Capítulo 3 Yule

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Jamás he sido lo suficientemente sincera como para decir lo que pienso a todo el mundo. Soy bastante reservada y eso me hace enfurecer. Quisiera ser mas abierta y no ocultar siempre lo que siento de todas las personas a mi alrededor. Siempre tengo que aparentar ser fuerte y fingirle sonrisas a mi supuesta familia perfecta, cuando en realidad es la familia más disfuncional que existe. Fingir, en eso se basa mi rivalidad en los medios de prensa desde que tengo memoria, con la única que logro ser yo misma es con mi Unicornia.

Papá es dueño de una cadena de hoteles, por lo que vive prácticamente en su oficina trabajando, mi hermano se llama Marcos y tiene 10 años, no vive con nosotros pues papá lo mandó desde los 6 años a un internado fuera de la ciudad; y el último miembro de mi familia es mi madrastra. Mamá murió cuando yo tenía 10 meses de nacida así que mi padre se buscó otra mujer para rehacer su vida púes él era aún muy joven. La madre de mi hermano pequeño es como unos de esos granos que te salen en el trasero y no te dejan vivir... Se entromente en todo, hace millones de reuniones para mostrar lo falsos que somos, mandó a mi hermano muy lejos y según ella es la madre perfecta y ejemplar con la que yo nunca crecí y que por eso soy tan maleducada.

Mi vida a pesar de no ser perfecta es la que me tocó vivir. No soy de esas niñatas rebeldes que se quejan de todo, incluso hago hasta lo imposible para ayudar a papá, sé que él es un hombre estupendo, solo que la muerte de mamá lo consumió tanto que ahora intenta disfrazar ese dolor con su trabajo. Ya no es aquel hombre guapo de traje que sonreía, lo sé porque veo las fotos de cuando era una bebé y mamá aún vivía. Él era sonriente y muy buena onda, además de que me dedicaba todo el tiempo del mundo, a diferencia de lo que ha hecho con mi hermano, desde que Marcos nació las únicas que los hemos querido y cuidado somos Claudia y yo. Por lo que mi hermanito no ha sentido el amor de una familia completa.

Bajo las escaleras de la casa de dos en dos puesto que jamás perderé esa costumbre. Reviso la sala y veo que la bruja no está en casa, seguro ha ido a gastar el dinero de papá con algunas de sus plástimigas (amigas plásticas). Me acerco a la cocina y veo que Claudia no está.

-Claudia me voy -grité para que me escuchara-

Claudia es una chica muy linda, tiene el cabello muy negro al igual que sus ojos. Su personalidad es muy buena y es prácticamente mi figura materna, ella me cuida desde que tengo 4 años y se mudó a esta casa. Para mí no es una sirvienta, por eso enfurezco cada vez que Mariam, la bruja, la trata de esa forma. Algo interrumpe mis pensamientos. Un estruendo suena y llama mi atención, sabía que mi bola de pelos estaba dándole trabajo a mi querida Clau. 

-¡Dokie! -grita Claudia-

Entra corriendo y juraría por dios que parece tener una sonrisa en su rostro. Pero obvió no es así. Dokie es mi perro lobo y el bebé de esta casa, o al menos el mío porque la bruja no lo soporta. Así que me obliga a tenerlo en el jardín donde mandé a que le hicieran una linda casa y Claudia me ayuda a cuidarlo.

-Tranquilo bebé -lo acaricio-

Luego de unos segundo llega a la cocina una mujer llena de lodo y algo despeinada. La miro desde el suelo donde me senté para acariciar a mi bebé y sonrió.

Su ropa es un desastre parece que Dokie si que le dio lata hoy.

-¿Día de baño? -pregunto sonriendo-

Ella asiente con la cabeza y luego también ríe.

-Escuchó tu voz y se volvió todo loco, intenté atraparlo pero ya ves -se señaló completa-

Caminó hasta la nevera y tomó un poco de jugo de naranja, sabe que es mi favorito.

-¿Como va la escuela? -se sirvió un vaso y luego me extendió otro con el líquido anaranjado-

#BFF   ©1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora