Capítulo 21:
-¿Pero qué...? Harry, ¿qué coño haces aquí?
-Ya te lo he dicho, necesitamos hablar.
-No es un buen momento…- Él da un paso en vano, a la par que le empujo levemente en el pecho y cierro la puerta, obligándole a quedarse fuera.
-Necesitamos hablar.
-He dicho que no es un buen momento.
Ambos nos quedamos en silencio, mientras el rostro de Harry toma un gesto pensativo y… ¿dolido?
-¿Por qué no es un buen momento?- Mi mirada se dirige hacia el lado del marco de la puerta contrario al que él está apoyado. –Contéstame Savannah.
Sigo sin decir absolutamente nada.
Vuelve a dar un paso, sin embargo, esta vez, se choca contra mi cuerpo mientras digo con un tono irritante y un par de octavas más altas de lo que esperaba:
-¡Harry estoy acompañada!
En un momento de debilidad por mi parte, él mete el hombro derecho por el único lado de la puerta, que no está tapado por mi pequeño cuerpo, y entra con bastante facilidad mientras aprisiona mi cuerpo con el lado contrario de la puerta.
-¿Estás con el gilipollas ese? ¿Enserio, Savannah?
-¡Harry, fuera de mi casa!
-¡Payne, sal a que te reciba como es debido!
En ese momento, el pomo de la puerta de la cocina chirría y puedo palpar el cabreo que tiene Charlie; y yo ya no sé si pegar a Harry antes de que lo haga Charlie con sus propias manos.
-¡Charlie, no salgas!- El pomo vuelve a quedarse quieto y yo prosigo:- ¡Puedo apañármelas sola, no salgas!
La puerta vuelve a cerrarse mientras oigo gritar a Harry:
-¡¿Charlie?!, ¡¿Otro para la lista?! Cada vez te duran menos los rollitos…
-¿Qué coño quieres, Harry?
-Eso debería decirte yo a ti.
-¿Qué dices?
-¿Qué quien coño es ese con el que estabas en la discoteca y el tal Charlie?
-¿Y a ti qué te importa?
-¡Déjate de preguntitas retóricas y respóndeme como una puñetera persona civilizada!
-¡No tengo que darte ninguna explicación!, ¡te recuerdo que tú y yo no tenemos nada!
-¿Nada? ¿Seguro que no teníamos nada?
-Que yo recuerde no.
-¿En serio? ¿No te acuerdas de que el día antes de irte tenía las manos metidas debajo de tus bragas mientras que decías “Oh, Harry, así, no pares”?- El pomo de la puerta de la cocina vuelve a chirriar y grito de nuevo.
-¡Charlie, no!
Sé que está haciendo todo lo posible por no salir y matar al chico que tengo delante de mí y del que tengo unos irremediables sentimientos.
Harry me agarra el brazo e, inconscientemente, consigue hacerme daño.
- ¿Necesitas que te lo recuerde de otra manera?
