Sinopsis.

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La observé desde la entrada de su habitación. Aun no creía que aquello hubiera ocurrido.

Mis días solían ser poco interesantes, quizá normales. Pues sólo trabajaba para darme lujos, para ser alguien en la vida... Cómo todos decían.
Yo pensaba que aquel día surgiría igual que todos, sin ninguna novedad, sin ninguna noticia, sin compañía.
Ese día, el cual cambió totalmente de un momento a otro.

Recuerdo que estaba dormida, sí. Tan consumida en ese sueño que me costó oír el sonido del teléfono de casa.
Somnolienta me levanté de la cama y me dirigí con dificultad y lentitud a la sala, dónde se encontraba el teléfono, el cual no dejaba de sonar.
Al descolgar el teléfono y ponerlo cerca de mi oído derecho pronuncié un inaudible "¿Hola?".
Sólo oí unos sollozos, tres segundos después oí como pronunciaba mi nombre. Y nuevamente, otros cortos segundos más me había dicho la noticia inesperada.

Ahora caminaba hasta su cama y me sentaba en el borde de esa. Ella me miraba, noté curiosidad e incomodidad en su rostro.

Supuse que era porque ya no me recordaba.

-Hola. -pronuncié mi primera palabra observándola.

-Mmmh, hola. -dijo dudosa. Una sonrisa se escapo de mis labios.

-¿Cómo estás?. -fruncí mi ceño y elevé mi cabeza.

-Ni bien, ni mal. -respondió con simpleza. Sólo asentí.

Me quedé en silencio, nuevamente dándome cuenta de todo, recordando todo. Todo estaba bien... estaba.

-Nadie me dijo que vendrías... -murmuró entre aquel silencio que se había formado. -¿Qué eres mío?.. ¿hermana?, ¿prima?, ¿amiga?... -las últimas palabras las dejo flotando en el aire.

-Novia, soy tu novia. -me perdí, me perdí en sus orbes marrones. Nunca me cansaría de observarlos.

-¿Y cómo te llamas?. -arrugó su nariz. Siempre me encantaba cuándo hacía aquella mueca.

Sí, estaba triste por lo sucedido pero, por otra parte me alegraba que hubiera quedado con vida.

-Llámame cómo quieras. -fueron mis palabras.

Ellos habían dicho que su memoria jamas regresaría. Yo simplemente no lo creía, no me aferraba a esa realidad... yo tenía esperanzas, tenía esperanzas de que ella volvería a recordar. Volvería a recordar su niñez, volvería a recordar a su familia. Ella volvería a recordarme.

-Bien. -pronunció.

-Cuéntame de ti. -rompí el silencio que nos rodeó. Observé cómo me miraba con ironía y luego reía.

-¿Acaso no sabes?, no recuerdo, chica. -rodó sus ojos con irritación.

Mi ceño ahora era de tristeza, observé el suelo y me disculpé en voz baja.

-¿Qué haces aquí?, discúlpame pero, me incómoda tu presencia. -la escuché decir. Nuevamente la miré. Su rostro estaba sonrojado.

Maldita sea.

Esas palabras las sentí como dagas... Dagas que atravesaron mi corazón y mi alma.

Nunca odié tanto a una persona.

Odiaba al maldito que le había hecho eso a mi mujer.

-Lo siento... -pude decir, y ni siquiera pasaron dos segundos cuando sollocé.

Porque no lo creía, porque no imaginé que esto sucedería, porque jamás imaginé que ella me olvidaría.

-No, no, lo siento, yo lo siento. -escuché que dijo. Sonaba nerviosa. -Cuéntame cosas de ti, así te conoceré más y te consideraré una amiga.

Pero yo no podía, no podía tenerla frente a mi y que me hablará de aquella manera... No podía tenerla frente a mi y que me tratara de esa manera.

Sólo me fui, me fui sin saber cuándo nuevamente la volvería a ver.

Flashblack's. - DuamilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora