5. pensar

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jeongin estaba parado frente a la casa de hyunjin, con una flor en su mano y una sonrisa tímida. tocó la puerta y abrió una señora, que indudablemente reconoció como la mamá de hyunjin. le tendió la flor.

—mucho gusto, señora; soy jeongin, un... —jeongin dudó, no sabiendo si decir que era su novio o su amigo.

—ah, eres tú. —la señora sonrió limpiándose las manos en el delantal antes de tomar la flor—. jinnie me habla mucho de ti, cariño.

jeongin sintió una calidez en su pecho, porque hyunjin le hablaba a su mamá de él, le importaba. jeongin era importante, era importante, muy importante.

la señora lo invitó a pasar y llamó a la habitación de hyunjin.

—si gustas puedes pasar —la mamá de hyunjin le señaló la puerta de la habitación.

jeongin agradeció y entró, viendo a hyunjin tendido en la cama mientras hacía algo con la computadora.

—eh, hola —jeongin besó su frente.

—hola —hyunjin cerró la computadora rápidamente, pero antes jeongin logró ver lo que estaba viendo: propuestas de empleo.

—¿adónde irías?

—¿de qué hablas? —hyunjin rió nervioso.

—del trabajo, lo vi. ¿dónde?

—es en estados unidos, pero no importa: ya lo rechacé.

jeongin sintió una presión donde antes había calidez.

—¿por qué?

—no puedo dejarte, ni tampoco a mamá. eso le rompería el corazón a ella, y a mí —hyunjin sonrió y puso la computadora a un lado—. quiero quedarme contigo toda mi vida.

esas palabras fueron como un golpe en el estómago para jeongin.

—no digas eso —no tenía aire—. por favor no lo digas, porque aunque no aceptes el trabajo, te irás de aquí. tú no perteneces aquí, hyunjin. tú perteneces a una gran ciudad, y yo no puedo seguirte.

la sonrisa de hyunjin se borró. asintió y dijo unas simples palabras:

—perdón, lo dije sin pensar.

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