Capítulo 25

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La puerta de mi habitación se abre y oigo unos leves pasos, como si estuviera andando de puntillas. El sonido desaparece a lo largo de la habitación por lo que me relajo y me mantengo con los ojos cerrados, aferrándome a mis últimos minutos de sueño. Segundos después se me clava en los tímpanos un estruendoso sonido mientras la luz se filtra por mis ojos, todavía cerrados.

Mierda... sigo teniendo mucho sueño.

A pesar de que tengo más sueño del que recuerdo haber tenido durante toda mi vida, abro levemente los ojos y observo como Charlie pulula por la habitación.

-A ver, esto es importante, ¿cuál me pongo: la blanca o la negra? -se planta frente a la cama y veo que lleva una falda negra y una camisa blanca un tanto bombacha. A su vez sostiene una blazer blanca sobre su silueta mientras con la mano derecha sostiene la negra.

-¿Esa que llevas puesta es mi falda?

-¡Adivina quién tiene una entrevista de trabajo!- da un pequeño saltito y se sube a la cama, se acerca hacia mí a cuatro patas, en posición felina.

-¿Y se puede saber de qué es la entrevista?

-De la secretaria de un pez gordo de una discográfica.

-Estás de broma, ¿no?

-Para nada.

-¿Y cómo has conseguido tú ese empleo? Y no me digas que en el periódico porque no me lo creo...

-Primero, el puesto todavía no es mío y, respondiendo a tu pregunta, me lo ha conseguido tu padre.

-¿John?

-Ahá, al parecer tiene conocidos en esa industria.

-Y yo sin saberlo...

-Si consigo este trabajo saldremos a celebrarlo, ¿no? Estoy hasta las narices de estar encerrada.

-Primero consigue el trabajo y ya se verá después lo de la celebración...

De repente, Charlie se tapa la cara con el bazo.

Ambas nos quedamos así un par de minutos, en silencio; hasta que mi amiga levanta el brazo y ve la hora en el reloj de muñeca que lleva puesto.

-¡Mierda, ya tendría que haber salido de casa!

-¿También llevas mi reloj puesto?

-¡Relájate, luego te lo devolveré!- se pone en pie, se estira la falda y me da un beso en la mejilla antes de salir por la puerta con las dos americanas.

Miro el despertador que tengo en la mesilla y veo que son las ocho y media... Hoy es martes y no tengo clase hasta las seis y media. Muy bien Charlie, ¡gracias por despertarme a lo tonto!

La verdad es que mis planes para hoy eran quedarme en la cama, cocinar algo para que Charlie y yo comiéramos e irme a clase; pero no tengo ganas de quedarme nueve horas encerrada en casa...

Cinco minutos después la puerta de casa se cierra, avisando a mi cerebro de que Charlie ya se ha marchado.

Me da mucha pereza el pensar en levantarme de la cama, pero como me quede todo el día aquí me voy a aburrir como una ostra.

Agarro mi teléfono -que está en la mesilla-, y reviso si hay alguna actualidad o algún mensaje.

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⏰ Última actualización: Sep 12, 2014 ⏰

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