Luces Y Sombras

3.3K 149 60
                                    

Un irritante sonido invadió el pequeño espacio de apenas dos habitaciones, cuyas cercanas paredes se encargaron de hacer retumbar.

El piso estaba lleno de objetos extravagantes cuyo uso era cuestionable, una pequeña selva se apoderaba de cada rincón, compuesta por plantas y animales que nada tenían que ver con los que se encuentran en una selva común, había más lamparas de lo considerado habitual, logrando ser el objeto estrella que se podía observar en numerosas formas y colores. Se encontraba sumido en una profunda oscuridad, inmerso en un aura que hubiera pasado desapercibida a ojos y sentidos humanos, pero que era fácilmente distinguible si se conocía el mundo de las miles de asombrosas criaturas que se encargaban de proporcionar aquella penumbra.

El timbre de la puerta volvió a sonar, haciendo que la única persona que dormía en la gran cama del centro del pequeño cuarto se despertara, y con ella, las luces de las lámparas más cercanas. Una joven de pelo claro, casi blanco, se incorporó aún adormilada, reconociendo el horrible sonido de el insistente timbre. Se levantó de la cama, aún en ropas de dormir y caminó por el pequeño espacio.

Durante su recorrido hasta la puerta, las lámparas que la rodeaban se encendían al pasar para apagarse al quedar fuera de su rango, emitiendo todas el mismo tono de luz amarilla que rodeaba y acompañaba a la joven por su paso por las estancias como idolatrando su presencia, insectos hermosos y pequeños seres voladores irreconocibles de colores vivos revoloteaban a su pasar, atraídos por el aura mágica con sabor a vida que la chica desprendía. Una de las cientas lámparas que se encontraban en aquel diminuto apartamento pareció centellear antes de encenderse.

"Tendré que cambiarle la bombilla"

La joven se detuvo en la puerta, las innecesarias luces navideñas colgadas sobre ella disminuyeron su intensidad en clara señal de ansiedad social cuando la creadora de su luz logró distinguir a través de la mirilla a la culpable de su desagradable despertar.

En el mismo instante en el que la joven abrió la puerta el apartamento entero cambió su apariencia. Las decenas de lámparas desaparecieron, los objetos extraños dejaron de estar a la vista, los muebles viejos y con formas anómalas fueron reemplazados por piezas de alguno de los catálogos de Ikea, la selva improvisada fue reducida a una pequeña planta y una pecera apoyadas en la única cómoda del piso.

-Buenos días Clara, ¿Qué se te ofrece?

La dueña de la casa saludó a su vecina al mismo tiempo que alisaba una arruga en la camisa que acababa de aparecer sobre su cuerpo, sabiendo muy bien la razón de su visita. Su poco aprecio al hecho de socializar la hizo verse nerviosa, aunque intentó disimularlo.

-Verás, -La visitante miró a la chica de forma tímida, como temiendo que estas visitas se estuvieran volviendo demasiado habituales.-ya sé que últimamente vengo mucho por aquí, pero es que... Eres la única que sabe como ayudarme.

-¿Ha vuelto a pasar?

La dueña del piso habló mientras le indicaba a su vecina que pasara a la pequeña cocina, que hacía a su vez de comedor.

-Otra vez, exactamente lo mismo. ¡Es que no puedo más! Me va a volver loca...

La joven de pelo claro indicó a la chica a que se sentara en una de las dos sillas de la pequeña mesa, haciendo ella lo propio en la de enfrente. Puso su mano sobre la de su visitante.

-Sabes que no es molestia, es parte de mi trabajo, a pesar de la clandestinidad.

La sonrisa que la chica proporcionaba lograba calmar a su vecina de forma constante, a pesar de la clara incomodidad que le provocaba el hecho de encontrarse en casa de alguien que se dedicaba a esas cosas.

Luces Y Sombras |  Albalia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora