste a poner tus ojos en blanco, suspirando al mismo tiempo— Está bien...

Con cierta pesadez te levantaste del agradable y cómodo sofá de tu salón, yendo en dirección a la puerta principal mientras maldecías en tu mente a Joseph y a cualquier plan que estuviese tramando. Pero tus maldiciones cesaron justo al pasar el marco de la puerta y observar al fondo del pasillo una gran mancha de sangre sobre la que se encontraba completamente tirado el sujeto al que tanto amabas y detestabas a la vez.

—¡Joseph!

En cuestión de segundos te acercaste e ignorando el hecho de que te manchases, levantaste ligeramente el cuerpo del contrario, notando que tenía una pequeña brecha en su cabeza y que sus brazos y torso estaban plagados de heridas que no parecían demasiado graves pero que aun así le estaban haciendo perder sangre, tal vez más de la que debería.

—¿Joseph? ¿Me escuchas? Joseph, contéstame —tu rostro impasible acabó tornándose en uno de desesperación, en uno lleno de miedo.

Miedo de que Joseph realmente estuviese muerto.