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gato

Park JinYoung llevaba una vida tranquila, era maestro en un jardín de infantes bastante bien remunerado. Sus padres gozaban de salud y sus hermanas estaban felices con sus matrimonios. No tenía mayor preocupación. Vivía solo y, en su departamento, había suficiente espacio para dos compañeros, aunque él no los necesitara.

Le gustaba la tranquilidad de su vida y, personalmente, quería que siguiera así. Aunque había también una parte de él que deseaba un poco de emoción y añoraba algún día enamorarse. Pese a eso, el romance no le preocupaba, no era de gran importancia , no mientras estuviese ocupado con sus clases y su familia. Pero, justo ahora, eran vacaciones y, por las noches, cuando se encontraba solo y miraba hacia el techo de su habitación solía preguntarse si alguna vez tendría la dicha de amar, pero, sobre todo, de ser correspondido.

✿❀✿

Un pelinegro se dirigía a su casa con la cena que había comprado en el restaurante de su mejor amigo y con su celular en la mano. Estaba coordinando los detalles del viaje de su primo Yeollie que iba a visitarlo allí en Busan. Se quedaría unas semanas con él.

—JinYoungie~ ¿ya tienes todo listo para mi visita? —se escuchaba del otro lado de la línea. El azabache se acomodó el celular para escuchar mejor antes de contestarle.

—Claro que sí, orejón, ¿acaso yo dejo las cosas para último momento como tú? —escuchó la risa de su primo a través del móvil y sonrió un poco.

—Veo que andamos agresivos, Nyoungie. ¿Aún no haz comido? —el gruñido de su primo fue más que suficiente respuesta y Park Chanyeol volvió a reír— Además, no eres quién para hablar de orejas, eh.

-—Admito que las tengo un poco grandes, pero al menos no vuelo con ellas como tú —y aunque el pelirrojo no lo había visto tenía la seguridad de que le había sacado la lengua y volvió a reír.

—¿Vas a cocinar algo? ¿O Jin te invitó nuevamente del BangTan?

—No hagas una pregunta de la que ya sabes la respuesta.

—Pero, Nyoungie, cómo sigas consumiendo de su restaurante sin pagar caerá en bancarrota. Fíjate qué comes demasiado.

—¡Yah, no me molestes! Y sabes que a Jin le va de maravilla, no quebraría por qué de vez en cuando me invite la cena. Ambos sabemos que en realidad sólo te molesta que-

Y justo en ese momento un gato negro y grande le arrebató la bolsa en la que llevaba la comida. Una respiración entrecortada salió del azabache mientras miraba a la bola de pelos huir.

—¿Jinnie? ¿Todo está bien?

—Te llamo luego, Yeollie, un gato acaba de robarme la cena —y sin mediar más palabra le colgó, dejándolo con la intriga.

JinYoung corrió detrás del gato hasta un callejón, en dónde el minino escaló por la pared y se metió a una construcción abandonada. El chico suspiró dándose por vencido. Un bendito gato le había ganado la comida. Gruñó un poco y pateó el piso.

Salió del callejón y volteó para el lado de la casa con la esperanza de ver al mendigo gato. Vio a un chico con una gorra que cubría su pelo y lo miraba con sus ojos achinados.

—Eh, disculpa, ¿habrás visto algún gato por aquí? —el chico lo miró un poco más, como examinándolo antes de responder.

—No —contestó finalmente. JinYoung lo miró un poco mmolesto . ¿Tanto se había demorado para decirle eso?

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